NAFTA

La idea de Trump de obligar a México a aumentar los sueldos amenaza la renegociación del Nafta

Se calienta la discusión en la previa al encuentro trilateral en Washington. El factor de la competitividad.

La inquietud en el Gobierno mexicano por el avance de las posturas más duras respecto del comercio bilateral en la Casa Blanca se tradujo este miércoles en la primera advertencia de la Subsecretaría de Comercio Exterior mexicana: si Estados Unidos insiste con revisar el costo salarial, el secretario de Economía Ildefonso Guajardo retirará a México de la negociación por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés).

El subsecretario Juan Carlos Baker había adelantado a LPO que México estaba dispuesto a renegociar el Tratado, pero no a ceder a las presiones de Donald Trump. Es que por la máxima del país menos favorecido, de romperse el Nafta, el comercio bilateral pasaría a regirse por los convenios preexistentes de la Organización Mundial de Comercio (OMC). De ser así, el mercado estadounidense pasaría a cobrarle alícuotas algo mayores a México, pero el mercado mexicano podría multiplicar los aranceles mucho más.

Por eso cuando ayer martes en un encuentro con empresarios a Baker le preguntaron sobre la aspiración del representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer de introducir la cuestión salarial en la negociación. La respuesta fue tajante: si Estados Unidos insiste en exceso con este tema, la renegociación para México se habrá terminado.

Como reveló en exclusiva LPO, el funcionario señaló demasiados puntos grises en este planteamiento que está enfocado en el salario pero que entiende debería correr más por el flanco del poder adquisitivo. Además de que Canadá también tiene salarios menores que Estados Unidos y que en la tierra de Trump el nivel salarial también es muy diverso.

La propuesta que impulsan Lighthizer y los asesores presidenciales Steve Bannon y Peter Navarro consiste en centrar el debate en la cuestión salarial para que en México los costos salariales de los empleados de las multinacionales con más de 500 trabajadores y operaciones a ambos lados de la frontera igualen a los de Estados Unidos. Así, entienden los proteccionistas, no solo las empresas repatriarían operaciones, sino que darían un claro mensaje político a China.

Desde el equipo del secretario Guajardo, sin embargo contraargumentarán que la diferencia salarial no es tal si se contemplan las cargas adicionales que aumentan los costos laborales, como la antigüedad laboral, que genera una distorsión respecto de los salarios netos a uno y a otro lado de la frontera.

También buscarán hacerle entender a Lighthizer que un incremento salarial desproporcionado en México si un correlato de la productividad del trabajo generará una burbuja inflacionaria y una posterior devaluación de la moneda. Por ende, terminarían abaratando las exportaciones mexicanas en su conjunto -no solo las de las multinacionales- e invitando a las multinacionales a mudar sus operaciones de México a China, no a Estados Unidos.

Baker es defensor de la "modernización" del Tratado más que de la "renegociación" y postula la idea de una conversación focalizada en temas concretos. Muchos de ellos ya fueron contemplados por el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP por sus siglas en inglés (propiedad intelectual, comercio digital, etc). Por eso, el Secretario Guajardo aseguraba hasta la semana pasada que era factible concluir las negociaciones antes de fin de año.

No obstante, los últimos dichos de Baker ratifican que México no está dispuesto a controvertir los pilares del libre comercio basado en ventajas comparativas sobre el que se construyó el comercio bilateral desde 1994 y podría levantarse y dar por tierra las negociaciones el próximo 16 de agosto cuando representantes de Canadá, México y Estados Unidos se encuentren en Washington.