El golpe político que dio Sergio Massa a la interna peronista con la cumbre de PInamar, tendrá un nuevo capítulo en la primer semana de febrero, cuando en la villa veraniega de Carlos Paz la foto de este viernes se amplíe nada menos que con la presencia de José Manuel de la Sota y el gobernador Juan Schiaretti.

De la Sota no pudo asistir al encuentro en el country La Herradura porque está de vacaciones en Brasil –su lugar en el mundo-, pero estuvo prácticamente online con Massa vía chat.

La idea ahora es hacer una cumbre aún más amplia en Córdoba para consolidar la presencia de la pata cordobesa del armado. En el encuentro de ayer además de Massa, sus intendentes y legisladores, los salteños Juan Manuel Urtubey y Gustavo Sáenz y el bonaerense Diego Bossio, también estuvo el catamarqueño Dalmacio Mera y el cordobés Carlos Caserio.

Bossio fracasó en sumar a intendentes del peronismo bonaerense, pero estos no cortan el contacto con Massa, a quien algunos de ellos visitaron este sábado en su casa de Pinamar. La idea de ellos es seguir manteniendo el contacto “por abajo” por lo menos hasta marzo.

Los intendentes peronistas al ex titular de la Anses no lo reconocen como interlocutor –“en su localidad, Tandil, sacó apenas 18 por ciento”, le recuerdan- y en todo caso primero quieren consolidar su grupo, terminar de hacerles sentir el peso territorial a los legisladores, negociar cargos y fondos con Vidal, y después ver que hacen con Massa y el peronismo.

El problema que tienen es que Massa en la negociación con Vidal ya les sacó varios cuerpos. “Nosotros hace un mes que venimos franeleando y todavía no conseguimos ni un director provincial”, se lamentan.

Mientras tanto quieren ver, como evolucionan los gobiernos de Macri y Vidal; que pasa con Cristina y cuanta cuerda le queda a Scioli, que aspira a volver a la carrera presidencial, presentándose como candidato a senador por la provincia en el 2017. Misma escala que medita Massa.

Elogios al gallego

Como sea, en el asado de anoche, De la Sota fue considerado de manera unánime una pata central del incipiente armado. “La verdad que me debo un café con José Manuel, él tenía razón con lo de la caja”, dijo Bossio que reconoció así al pasar, que cuando estuvo al frente de la Anses, le robó con toda intención unos 12 mil millones de pesos a Córdoba por los fondos de jubilaciones.

Carlos Acuña, de la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo, otro de los presentes, también lo elogió: “Es un símbolo de la resistencia peronista y de dignidad política, el gallego tiene que estar acá”, arengó.

Más tibio y celoso, como es, el salteño Urtubey se limitó a expresarle a Caserio “mandale mis respetos y saludos a Juan Manuel y Juan”.