El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, publicó los informes reservados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y dio un paso más para cumplir con las exigencias del organismo, en una jugada que tiene como objetivo final conseguir 10 mil millones de dólares.
La cartera que conduce el ex diputado dio a conocer ayer los informes reservados del FMI sobre la economía argentina, elaborados entre 2013 y 2015. Se trata de trabajos de evaluación que el organismo hace a los países miembros que no facilitan datos sobre su sistema económico, algo que el kirchnerismo hizo en los últimos diez años.
En un comunicado, el Ministerio destacó que “solamente 6 de los 188 países miembros del FMI, incluyendo la Argentina, Venezuela, Somalia, Siria, Eritrea, y la República Centroafricana, incumplen los requerimientos informativos del Artículo IV” del Fondo, que entre otras cosas admite las revisiones a la economía.
“La iniciativa es un paso previo para la adhesión al Artículo IV del FMI”, indicó la cartera de Prat Gay, que se encargó de intentar aclarar que las revisiones representan “una evaluación independiente” del organismo, que no generan ningún “compromiso financiero” o “condicionamiento alguno sobre las políticas públicas nacionales”.
Más allá del discurso de la transparencia, el objetivo final de estas medidas de Prat Gay -a las que se suma el nuevo índice de precios- es conseguir que el FMI le preste al país unos 10 mil millones de dólares, según pudo confirmar LPO. Ese es el cálculo que se hace en el mercado del financiamiento automático al que podría acceder el país, de acuerdo a su cuota acumulada.
Con esto, el ministro busca cerrar el círculo de financiamiento externo que empezó con los 5.000 millones de dólares del préstamo repo de bancos extranjeros al Central, y que busca continuar con la emisión de tres bonos para conseguir unos 10 mil millones de dólares para pagarle a los holdouts. A esto se sumarían nuevas emisiones y los créditos de otros organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
En el comunicado emitido ayer, Prat Gay admitió que cumplir con el artículo IV del Fondo “le permitirá a Argentina maximizar no sólo sus relaciones con el FMI (…) sino con la totalidad de organismos internacionales como el BM, BID, CAF, G-20 y otros, además de abrir oportunidades de créditos bilaterales”.
A diferencia de los créditos del FMI, los del BM, BID y CAF son fondos que únicamente se pueden utilizar para determinadas obras y requieren largos procesos para su aprobación, además de minuciosas revisiones. El Gobierno prevé usarlos para un plan nacional de infraestructura 2016-2019, aunque los tiempos probablemente compliquen esa idea.
En cambio, los préstamos del FMI están destinados a la estabilización macroeconómica, con lo que el Ministerio de Hacienda podría hacer frente a la constante pérdida de reservas, que en febrero costó unos 1.500 millones de dólares al Banco Central. De conseguir esos fondos, podría liberar lo que obtenga con emisión de deuda para obras u otros objetivos.
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