Jordi Borja

"Para levantar el sur de la Ciudad hay que limpiar el Riachuelo y que llegue el subte"

El urbanista que contribuyó a la transformación de Barcelona analiza Buenos Aires: "Grosso pudo ser un gran alcalde", advierte.

 Geógrafo, politólogo, sociólogo y asiduo visitante de la Ciudad, Jordi Borja asegura que el mayor cambio en Buenos Aires fue el "no cambio". Borja es uno de los cocineros de la revolución urbanística de Barcelona y uno de los mentores de la alcaldesa actual, Ada Colau. Pide políticas conjuntas entre la Ciudad y la Provincia y asegura que la "ciudad real" está en el conurbano bonaerense. "La casa es como la Sanidad o la escuela, la necesita todo el mundo. Hay que tasar los precios de los alquileres y si no, subvencionar a las personas", reclama Borja, que fue uno de los protagonistas del "Congreso Internacional de Urbanismo y Movilidad" organizado por el ministerio de Desarrollo Urbano porteño con auspicio de la Corporación Financiera Internacional, la CAF y Enel.

-Visita seguido Buenos Aires, ¿qué cambios notó desde la última vez que vino?

- El cambio más importante que he visto es el no cambio. Pasaron bastantes años desde que vine la primera vez que fue luego del golpe de Estado de Pinochet en Chile. A partir de los años 80 comencé a venir más seguido y me animé tanto que me casé con una porteña. Cuando hablo de "no cambio" me refiero al tema metropolitano, porque allí está la ciudad real, en el Gran Buenos Aires. Tiene que haber políticas conjuntas, la fiscalidad tiene que ser de los dos. También los grandes proyectos urbanos. Esa es la manera para lograr mayor cohesión funcional y reducción de las desigualdades.

-¿Y específicamente en la Ciudad?

-Buenos Aires tiene una gran calidad de ciudad. Claro que hay muchas cosas que mejorar, me parece interesante la operación que comenzó en la Villa 31. Ha sido un cambio, porque en la época de Macri alcalde... un funcionario me dijo que había que arrasar con la Villa 31 y echar a todos sus habitantes a la provincia porque ‘esa gente' no tenía derecho a vivir allí. "Es un espacio demasiado importante para que esta gente viva allí", me dijo. Menos mal que eran 40 mil personas y no pudieron sacarlos.

-¿Tuvo trato con otros gobiernos?

-Desde los años 80 he ido conociendo a los gobiernos. Hubo algunos equipos que no estuvieron mal, como el de Facundo Suárez Lastra y sobre todo Grosso. Si Grosso hubiera podido durar hubiera sido un gran intendente de Buenos Aires. Era un político muy hábil e inteligente, con cultura general y tenía a la Ciudad en la cabeza. Al imbécil de De la Rúa mejor no citarlo, tíos como él hay pocos. En España hay uno que es peor, Rajoy. Pero no han tenido gobernantes potentes. Ayer cené con gente muy crítica con el macrismo y me decían que Rodríguez Larreta es un alcalde potente. Es la primera vez que me hablan de un jefe de Gobierno y las lleva adelante.

Si Grosso hubiera durado habría sido un gran intendente, era un político muy hábil, con cultura general y tenía a la Ciudad en la cabeza. Al imbécil de De la Rúa mejor no citarlo y me dicen que Rodríguez Larreta es un alcalde potente.

-¿Pudo conocer el proyecto para la Villa Olímpica?

-Ahí se intenta hacer un trozo de Ciudad en una zona que hay que desarrollar. Cuando estaban los peronistas menemistas me preguntaron en dónde podía instalarse la Villa Olímpica (Buenos Aires fue candidata a sede olímpica en 2002) y les dije que debía ser en el sur. "Ah no, de ninguna manera. Debe estar en el norte, donde está la gente importante", me respondieron.

-Todavía en la Ciudad hay un desarrollo muy desigual entre el norte y el sur.

-Ese es el gran desafío. Los ejemplos de Londres y Barcelona con los juegos olímpicos hay que tenerlos muy en cuenta porque han ido a actuar en las zonas más desectructuradas. En Buenos Aires es una operación de escala pequeña, pero es algo. En la época de Ibarra una funcionaria me comentó que iban a abrir un centro de la moda en Constitución (el Centro Metropolitano de Diseño), pero con eso no cambias nada. Para desarrollar el Sur hace falta regenerar el Riachuelo y que llegue el metro, y no hay que ser especialista para decir eso, es de sentido común. Es necesario poner infraestructura básica y después vendrán los actores privados.

-¿Cómo se logra disparar un proceso de esas características?

