Gobierno

Llegar al poder para devolverlo

¿Donde acumula poder Cambiemos? En los otros. Llegar para volver a entregarlo a su cauce de clase y corporativo.

La crisis causó un nuevo Lanata, se podría decir. Un domingo reciente presentó un informe sobre los heridos y caídos del mapa tras la corrida cambiaria. Dentro de ese universo de mortificados mostró a una pareja de clase media a la que se les había adjudicado un PROCREAR. Estos jóvenes dichosos emprendieron su carrera desesperada contra la burocracia y la depredación inmobiliaria para que el monto no les quede corto. Estuvieron a 20 mil dólares de agarrar el sueño de la casa propia, y cuando ya habían agotado también todos los recursos de préstamos familiares desistieron. Ya habían abandonado el departamento que alquilaban (son un matrimonio con un bebé), y se fueron a vivir a la casa de los padres de ella, amontonaron sus cosas en el garaje. 

Viene a cuento porque no sólo Lanata tiene en esa pareja de defraudados su histórico sujeto, sino también porque a esta altura del gobierno podemos preguntarnos todos: ¿a qué ciudadano de a pie le sirvió hasta ahora este gobierno? No lloraron ni rabiaron, pero eran el reverso de la pareja del Galicia: vuelvo rendido a la casita de mis viejos. Capitalismo no apto para consumistas, ni aspirantes al progreso.

Cada choque de placas tectónicas de la economía deja víctimas reales así, en fosas comunes, y es atento el reflejo televisivo que los ve venir como a zombis y captura su testimonio. La oposición debería recoger el guante de este nuevo género de perdedores: Cambiemos tiene sus víctimas. Un tip para la retórica: es hora de decir más "los argentinos", se acabó el tiempo de políticos opositores comentando la política o la unidad del peronismo como si fuera su objeto de estudio o vestidos con un cotillón ideológico que transpira endogamia. En mayo se abrió una herida real. Comenzó a vivirse el trauma de este gobierno, y el relato de sus traumados. Cada gobierno deja los suyos, y mayo abrió la "marca Cambiemos": los que creyeron en la meritocracia y quedaron con la ñata contra el vidrio del festival de bonos.

No se construye capitalismo sin política

Pero nada altera el método. Macri no convoca a un Gran Acuerdo Nacional, como le piden muchos, y lo dijo Peña varias veces, porque no creen en lo que garantiza el que se sienta en la mesa. Y porque no quieren creerle a nadie. Nacidos del desprecio anti político a los intermediarios y representantes de la sociedad civil: ¿para qué van a hacer la fiesta de la Moncloa? En la lógica del gobierno, en su descripción (que es su deseo también) dicen: ¿con quiénes hay que sentarse y decir "tengo en mi mesa al movimiento obrero organizado", "tengo en mi mesa a las organizaciones sociales", "tengo en mi mesa a toda la oposición política"? Ese realismo político es metodológico y conveniente: ¿a quién le quiero dar poder? Veamos un poquito la relación de Cambiemos con el "poder".

Devolver el poder

La híper enroscada forma de "hacer política sencilla" que gobierna la mente de Macri (cuyo joystick conceptual a su vez maneja Peña) es una política líquida sin grandes acuerdos. ¿Y dónde acumula poder el gobierno? En otros. ¿Qué otros? Llegaron al poder para devolverlo, para volver a entregarlo a su cauce de clase y corporativo. A Clarín, al campo, a las fuerzas de seguridad. Dicho rápido: ¿qué encontraron en Balcarce 50? Demasiado poder. Esa era la pesada herencia. Demasiado poder político, demasiado poder en la política y en el Estado.

Y la corrida cambiaria no los corrió de ese eje jamás. Siguieron hablando de lo que pide "el mundo" o "los mercados" con un idioma que tiene naturalizado ese poder y al que se niegan a identificar. ¿Quiénes son los mercados? ¿Contra quién lidia el Banco Central? A lo mejor, en el extremo de la inflación, el presidente emite algún esbozo sobre la viveza empresaria, pero en el fondo todo eso permanece en la opacidad. Y en esa misma lógica se cierra la ecuación del ajuste: hay cosas impensables. Como le dijo Macri a las entidades agrarias: las retenciones no se tocan. La pelota no se mancha. Podríamos a esta altura escribir una historia de la democracia como una historia de las retenciones. Economistas cercanos al gobierno ya apuntalan la necesidad inmediata de revisar la baja de retenciones a la soja mientras el Estado no tenga plata. Llegar al poder para devolverlo. Que haya poco poder en Balcarce 50. Lo que no implica que haya menos o poco poder en la Argentina, pero en su sesgo clasista.

La híper enroscada forma de "hacer política sencilla" que gobierna la mente de Macri (cuyo joystick conceptual maneja Peña) es una política líquida sin grandes acuerdos. ¿Y dónde acumula poder el gobierno? En otros. Llegaron al poder para devolverlo: A Clarín, al campo, a las fuerzas de seguridad. 

El programa (PPT) que construyó la narrativa final del kirchnerismo ahora empieza a acopiar los sobrantes del "modelo macrista". A Clarín le devolvieron todo el poder, pero Lanata percibe la audiencia, en su profunda adicción al rating. Es hora de empezar a nombrar la soga en la casa del ahorcado. La anti pareja del Galicia pasa la noche en el garaje de los suegros. La cuna al lado de la heladera. La noche en vela de nueva gente que le desea al gobierno lo peor.

No hay peor perdedor que el estafado en su ley. Que el que les creyó. Todo el mundo se levanta a la mañana y hace girar la rueda. La del trabajo, la doméstica, la de la misión, la de la neurosis, la de matar el tiempo a lo bobo también. La economía que cada vez divide más entre inútiles y útiles no soslaya lo obvio: que cada persona se sienta única. En Argentina se tradujo en derechos el deseo. Nunca fuimos el peor país del mundo. Lo supo el mundo que nunca cesó de depositar racimos de migrantes para hacer su sueño en las fronteras. Está escrita en la constitución americana "la búsqueda de la felicidad". Cada cual sabrá qué significa eso.

El ajuste y la corrida carcomen el estado de ánimo. En un país donde todo el mundo sueña mucho, no puede haber un gobierno solo realista. Sacándonos de encima las dictaduras, lo mejor que se hizo en Argentina siempre tuvo una cuota de "imaginación al poder", audacia y simulación. Si no hay moneda hay que inventarla. Esta menta de "el mundo nos pide" va a terminar haciendo extrañar a todos las distorsiones, incluso a quienes las discutieron, como esos economistas liberales pero sensatos. Esa fibra captó Los Simuladores, en la televisión defaulteada de 2002. No un país chanta, pero sí un país de gente que no se rinde y que inventa un intercambio. Si no hay moneda pagame con tu sociedad, decían ("Lampone, el pedido es sencillo"). Y buscaban vengarse en nombre de todos los que sufrieron ofensas.