La Biblioteca del Congreso de la Nación es uno de los tesoros escondidos del Parlamento y no únicamente por su capital cultural: la cantidad de empleados, que oscila los 1500, se convierte a menudo en un terreno de disputa de poder.
Y en este año de cambio de roles, la pelea no tardó en llegar y tiene como principales protagonistas a La Cámpora y a la Asociación de Personal Legislativo (APL), el gremio liderado por Norberto Di Próspero, recientemente reelecto, en un año donde venía golpeado por la ola de despidos.
Para imponerse fue clave el respaldo de estructuras voluminosas como la Biblioteca, donde obtuvo 1200 votos y su rival sólo 86. La oficialista lista verde y blanca se impuso por 6289 contra 1160, o sea, los bibliotecarios fueron los más influyentes luego de los empleados rasos de Diputados y Senadores.
Y justo en diciembre concluyó el mandato de la senadora Roxana Latorre, quien por seis años presidió la bicameral de la biblioteca y con ese cargo bajo el brazo le garantizó a Cristina Kirchner su voto cada vez que hizo falta. Ya nadie recordaba que llegó al parlamento como mano derecha de Carlos Reutemann.
En un Congreso sin mayorías consolidadas, la pelea por el reemplazo de Latorre terminó ganándola el Frente para la Victoria, a través de un pacto entre sus referentes de ambas Cámaras y el Frente Renovador.
La elegida para presidir la bicameral fue Teresa García, histórica secretaria parlamentaria del bloque, tan respetada como temida por quienes durante años la vieron garantizar el quórum del FpV sea cual sea el momento del Gobierno.
Alterados, los radicales hicieron causa común con el PRO e impusieron de vicepresidente al senador radical Juan Carlos Marino, con la misión de monitorear los números de cerca.
La pelea por ser secretario de una comisión que nadie sabe cuándo y para qué se reúne fue por demás curiosa: se anotaron el diputado del Frente Renovador Carlos Selva y los senadores Reutemann y Oscar Romero, miembros del interbloque federal.
Reutemann casi no participa de las comisiones pero en esta tenía trabajo: Latorre nombró a muchos dirigentes de Santa Fe que buscaban alguna protección política territorial y aunque el ex corredor odia ese rol no le quedó otra que asumirlo.
La disputa se hizo más sangrienta en un año donde la tendencia es achicar las plantas de personal y no agrandarlas. “García llegó con una lista de 200 militantes de La Cámpora para nombrar, pero no hay lugar para nadie”, denunciaban los senadores de Cambiemos.
Cerca de La Cámpora cuentan otra historia. Hablan de un celo excesivo de Di Próspero por cubrir vacantes que surgen y van a seguir surgiendo, porque la biblioteca tiene cuatro edificios, muchas tareas a cubrir y ante cualquier traspaso o jubilación se abre el libro de incorporaciones.
Pero nunca falta un pícaro que simule esas situaciones para nombrar a uno de los suyos de incógnito. “Di Próspero tiene una fortaleza en la Biblioteca y otra en la imprenta. Hay muchos que nunca aparecen y queremos ver cómo los defiende”, denuncian desde el kirchnerismo, airosos por nombrar a sus compañeros desocupados.
La pelea entre Di Próspero y los K recrudece porque no tiene un árbitro muy claro, dado que ambos se llevan a las patadas con Gabriela Michetti y Emilio Monzó, jefes finales de cualquier decisión administrativa. Y de la preciada Biblioteca.
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- 206/06/1611:24Que karajo es esto? Es lo mas parecido a un maxikiosco narco...
- 105/06/1602:30La verdad, es la única realidad y ladron que roba a un labron tiene cien años de perdón a los camporitas que se colgaron de la pollera del 54 % de cristina deberían ser empleados de Andrade y Penacca en la legislatura en la realidad ponerse a laburar dejar la mestindad de la rosca, sacarce la gorra de vigilantes como Carrio ya demasiadas veces se gana con pija ajena y sin interna del gordo Di Próspero que te puedo decir sí cago a Sablich siendo el adjunto del gremio para que los radicales y el ejército de los progresistas de turno sigan así hablando boludes con caja y peronistas de chamuyo son todos ahora los que viven como peronistas pocos