-Hay que plantear dos cosas, el control del suelo y que los programas de vivienda sean con mixtura social. Y también una centralidad fuerte, una zona central en donde se concentren niveles altos de equipamientos y servicios y que tengan elementos simbólicos.

-Los precios de las propiedades siguen aumentando y muchas personas debieron mudarse fuera de la capital. ¿cómo se detiene ese proceso?

-La casa es como la sanidad o la escuela, la necesita todo el mundo. Hay que tasar los precios de los alquileres y si no, subvencionar a las personas. La gentrificación en sí misma no es mala si se incluyen sectores medios y altos porque ayudan a regenerar el tejido. Pero hay que tener cuidado, en Barcelona el barrio más cercano al mar, que es muy popular en la letra, está siendo copado por el turismo o por extranjeros que se instalan allí. Tendría que estar en la constitución que todo el mundo debería tener acceso al techo. Cuando empecé a hacer esto lanzamos una campaña para que el precio de la vivienda no podía pasar el 20% del ingreso. La vivienda es tan indispensable como poder tomar el metro. 

-¿Qué piensa de la venta de terrenos públicos como generador de recursos?

-Me parece mal. Hay que alquilarlos con condiciones. La ciudad que se ha desarrollado de forma más controlada y con más éxito es Estocolmo. A finales de siglo XIX ya habían comprado todo el suelo alrededor de la Ciudad. Y lo alquilaron por 50 o 90 años. Lo importante es que desde el sector público tú puedes poner condiciones.

Me parece mal vender terrenos públicos para obtener recursos para obras, creo más en el modelo de alquilar a 50 o 90 años como hizo Estocolmo, la ciudad que se ha desarrollado de manera más controlada.

-Acá hay una gran discusión sobre si el estado tiene derecho a cobrar una plusvalía, por ejemplo, por rezonificar un terreno.

-En España los socialistas hicieron una ley para los propietarios del suelo cedieran el 15%, yo les he preguntado por qué no el 95%, si al fin y al cabo ellos no han hecho nada, simplemente esperar. ¿Quiere venderlo?,¿prefiere esperar? Bueno, le pondré un impuesto. Un impuesto a la tierra ociosa.

-No tiene una muy buena opinión de los barrios privados.

-Los barrios privados son la negación de la Ciudad. Es una barbaridad. Cuando las ciudades mejoran la gente también reacciona en un plan excluyente. En Ciudad de México, en Coyoacán, la gente de clase alta no querían transporte público porque decían que les molestaba.

-¿Qué piensa del Metrobús?

-El metro (subte) tiene un problema, si quieres desarrollarlo es muy costoso, sobre todo cuando hay tejido construido encima. En la periferia puede ser más fácil. Hay que tener en cuenta eso. El Metrobús facilita la fluidez y además ayuda a empujar el automóvil privado. Yo he usado el de México y el de Bogotá y funcionaron muy bien. Hay que promover mucho que la gente use sistemas no mecánicos. Andar o la bicicleta. La movilidad tiene que ser mucho más ligera. El 10% usa un bien que ocupa el 90% de la vialidad.

-¿Cuál es la última revolución que vio en el urbanismo?

-Creo que la última revolución ha sido muy nefasta y fue la urbanización sin ciudad. Hay grandes formas de urbanización en dónde no existe la ciudad. Hablo de elementos compactos: aquí hay centros comerciales, aquí hay un conjunto de viviendas sociales, aquí hay una villa... y hay una atomización social y una segmentación física. La revolución del mañana debería ser que el territorio sea un sistema de ciudades a distintas escales con zonas rurales o forestales en medio. Europa y América son continentes casi totalmente urbanizados.

En Cataluña tenemos que ejercer la máxima presión para forzar una negociación con un Estado español que es inmovilista. Es poco sofisticado, pero es así la realidad.

-¿Qué posición tiene respecto al referéndum por la independencia de Catalunya?

-Creo que necesitamos rehacer el pacto posterior a la época de Franco y anterior a la Constitución entre las nacionalidades vasca, gallega y caltalana y el Estado español. El comportamiento del Estado español y del tribunal constitucional es claramente anticonstitucional. Creo que tiene que ser un pacto que modifique la redistribución del dinero que no solo afecta a Cataluña sino también a Madrid y a las Islas Baleares. Porque entonces el gasto público por habitante baja respecto a los que antes eran pobres.

Teniendo en cuenta la posición del gobierno español que es totalmente inmovilista, entonces hay que hacer la máxima presión que es exigir la independencia. Después negocias. Independencia para forzar un pacto, es un poco sofisticado pero es así la realidad.