Gobierno

Macri por ahora respalda a Triaca, pero Quintana lo tiene en la mira

En Trabajo sospechan que el vicejefe agita el escándalo de la empleada. Marcos le pidió explicaciones.

El escándalo de los insultos a su empleada dejó contra las cuerdas a Jorge Triaca, que esta mañana buscó defenderse explicando que el exabrupto fue producto de una situación "muy estresante". Pero la situación del ministro de Trabajo dentro del Gobierno es compleja, aunque por ahora no se habla de su salida.

La razón de esto último es que Mauricio Macri por ahora lo respalda, aunque en el Gobierno dicen que hay que ver hasta cuándo. Se sabe que el Presidente no suele soltarles la mano a sus funcionarios bajo presión, algo que ya demostró en momentos complejos para otros ministros como Patricia Bullrich o Juan José Aranguren.

Pero esto no quita que la situación de Triaca es delicada, según admitieron a LPO desde la cartera laboral. Marcos Peña lo llamó ayer para que le explique los pormenores de la situación, que más allá de los insultos tiene como lado más oscuro que la mujer estaba en negro y tenía un cargo en el SOMU. Algunos especulan que el jefe de Gabinete le pidió que salga a defenderse esta mañana en los medios.

En la intimidad, Triaca le quita dramatismo a la situación y confía en que su explicación cierra el escándalo, aunque tanto en la Jefatura de Gabinete como en algunos sectores del Ministerio de Trabajo no lo ven tan sencillo y ven que el escándalo escala.

Como en cada crisis o escándalo, las especulaciones ya se dispararon. En el entorno del ministro sospechan que uno de los que podría estar agitando el escándalo es Mario Quintana, enemigo número de Triaca en el gabinete. Creen que el objetivo del ex Farmacity es copar la cartera laboral con alguien de su confianza.

Triaca y Quintana tienen una mala relación histórica y ya chocaron varias veces en los dos años de gobierno de Macri. Los cortocircuitos estuvieron mayormente ligados al manejo del tema jubilaciones, que el vicejefe quiere controlar aunque los hechos está bajo la órbita del ministro. Ya chocaron por la reparación histórica, un fallido cambio en la fórmula de actualización y la reforma previsional, todos temas que Quintana maneja a su criterio sin escuchar a Triaca ni a Emilio Basavilbaso.

Pero los chispazos también están vinculados a la relación con los sindicalistas, que por su función en el gobierno y su historia política y familiar maneja Triaca, pero Quintana también quiere controlar, según sospechan en Trabajo.

Antes de este escándalo, el ministro ya venía sospechando por algunas maniobras de la jefatura de gabinete, que cree que estuvieron destinadas a restarle poder. Por ejemplo, desde la Rosada hicieron trascender por algunos diarios la postergación de la reforma laboral, un tema que estaba manejando Triaca con los gremios. También molestó al ex diputado la decisión de priorizar la reforma previsional, pese a que en un momento la idea era avanzar primero con la laboral.

Más allá de las especulaciones, lo cierto es que otros temas ya habían golpeado a Triaca en la interna del Gobierno. Uno de ellos fue la designación de su hermana Mariana en el Banco Nación, que se sumó a los cargos que ya habían conseguido su esposa en Salud, su otra hermana en la Agencia de Inversiones y su cuñado en el BICE. En el gabinete hablan del "clan Triaca".

Otro tema que le recriminan es la derrota de la lista empujada por el Gobierno en el SOMU, después de casi dos años de manejo total de la intervención y de impulsar medidas como el voto electrónico. La derrota en manos de una lista patrocinada por Moyano también se la facturan a Gladys González.

En resumen, en el Gobierno creen que más allá de respaldo temporal de Macri a Triaca, el escándalo de la empleada ya es un triunfo para Quintana, que lidiará con un rival interno más debilitado. En Trabajo temen que termine manejando todo como en la Anses y otras áreas.