México

Ex gobernadores mexicanos acusados de corrupción creen que el FBI va por sus fondos en Estados Unidos

Temen que se abran nuevos casos durante los primeros meses de la presidencia de Trump.

El martes de la semana que comienza habrá una cita para pocos en el despacho de Alonso Aguilar Zinser, abogado estrella famoso por defender a políticos encumbrados del PRI que luego son perseguidos por la autoridad. Su cliente de mayor renombre de los últimos tiempos es el ex gobernador de Nuevo León (Monterrey), Rodrigo Medina.

La junta tiene como meta ofrecer algunas precisiones sobre algunos movimientos que están ocurriendo en Estados Unidos y que comienzan a generar alguna inquietud. La reactivación del caso del ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, encendió luces de alarma e instaló una preocupación entre ex mandatarios estatales: la narrativa antimexicana de Donald Trump incluye que el FBI tenga cada vez más herramientas para investigar los fondos ingresados al circuito bancario estadounidense desde México y especialmente aquellos que estén relacionados a la política.

La narrativa antimexicana de Trump podría acelerar las investigaciones por lavado de ex gobernadores de México que invirtieron millones de dólares en Estaos Unidos, un proceso que hasta ahora con Obama no avanzaba.

En junio el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el FBI anunciaron tener un archivo abierto sobre posibles actos de corrupción por parte del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo. Casos similares podrían afrontar ex gobernadores como Medina o Egidio Torre.

México vive un notable proceso político respecto a varios gobernadores y ex gobernadores, que enfrentan casos de corrupción y en algunos casos están directamente fugados, como el mandatario de Veracruz, Javier Duarte. Esta dinámica se aceleró luego de la derrota que sufrió el PRI en las elecciones de este año, lo que llevó al presidente Enrique Peña Nieto a ubicar en la cúpula del partido a Enrique Ochoa -un técnico cercano que se desempeñaba en la corporación de electricidad- con el mandato de avanzar contra los casos más irritantes de corrupción, aunque sean de su propio partido, como respuesta al voto castigo que sufrió.

El ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina.

En la comisiones del Senado en Washington es habitual que los representantes de Estados limítrofes con México reclamen una mayor investigación federal de los fondos ingresados desde México. John Mc Cain, republicano de Arizona, suele ser un declarante en estos temas. Ha llegado a señalar incluso cierta reticencia del gobierno de Barack Obama con este tipo de investigaciones.

Pero Trump ganó su presidencia atacando a México. Y el director del FBI James Comey tuvo un rol en ese proceso con sus cartas al Congreso a una semana de la elección hablando sobre los mails de Hillay Clinton. El círculo se cierra con el dato de que a Comey le interesa todo lo que tiene que ver con lavado de activos. Antes de llegar a la cima del FBI fue consejero del HSBC, entidad implicada en un escándalo global por lavado. 

Por eso desde que llegó a su oficina en 2013, Comey se dedica con intensidad a estos temas a pesar de que medios como Forbes o The Wall Street Journal lo acusen de mesurar su paso por el banco anglo-holandés.

Para Trump va a ser un problema interno deportar a familias que viven en EU pero también es cierto que va a construir un enorme capital social si emprende acciones contra los delitos de cuello blanco que tengan que ver con mexicanos. Yarrington podría ser solo el principio.