Congreso

Macri aprovecha la derrota de ganancias para lanzar una campaña antiperonista

La Rosada bajó la orden de extender los discursos y denunciar un pacto desestabilizante. El fin de las negociaciones.

“Quisimos negociar y nos corrieron el arco”, protestó Luciano Laspina, diputado del PRO y presidente de la Comisión de Presupuesto, el primero de los discursos oficialistas en el debate de Ganancias, que terminó con un triunfo de la oposición. 

Luego vinieron muchos más: tras el acuerdo opositor, los operadores de la Casa Rosada enviaron la orden de estirar el debate con todos los oradores posibles y sumar presencia mediática este miércoles a primera hora, ya con derrota a cuestas, que la Casa Rosada quiere aprovechar para marcar el inicio de la campaña de Cambiemos: El antiperonismo será el eje de lo que viene. 

"No les alcanza con perder las elecciones, siguen siendo tiranos! Si tenemos que perder la votación la perderemos, pero queremos dar nuestros argumentos. Nunca me esperé presenciar algo así”, gritó obediente una exaltada Silvia Lospenatto, mano derecha de Emilo Monzó, que por esas contradicciones de Cambiemos, se sigue reivindicando peronista. 

Macri eligió patear el tablero de una posible negociación y empezar ya mismo la campaña, agitando el antiperonismo. En la Rosada creen que apelar al fantasma de la desestabilización, pasará a un segundo plano el malestar por la economía que no arranca.

Fue una estrategia cocinada de apuro porque el primer plan no funcionó: Dividir a los tres bloques peronistas apelando a los gobernadores.

El Gobierno tampoco pudo sacarle todo el jugo que esperaba a la sesión. viejas conocedoras del reglamento, Graciela Camaño (Frente Renovador) y Teresa García (Frente para la Victoria), pidieron una moción para acelerar la votación y con toda la oposición de acuerdo adelantaron su triunfo. Le impidieron así al oficialismo extender su catarsis. 

Antes había pasado la primera tanda de diputados de Cambiemos despotricando contra la unidad peronista, idea que habría madurado el viernes, durante el retiro espiritual del Gabinete en Chapadmalal. Fue en ese retiro espiritual donde la conducción del Gobierno descartó la apelación de Gabriela Michetti a sellar un acuerdo de gobernabilidad con el peronismo y se optó por el camino opuesto.

"Ahí lo tienen a Massa con Kicillof y los kirchneristas, está bueno que quede claro que son lo viejo", era la línea que este martes bajaba de la Jefatura de Gabinete, que ha hecho de "las fotos", las que busca y las que rehuye, el eje de su accionar político.

El día anterior, Sergio Massa y Diego Bossio se habían unido para emitir un dictamen sobre Ganancias, ignorando las concesiones que el oficialismo había hecho el día anterior para buscar su apoyo, como la deducción de alquileres. Fue el anticipo de una alianza peronista más amplia, que terminó conteniendo al kirchnerismo, con el líder del Frente Renovador como puente de las distintas expresiones.

Macri con Quintana y Monzó en la reunión de este martes, en la que ordenó avanzar con el antiperonismo.

Mario Quintana, encargado de seguir estos asuntos, le planteó el escenario de posible acuerdo a Macri quien prefirió patear el tablero y empezar la campaña electoral, donde siempre se siente cómodo. El rival es el peronismo en su conjunto y su historia desestabilizadora, un fantasma capaz de olvidar las penurias económicas, creen en la Casa Rosada. 

Ya lo habría pensado tras el fracaso de la reforma política en el Senado. “Esto me huele a Durán Barba”, bromeaban los diputados de Cambiemos, tras leer el guión oficial y anotarse para hablar. 

Uno a uno empezaron a cumplir. Incluso los aliados: el tucumano Juan Casañas, cercano al titular del Plan Belgrano José Cano, dijo que “Cristina Kirchner está muy contenta” porque había logrado poner “los patitos en fila”.

Emilio Monzó se mostró tranquilo durante todo el día, como si supiera lo que iba a ocurrir. En septiembre, le advirtió a Macri que debía incluir 50 mil millones de pesos en el cálculo de ganancias para 2017 y así evitar un contrataque. El presidente puso la mitad. 

Según supo LPO, en su catarsis los diputados querían también hablar de un rebote económico “que todas las facciones peronistas buscan aplacar”. Como con la ley antidespidos, el trabajo era para explicar la derrota. Y hacerla menos dolorosa.