PREVISIBLE: INTERNA FILMUS-GINES

Clarín revela hoy que Daniel Filmus evalúa bajar el perfil de su colega de gabinete.
El incombustible Hugo Guerrero Marthineitz tiene una frase de cabecera: “Nunca aceptes un trabajo cuyo jefe sepa menos que tú”. El desenlace es obvio, el fastidio mutuo. Ginés González García parece esta sufriendo por estas horas los efectos de la inmensa distancia, en términos de trayectoria, capacidad política, intelectual y de gestión, que lo separa del gris Daniel Filmus, que para peor, en plena crisis docente, no tiene mejor idea que abandonar la campaña porteña e irse de paseo a la lejana Australia junto a Julio de Vido, interviniendo en la prensa con su guión habitual: los problemas con los maestros son cuestiones provinciales. Clarín revela hoy que en su ausencia Ginés hizo lo obvio, tomó las riendas de una campaña abandonada ¿La consecuencia? Ahora hablan de bajarle el perfil para no seguir alimentando la pelea con la Iglesia. ¿Habrá sido el chachista Juan Manuel Medina, jefe de campaña de Filmus, el ideólogo de tan brillante estrategia? ¿Y los carteles pendencieros que alaban la honestidad intelectual de Ginés, los levantarán ahora?

Por Mariano Pérez de Eulate


Un debate sobre estrategia electoral atraviesa por estas horas al kirchnerismo porteño: entre los varios sectores que respaldan la candidatura de Daniel Filmus hay un consenso extendido sobre la necesidad de que el ministro de Salud, Ginés González García, que encabeza la lista de legisladores, adquiera un protagonismo mayor en la campaña.



El problema es que, según el análisis de esas mismas fuentes, pueden correrse riesgos inoportunos. A saber: un posible opacamiento de Filmus ante un Ginés que suele ser arrollador en sus posturas y convicciones y, tal vez lo más importante, un posible papel activo de la Iglesia criticando al ministro de Salud.



Ginés reúne dos condiciones que son resaltadas por los estrategas de Filmus. Suele reconocerse como peronista, a secas, y así —y no sólo con el difuso o más amplio "kirchnerista"— lo evalúan los votantes tradicionales de ese partido. Y muestra condimentos de pensamiento progresista que, por su área de trabajo, se reflejan en la defensa del uso de anticonceptivos, en su rechazo a definir la llamada píldora del día después como un método abortivo y, lo más polémico, a su clara definición a favor de la despenalización del aborto.



Los kirchneristas saben que estos conceptos exponen al candidato a legislador a la crítica de grupos vinculados a la Iglesia Católica, algunos jugando con los rivales de Filmus. No extraña: Ginés es un ministro fuertemente enfrentado a la cúpula eclesiástica, con especial distanciamiento desde el episodio en el que el ex obispo castrense, Antonio Baseotto, sugirió "tirarlo al mar" justamente por sus postura frente al aborto.



Ese "temor" a chocar con la Iglesia acaso se alimente de la desconfianza que sienten por estos días en el Gobierno por el papel que ha adquirido monseñor Jorge Bergoglio, el titular del Episcopado. Cerca de Filmus sindican al cardenal como factótum del acercamiento entre Jorge Telerman y Elisa Carrió.



El problema de fondo en el búnker de campaña de Filmus es que los kirchneristas porteños no terminan de definir una postura política respecto a esa situación con la Iglesia. Están los que dicen que Filmus y su gente deben salir a enfrentarla, si es necesario, para levantar a Ginés; y están los que piensan que eso puede restar votos más que sumarlos.



Los afiches que ya están pegados en las calles porteñas con la cara del ministro de Salud hablan de que Ginés "dice lo que piensa y hace lo que dice". Lo muestran, es obvio, en actitud jugada, polémica.



Esta semana, en oficinas de la calle Callao, Ginés encabezó reuniones con cierto rol protagónico, transmitiendo instrucciones a operadores kirchneristas. Coincidió con el viaje de Filmus a Australia, tal vez una ausencia inoportuna en plena campaña. "Bajó línea" contó uno de los asistentes.