Congreso

Massa y Pichetto, preocupados por los casos de corrupción que golpean al sindicalismo

Lo hablaron en la reunión que tuvieron en el Senado. Consideran clave a la CGT para unir al peronismo.

"Los sindicalistas están asustados", coincidieron, palabras más palabras menos, Miguel Pichetto y Sergio Massa, en la reunión que tuvieron esta tarde en el Senado, para planear estrategias conjuntas en el Congreso y para la unidad peronista.

Para esto último consideraron trascendental a la CGT, pero no logran definir una estrategia para sumarlas. "Tienen miedo y las causas son indefendibles", aceptaron.

Hubo evidencias en el Congreso: el petrolero Alberto Roberti, miembro del interbloque federal, es uno de los apuntados por el Gobierno, donde hablan de retomar la demorada reforma laboral tras ver presos a varios sindicalistas más. Temeroso, Roberti se apuró en dar quórum para la reforma previsional.

Coincidieron en que los sindicalistas están asustados y no quieren dar la cara contra el Gobierno. Y que sin una pata gremial será difícil reunir al peronismo y sumarlo a las críticas contra la economía del Gobierno. 

El problema de Picheto, Massa y los gobernadores, es que el armado del peronismo "de centro" que pregonan no puede excluir de una pata sindical, que siempre se hizo sentir cuando hubo presidentes de otras fuerzas.

Sobre todo si planean centrar el discurso contra el Gobierno en la situación económica y la pérdida de poder adquisitivo de sectores medios y bajos. 

Además, el vacío de la CGT lo ocupan los gremios más combativos de la CTA y la izquierda, más cercanos al kirchnerismo, al que el rionegrino y el tigrense quieren fuera de la unidad peronista, pero no les será sencillo si toma voz de mando en los principales reclamos económicos.

Pichetto ya chocó con las evasivas de la CGT, cuando les pidió defender la reforma laboral y no logró escucharlos, pese a que en declaraciones públicas algunos sindicalistas habían dicho estar de acuerdo. No quisieron reiterarlo en el Congreso.

Y mientras la reforma previsional se aprobó en el Senado, la CTA y Pablo Moyano poblaron la plaza para pedir que no fuera ley. Ese día no hubo violencia.