Telecomunicaciones

Las telefónicas presionan para usar la red de Arsat para dar cable

Quieren aprovechar la fibra óptica que tendió el kirchnerismo para dar cable sin invertir en redes.

 Lasalida del kirchnerismo del poder tuvo el efecto de sacar a flote la pelea defondo del mundo de los medios que estaba tapada por la guerra de Cristinacontra Clarín. El enfrentamiento estratégico es entre las telefónicas y los cables.

Elgobierno de Mauricio Macri viene surfeando esa tensión enviando gestos a uno yotro lado, con funcionarios mas cercanos a los medios y otros a lastelefónicas. Sobre este último grupo se desató una operación fuerte en losúltimos días para que se hablite a las telefónicas a usar la infraestructura dela estatal Arsat, para brindar servicio de cable y acaso banda ancha.

Laidea es aprovechar el descomunal tendido de fibra óptica que hizo el gobiernode Cristina Kirchner en todo el país y que nunca se utilizó por esas cosas delkirchnerismo: Tendieron más de treinta y cinco mil kilómetros, pero se mancaron cuandohabía que construir la “ultima milla” que le daba capilaridad a la red en lasciudades.

Esegigante dormido más la capacidad satelital de Arsat es hoy un bocado apetecidopor las telefónicas, que se ahorrarían así la multimillonaria inversión enredes, en las que cableoperadores como Cablevisión, Supercanal y Telecentrollevan invirtiendo hace décadas.

Operadorespolémicos

El lobbysta en jefe de lastelefónicas en el Gobierno es el abogado José Sánchez Elías, que rechazóformalmente formar parte del gabinete, pero ubicó en el Ministerio deComunicaciones a su alfil, Héctor Huici, actual secretariode Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

Este abogado, ex integrante del poderoso estudio M&M Bomchil, litigó contra laArgentina en el Ciadi y le ganó al Estado un juicio que obligó al paísdesembolsar 133 millones de dólares a la firma MS Gas Transmission Co. Tambiéndefendió ante el tribunal del Banco Mundial a Enron. Hoy es una figura clave enla definición de la normativa que regulará la convergencia que el gobierno deMacri va habilitando.

Héctor Huici, Roberto Catalán y Oscar González, mantienen relación con el ex funcionario menemista Germán Kammerath, un hombre de acceso directo al presidente Macri en el tema de telecomunicaciones.

Loacompañan en ese trabajo Oscar González y el riojano Roberto Catalán, hijo deun ex juez de la Dictadura condenado por violaciones a los derechos humanos. Catalán tuvo recientefama porque el gobernador de La Rioja, Sergio Casas, lo tuvo que echar deldirectorio de la empresa provincial de energía, cuando este abogado tildó de“asesinos” a los padres del nieto recuperado 121.

“Noavalo desaparecidos, ni un niño apropiado, tampoco el olvido de las víctimas deTerrorismo. Menna y Lanzilloto eran asesinos, no militantes”, tuiteó elentonces director de la estatal Edelar.

Luegode recibir cuestionamientos de los organismos de DDHH de La Rioja, Catalán nose amilanó: “¿Y si le sacan la pensión vitalicia a los autodenominados presospolíticos que tengan otro ingreso estatal y le dan a los jugadores del 78?”,propuso.

Hoyeste abogado logró reciclarse en el entorno de Huici. Pero no fue casualidad.En los noventa, presidió la Comisión nacional de Comunicaciones (CNC), dondejunto a Huici y González trabajaron bajo las órdenes del cordobés GermánKammerath, un asesor directo del presidente Macri en telecomunicaciones, quemantiene su influencia intacta.

Todosellos comparten además trabajos jurídicos en el mundo privado, donde suelencontar a las telefónicas y sus empresas vinculadas como clientes. Por eso loscables preparan una denuncia por incompatibilidad, porque pusieron baso suórbita el tema satelital, pese a que tienen como clientes a las satelitalesTesacom e Hispasat.

DanielVila y Alberto Pierri, dueños de Supercanal y Telecentro, están furiososademas, porque se enteraron que quieren cambiar la normativa que firmó Macripara bajar en un año en plazo para que las telefócnicas ingresen al negocio delcable, cuando ellos estaban reclamdno que por el contrario se extendiera cincoaños extra la prohibición.