Mercados

El ajuste del FMI, la inversión bajo amenaza

El gobierno analiza reponer retenciones. Sería la peor señal para la inversión, único camino para un cambio en serio.

 Devaluación, baja de gastos y más impuestos son las variables a monitorear antes del acuerdo. El tipo de cambio terminaría el año por encima de $ 25,00. Los ministros proponen suspender la baja de retención a la soja, restablecerlas en maíz y trigo. La inversión bajo amenaza.

El gobierno se somete a un acuerdo con el FMI para recibir unos U$S 10.000 millones, que en lo inmediato le permita resolver los problemas de caja que tiene por delante, y recuperar las divisas que perdió en la última corrida cambiaria.

Antes de que se produzca dicho acuerdo, el gobierno tiene que mostrar un programa fiscal, monetario y cambiario, que le permita el FMI estar seguro que podrá repagar el crédito que terminen desembolsando.

¿Qué está haciendo el gobierno en la coyuntura?

1) Está trabajando para desarmar la bola de nieve en el mercado de las lebac. El stock total de lebac se ubica en los $ 1.244.811 millones. De ese total $ 696.331 millones (el 56% del total) vencen dentro de 27 días. Mientras que en 82 días vencen $ 1.071.845 millones (86% del total). En el marco de esta gran concentración de vencimientos, el Banco Central comenzó el operativo canje (bajo un nombre más paquete lo denomino Swap) en donde entregas la lebac de corto plazo, y te llevas (premio mediante) una lebac de más largo plazo.

2) Rascando la olla. El gobierno le tomara los fondos excedentes que consigan las empresas que participan en el Programa Público Privado de inversión en infraestructura, de esta forma podría conseguir unos U$S 5.000 millones en el mercado, y acrecentar un poquito más las reservas.

3) Ajustara el presupuesto público hasta llevar el déficit primario a un 2% de PBI en el año en curso. Para esto trabaja en distintas alternativas que van desde bajar el gasto, devaluar e incrementar los ingresos corrientes.

El déficit fiscal del gobierno en los últimos 12 meses se ubica en $ 385.479 millones, y representa el 3,65% del PBI. Si el gobierno debe bajar este déficit a niveles del 2% del PBI, tendría que utilizar varias variantes.

1) Devaluar el signo monetario para licuar el gasto público. Esto es de una eficiencia relativa, ya que los gastos en pago de jubilaciones, pensiones, asignación universal por hijo y otros planes sociales se ajustan en todos los casos por inflación, este gasto representa el 60,8% del gasto corriente. Algo similar ocurre con los subsidios energéticos, si hay una devaluación estos subsidios crecen, y representan el 9,2% de los gastos corrientes. Esto implica que en dos partidas tenemos el 70% de los gastos corrientes. El impacto de la devaluación podría darse en solo el 30% de los gastos corrientes.

2) Bajar el gasto público. Se puede bajar el 30% de los gastos corrientes que suman $ 700.000 millones, y los gastos de capital que suman $ 191.124 millones. En total suman $ 891.124 millones, y habría que reducirlos un 11,2% para generar un ahorro de $ 100.000 millones. No es imposible pero tampoco fácil.

3) Subir los impuestos. En este ítem es muy difícil de trabajar ya que la presión tributaria argentina es muy elevada, y la mayoría de los sectores de la producción no muestran altas rentabilidades.

La polémica de las últimas horas.

En las últimas horas se desato una gran polémica entre el presidente de la nación y su equipo económico. Mientras que el presidente resiste la posibilidad de reimplantar las retenciones, y persiste en su promesa de bajar las retenciones a la soja; los miembros del equipo económico ven con buenos ojos poner retenciones del 10% al maíz y al trigo, y suspender la baja de retenciones a la soja, que quedaría con una tasa del 27,5%.

La fuente de esta información proviene del presidente de CRA Dardo Chiesa, que ya habría pedido una reunión de la mesa de enlace, y consecuentemente una entrevista con el presidente de la nación, Mauricio Macri. Esta información ha sido ratificada por fuentes inobjetables que nos dicen que este tema estaría siendo evaluado por el Ministro de Hacienda Nicolas Dujovne.

De esta forma, se buscaría acrecentar los ingresos del Estado con el fin de bajar el déficit fiscal, cumplir con un déficit primario del 2% del PBI, y lograr un desembolso de U$S 10.000 millones del FMI. El crédito del FMI sería excepcional, y se habla de una suma superior a los U$S 30.000 millones, aunque U$S 20.000 millones se desembolsarían en el año 2018.

Las subas de retenciones en trigo y maíz, le ayudaría al gobierno a bajar la inflación ya que descenderían los costos internos. Sin embargo, sería una pésima señal para los sectores de la producción, ya que sería un cambio de las reglas de juego, que afectaría la inversión.

La suba de retenciones al trigo y al maíz, como la suspensión de la baja de retenciones a la soja, dejaría a muchas regiones productivas con márgenes en rojo, lo que desataría una ola de protestas en todo el país, generaría más controversias que soluciones a la difícil situación que viven las economías regionales, que vienen de una dura sequía, y posterior sucesión de lluvias que no permitió tener una campaña agrícola importante.

Para este año se esperaban 57 millones de toneladas de soja, y difícilmente se puedan alcanzar 37 millones de toneladas. En maíz se esperaban 43 millones de toneladas, y dificulte se puedan cosechar 31 millones de toneladas.

Los agricultores que sembraron soja pierden ingresos brutos por un total del 62,5%, que está compuesto por retenciones que en mayo son del 27,5% y perdida de cantidades cosechadas del 35%.

El hombre de campo que sembró soja le ingresa el 37,5% de lo que esperaba cosechar a precios internacionales, si a esto el restamos los costos, alquiler de campos y el financiamiento que tomo para la campaña, el saldo es un rojo fenomenal.

En el caso del trigo y el maíz, a la implantación de retenciones sería un gran error, porque se perdería todo lo que se ganó a partir de las mayores inversiones que se realizaron en función de la nueva política que llevo adelante el presidente Maurice Macri.

Mientras algunos técnicos repasan las bondades de la retención para contener los precios internos y el afán recaudatorio, el presidente no ha perdido la mirada crítica de estos impuestos distorsivos. El propio FMI en su dictamen de diciembre de 2017 indica que "se pueden tomar más medidas para eliminar los impuestos distorsivos". Pareciera que la necesidad tiene cara de hereje, el FMI y los técnicos locales van por todo (se acuerdan quien lo decía), mientras que el presidente resiste.

Conclusión

Es muy probable que para acordar con el FMI tengamos un dólar muy alto, que supere el nivel de los $ 25,00 actuales. Haya que sacrificar gasto público en infraestructura. Los ingresos tendrán que crecer con algún impuesto que perjudique a la producción. Sería muy interesante que esto último no ocurra, y no afecte a ningún sector. Si vuelven a colocar las retenciones al campo, la minería o el petróleo, no harán más que retroceder varios casilleros en la ruta de la inversión, que es lo más importante para hacer un cambio de país sustentable.

El resultado final será un crecimiento menor al 2% en el año 2018, una inflación superior al 30% anual, y tasas de interés muy altas, por mucho tiempo.