Gobierno

No se construye capitalismo sin política

El cambio de régimen le quedó grande a los CEOs. Construir capitalismo no es lo mismo que administrar una empresa.

El gobierno de Macri está recibiendo desde el lugar menos esperado una lección de real politik. Wall Street tiene un diagnóstico contundente sobre la actual crisis: A Macri le falta política profesional. Después vienen las fallas de gestión.

Es fascinante porque desmonta todos los supuestos sobres los que Macri edificó su Gobierno. Imaginó que un gabinete de CEOs era lo que hacía falta para atraer inversiones. Calcar sobre la piel del Estado el organigrama de las empresas. ¿Cómo se puede ser más pro mercado?

"La idea de un gabinete técnico es posible para un país con décadas de macroeconomía estabilizada, para una Argentina que viene de un default y doce años de populismo hacen falta políticos muy experimentados", razona un operador de Wall Street, con un sentido común que no abunda en el Gobierno.

Pero en la génesis del experimento macrista se puede encontrar la semilla que hipertrofió en este gabinete nacional. Es el postulado "teórico" de Jaime Durán Barba que Macri compró a libro cerrado: A la gente ya no le importan las ideologías y está harta de los políticos, lo único que le interesa es la buena gestión.

Un razonamiento que puede funcionar a nivel municipal, donde no hay que tener un proyecto de país, ni manejar la macroeconomía, ni pensar en que lugar nos posicionamos en el juego geoestratégico. Por eso, el ascenso a la Casa Rosada no es en rigor un ascenso, sino un cambio de juego. Un territorio inexplorado para muchos exitosos, que se desorientaron en los salones coloniales de la Casa Rosada.

Hay que tener visión de país, talento para construir un relato claro y políticos fogueados en la administración de poder real. Si además se quiere encarnar un cambio de régimen, como pretende Macri, esa exigencia se dispara al tope de gama disponible. No es mirando una hoja de cálculo como se da vuelta un país. Es en la pelea cuerpo a cuerpo, en el correcto emplazamiento de los incentivos adecuados a los líderes de las corporaciones. Y sobre todo, con pensamiento creativo aplicado a la política. En este tipo de procesos de cambio profundo los manuales se queman antes de leerlos. Como una misión imposible. Que lo es.

"Estos muchachos no entienden que la política es un ejercicio cotidiano de administrar frustraciones", teoriza Miguel Pichetto.

Rescatando al soldado Macri

Por eso, después de la paliza de los mercados, los dos últimos cambios de gabinete de Macri parecen ir en una dirección mas sensata. Dante Sica y Javier Iguacel le suman pragmatismo y sentido político a la misma dirección que venían transitando sus áreas.

Porque salvo el kirchnerismo y la izquierda, son pocos los que le discuten a Macri el sentido general del cambio que enuncia. Lo que está en debate es la baja eficiencia. Y esto también es fascinante, porque demuele otro de los mitos del discurso de la no política: Su supuesta eficacia, que en este caso terminó consolidando una experiencia en la que se duplicó la deuda externa, sin haber ordenado casi ninguna variable macro y al mismo tiempo derrumbó el poder adquisitivo de la población en al menos un 30 por ciento. Cuesta encontrar alguna virtud en ese paisaje.

Por eso, la receta del mercado para este momento, propone a Macri regresar al modelo más tradicional, que toda su predica Milenial vino a impugnar. Desarmar la súper Jefatura de Gabinete y su esquema de controllers, armar un gabinete de ocho ministros y que esa sea la mesa chica del Presidente. Más sencillo y old school imposible.

Cuando le acercan este mensaje, Macri se enoja y apela a organigramas de Estados desarrollados, que tienen un par de decenas de ministerios. Cae así en la trampa del Excel que le acerca Lopetegui. En política lo menos importante suele ser tener "razón", se trata más bien de interpretar y guiar expectativas. En eso está fallando.

Los grandes líderes de la historia no eran obsesivos de una pureza de gestión, que no deja de ser un aburrido ideal de gerente de nivel medio. Se concentraban más bien en tratar de entender el proceso histórico y encontrar el mejor lugar posible para insertar en ese devenir, al país que les tocaba conducir. Que es lo mismo que decir: Profundidad para entender, visión para gobernar y hombres prácticos para administrar.

Por eso, la visión del líder es lo único irremplazable y no hay consultora en el mundo que pueda ofrecer ese servicio. Una pena.