Cristina sobre la demora del escrutinio: "Nunca vivimos este bochorno"
Cristina Kirchner denunció esta madrugada que el Gobierno demoró de manera intencional la carga de datos del resultado en la provincia de Buenos Aires "para montar el show que montaron, como si se tratar de un timbreo".
"Este bochorno no lo vi nunca en mi vida, ni como fiscal, candidata o presidenta, cuando nos tocaba garantizar las elecciones y así lo hicimos, como cuando el mejor presidente (por Néstor Kirchner) perdió por dos puntos y así se anunció, como corresponde", afirmó.
La ex presidenta habló casi a las cuatro de la madrugada luego que durante horas el escrutinio se ralentizara hasta la exasperación, justo cuando Cristina inició una remontada que achicó de manera dramática los seis puntos que había sacado Esteban Bullrich, cuando Mauricio Macri y María Eugenia Vidal salieron a festejar.
Al mismo tiempo que Cristina denunciaba esta situación, desde Santa Fe hacia lo propio Agustín Rossi que reveló que cuando empezaba a acercarse a Cambiemos, el escrutinio provisorio se frenó con sólo el 70 por ciento de las mesas escrutadas y de ese porcentaje curiosamente la mayoría eran de Rosario, su zona de mayor influencia. Finalmente pasadas las cinco de la madrugada se confirmó que el peronismo se imponía en Santa Fe.
Cristina pidió en su discurso a Macri que "revise sus políticas de ajuste, que han rechazado dos de tres bonaerenses" y anunció "hemos ganado la provincia de Buenos Aires", sin embargo, en ese momento los cómputos oficiales indicaban que permanecía con un 34,13% de los votos un 0,3% por debajo de Esteban Bullrich que se mantenía en 34,17% de los votos.
El kirchnerismo denunció en ese momento que Cambiemos se guardó algunas mesas de Mar del Plata donde sabía que ganaban para ese momento, mientras pisaba la carga de todo Punta Indio -un municipio kirchnerista- y cientos de mesas de municipios muy populosos del Conurbano sur en los que Cristina es fuerte como : La Matanza, José C. Paz, Berazategui, Ezeiza, Moreno y Merlo, entre otros.
"Tal vez pensaron que esta noche nos íbamos a ir a dormir, pero no, nosotros no somos vagos, nos gusta trabajar y nos quedamos", chicaneó, revelando que vivió una verdadera guerra de nervios para demorar su aparición hasta que avanzar la carga.
El conflicto comenzó luego de una hora de la demora en la carga, cuando alrededor de las dos de la madrugada, Cristina envió a Leopoldo Moreau a denunciar ante los medios que "el Correo secuestró el resultado hasta que terminó de hablar Macri y terminado el show del presidente, empezaron a ralentar el escrutinio".
"El Correo ya tiene el 93% de los datos de la provincia y no los carga, al mismo tiempo sabemos que bajaron el personal de data entry del 100 por ciento del personal al 20 por ciento, le pedimos al Ministerio del Interior que reponga el personal y terminemos con la carga", agregó el radical que integra la lista de diputados nacionales de Cristina.
Como sea, la extrema paridad confirmó que la polarización terminó funcionando para Cambiemos en la provincia y logró desplazar a Sergio Massa del segundo lugar que los análisis previos le auguraban en el Conurbano, aunque al costo de potenciar a Cristina que esta noche se encaminaba a ganar la elección.
Niños festejando en el bunker de Cristina.
Los 5 puntos que Bullrich le sacaba a Cristina al comienzo del escrutinio provisorio cuando Macri y Vidal salieron a festejar, se fueron achicando a medida que avanzó el recuento, en una tendencia favorable a la ex presidenta que colocó a la elección más importante del domingo en un virtual empate técnico, suficiente para dejarle un gusto agridulce a una victoria que Cambiemos imaginó perfecta.
La lentitud del escrutinio provisorio de la provincia de Buenos Aires, que el Ministerio del Interior había prometido reducir drásticamente y terminó con los mismos problemas que tenía durante el kirchnerismo, terminó así siendo funcional a Cristina que logró darle a su elección una épica inesperada.
Es que Cambiemos hizo una gran elección en la provincia, que terminó empañada por exagerar un triunfo que no estaba asegurado.