Congreso

Marcos a los diputados PRO: "No hay que dormirse con la marcha, lo que importa son los votos"

El jefe de Gabinete comió chorizo sin pan. Monzó se fue a los 15 minutos. Críticas a Lousteau.

Marcos Peña cenó el martes por la noche con los diputados del PRO, como anticipó este medio y buscó apaciguar la euforia de la marcha del sábado: "No hay que dormirse con la marcha, lo que importa son los votos", aclaró.

"Esto no se va a resolver con una guerra de consignas sino cuando logremos mejorar el salario. Y está mejorando, porque es el tercer trimestre de repunte en la economía", se jactó el jefe de Gabinete.

La cena fue en un local que el PRO tiene en un edificio frente al Congreso, donde también supo tener su bunker la Coalición Cívica.

Hubo asado, chorizo y morcilla y una panera para los que quisieran hacer un choripán, tan denostado por Macri cuando celebró la convocatoria del sábado. La mayoría prefirió comer al plato.

Esto no se va a resolver con una guerra de consignas ni con marchas, sino cuando logremos mejorar el salario de la gente, cortó Marcos Peña la discusión sobre que movilizaciones -a favor o en contra- habían movido más gente.

Peña prefirió la cautela. "No podemos convencernos en un partido clasista", advirtió y pidió trabajar "para clase baja", temeroso por algunas consignas reaccionarias de muchos manifestantes que fueron a la plaza de mayo.

"¿Pero acaso no es el voto del peronismo?", lo interrogó uno de los diputados. Peña respondió con datos: "Un 30% de la gente nos vota bajo cualquier circunstancia; y un 30% nos rechaza hagamos lo hagamos. Hay que ir por lo que queda en el medio", adoctrinó.

Como adelantó LPO, alentó a una polarización que excluya a Massa ("Se está cayendo", insistió) y refuerce en escenario del ballotage de 2015, "cuando nos quedamos con dos tercios del tercio del medio", describió.

Y remarcó que para hacerlo hay que recomponer el salario "como se está haciendo", apoyado en planillas con los puestos de trabajo generados en los últimos meses.

Quintana político

A la cena también asistieron los coordinadores de Gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, quienes abundaron en elogios al "trabajo en equipo" del Gobierno.

"Yo no creo en la división entre política y gestión. Ya me considero un político", se jactó Quintana y recordó que los tres no se conocían antes de asumir.

Sin radicales invitados, el más incómodo fue, por lejos, Emilio Monzó. No abrió la boca, comió un chorizo y una morcilla y apenas 15 minutos de iniciada la reunión se fue a cenar a un restaurante de la Recoleta.

Nicolás Massot, jefe del bloque PRO, estuvo un rato pero comió zapallo, afectado por una descompostura que le había impedido asistir unas horas antes a la bicameral de DNU.

A Monzó pareció dirigirse Peña cuando insistió en algunos conceptos que fueron denostados por el presidente de la Cámara, como la importancia de las redes sociales y del timbreo.

"Todavía hay una forma tradicional de construcción política, cuando hoy la gente maneja todo con su teléfono desde la inmediatez. Es un fenómeno por desarrollar", sugirió.

Pidió tener reparos con los análisis de política tradicional "aunque haremos alianzas con fuerzas tradicionales", aceptó. "Es muy importante el cara a cara. El contacto con la gente. Es lo que hizo grande a Vidal, que todos los días recorre dos lugares", ejemplificó.

Sin radicales en la mesa, se hizo lugar para criticar a Martín Lousteau por abandonar la embajada de Estados Unidos, hasta casi definirlo como el radical que no debe estar en Cambiemos.

"Hay que fortalecer Cambiemos en todos los distritos y en lo que gobiernan hay que ganar. Lousteau incumplió con la estrategia. Él tenía que esperar a 2019 para ir a una interna", atacó.