Fútbol

Qatar 2022 o como implantar un deporte popular en el desierto

El reino planea construir doce estadios futuristas de la nada, mientras los partidos se juegan casi sin público.

En el souq waqif de Doha, un centro comercialmontado en aldeas, muchos locales tienen afiches del príncipe Mohammed bin Hammanal Thani levantando la copa del mundo hace seis años, cuando Qatar fue elegidacomo sede del mundial 2022, un proyecto que este emir controla personalmente.

La votación quedó envuelta en polémica porsupuestos soborno y la prensa europea habló sin vueltas de dádivas al entoncespresidente de la FIFA, Josep Blatter, eyectado cinco años después por denunciasde corrupción.

Va a ser el único Mundial donde vas a poder ver varios partidos en un día, explicó a LPO un entusiasmado Gastón Gaudio, amigo personal del emir de Qatar.

Nada de eso importa en Qatar, donde hace tresaños Bin Hamman le cedió el cargo de emir a su hijo Tamim bin Hamad Al Thani,de sólo 36 años y también fanático del deporte y obsesionado con que todo salga bienesos 28 días.

“Va a ser el único mundial de fútbol en el queun espectador podrá ver varios partidos en un día, porque habrá estadioscerca”, le contó a LPO en Doha un entusiasmado Gastón Gaudio, amigo del emirdesde la adolescencia.

Tal como celebra el ex tenista, hay ocho estadios programados para el mundial y casi todos quedarán a pocos minutos del centro de Doha, la capital, unaciudad decorada con edificios futuristas y permanente obra en su periferia.

La mayoría de los escenarios está en construcción bajo un programade obras intensivas que provocó la reacción de Amnistía Internacional por lascondiciones de los obreros, casi todos oriundos de India.

En octubre uno de ellos murió en lalocalidad Al Wakrah, la tercera en importancia en la pequeña Qatar, que tiene sólo 11.586metros cuadrados y 563 metros de costa.

Aunque trabajen día y noche seráimposible albergar a tanta gente y por eso hablan de hoteles flotantes ytransporte fluvial para trasladar a los plantes y parte del público.

Tras el escándalo de la FIFA que sellevó puesto a Blatter, el emir ajustó las tuercas y le fue bien: no sóloratificaron a Qatar como sede sino que modificaron las fechas del mundial, paraque se juegue entre el 21 de noviembre y el 18 de diciembre.

Entre junio y julio se registrantemperaturas de 50 grados y el emir no quería razones para tener que volver anegociar a último momento.

Cerca de la realeza dicen que laobsesión de los Al Thami (el vice emir Abdullah bin Hamad, influye tanto a más que susuperior en las decisiones) por el mundial esque consideran que ese año se limpiará la imagen del mundo árabe, manchada porlas organizaciones terroristas.

La final de la copa Asia celebrada en el semi vacío estadio Qatar Sports Club Stadium en Doha.

Es que lo busca el emir con su cadenatelevisiva Al Jazzera, una competidora árabe de la CNN que incluso estuvotentada de quedarse con los derechos del fútbol argentino, sponsoreada por elpresidente de River, Ricardo D´Onofrio.

Como sea, la pasión del emir por el deporte lo impulsa aorganizar torneos de elite como el abierto de Doha de tenis, pero siempre tieneel mismo problema: el público local no quiere ir, acostumbrado a permanecerencerrado por las altas temperaturas.

LPO lo comprobó durante la final dela copa de Asia, celebrada una semana atrás en el Qatar Sports Club Stadium en Doha,donde el club de la fuerza aérea de Irak venció a los indios de Bengaluru FCpor 1 a 0.

El emir es una apasionado del deporte y organiza en Qatar torneos de elite como el abierto de Doha de tenis, pero le pasa como en los campeonatos de fútbol, los estadios están vacíos: la gente no suele salir de su casa por los calores agobiantes.

El estadio era pequeño, no cabían másde 15 mil personas, pero en las tribunas no había más de mil, aunque muybulliciosas.

Por el club circulaba gente queclaramente no estaba interesada en aprovechar la ocasión para ver una final,cuya organización era profesional, con prolijas salas de prensa y deconferencias de prensa y personal identificado.

Enfrente hay una pequeña mezquita,donde en pleno partido la gente se acercaba sin problemas a rezar. Dejaban suscalzados en las veredas.

Para formar a loschicos en el deporte y sacarlos del sedentarismo, el emir trae divisiones menoresde equipos de renombre internacional para hacerlos competir. Ya pasaron la sub17 de San Lorenzo y el seleccionado argentino de handbool que participó de losúltimos juegos olímpicos.

Además, los sheick quemanejan los 14 clubes de la pequeña liga de fútbol de Qatar pagan una fortunapor entrenadores, todos extranjeros.