Una de las medidas más antipáticas que puede tomar un mandatario es la creación de un impuesto y así se lo hicieron saber a Mauricio Macri en las redes sociales, luego de que el jefe de gobierno porteño impusiera una tasa del 3% a las transacciones de suscripción online para ver películas, series, y acceder a videojuegos por internet.

El cobro de ingresos brutos a Netflix y otras empresas proveedoras de películas y música que dispuso el ente Administrador Gubernamental de Ingresos Públicos de la Ciudad (AGIP), que dirige Carlos Walter, indignó a los usuarios de Twitter y Facebook.

Los funcionarios porteños intentaron atenuar el impacto de la medida asegurando que la alícuota no la pagarán los usuarios sino las empresas, en una excusa un tanto pueril ya que se descuenta su traslado a la factura final. Como era previsible miles de usuarios ya habían convertido a Macri en el villano de la jornada.

Es una mala noticia para el líder del PRO, que apuesta a forjar una relación directa con la sociedad a través de las redes sociales y las plataformas digitales como una parte fundamental de su campaña presidencial, en un trabajo que hasta este verdadero tiro en el pie, venía desplegando un extenso equipo conducido por el secretario General, Marcos Peña.

La medida fue tan revulsiva, que hasta un legislador del propio bloque macrista, Juan Pablo Arenaza, publicó que estaba en contra de la medida.

Van por el Candy Crush

Fue tan grande el revuelo que se armó que el propio Carlos Walter tuvo que aclarar el alcance de la polémica medida, que incluso le valió la bronca en algunos sectores del propio gobierno porteño que se enteraron de la novedad por los medios.

"Es una retención, no un impuesto, estamos exigiendo que se aplique sobre aquellas empresas que comercializan su servicio con consumidores de Buenos Aires y hoy no están contribuyendo los ingresos brutos", balbuceó Walter.

"El tema ronda por el alquiler de películas pero esa es la punta del iceberg, hay muchas otras cosas", siguió el titular de la AGIP y ejemplificó: "Supongamos que usted juega al Candy Crush y se le acaban las vidas, y compra con la tarjeta de crédito. A fin de mes le llega la boleta y usted no tiene factura".

"El usuario no se va a ver afectado en esto, el impuesto este a cargo de quien da el servicio", aseguró Walter, aunque en el gobierno porteño admitieron que las empresas alcanzadas por el impuesto podrían trasladar ese costo a sus servicios y por ende afectar directamente al usuario.

"Lo que tienen que hacer estas empresas, es venir inscribirse en la Argentina y tributar en la Ciudad de Buenos Aires", aseguró Walter y agregó simplificando al extremo el debate, que “el gobierno de Obama acaba de aplicar multas millonarias".

Sin embargo, Walter tiene un punto. La imposición de tributos a este tipo de servicios trasnacionales que se montan sobre redes ajenas ha disparado un debate mundial sobre su "localización" tributaria. 

El resto del mundo

En EE.UU., donde nació Netflix, 25 de los 50 estados modificaron sus códigos impositivos para que el IVA incluyera la venta de bienes digitales o servicios de suscripción, como streaming de películas y series.

Y cuando Netflix comenzó su expansión hacia Europa, la empresa se estableció en Luxemburgo para desde allí ofrecer su servicio a Francia, porque el IVA en ese principado es un 13 por ciento más barato. Además, en Francia las empresas de medios financian los subisidios a la industria del cine nacional, con un impuesto conocido bajo el concepto de “excepción cultural”, que evidentemente Netflix no estaba interesado en pagar.

El mismo camino siguió el otro gran jugador se servicios online, la tienda Amazon, que para pagar menos IVA por la venta de libros digitales para su plataforma Kindle en Europa se instaló también en Luxemburgo. 

Más cerca, Brasil también implementó a principios de este año un impuesto para empresas extranjeras con negocios basados en la red. Según explicó Paulo Bernardo, ministro de Comunicaciones, los pagos de brasileros por tarjeta de crédito terminaban contribuyendo a impuestos a los países de origen de las empresas. La nueva regulación buscó terminar con esa práctica y acaso también inspiró a Macri, aunque desgraciadamente lo hizo justo cuando la pelea por la Presidencia se va emparejando y cada paso en falso puede ser letal.