Votar a Daniel Scioli asegura un piso ya verificable de ampliación de derechos, construidos y consolidados en este gobierno, por lo que su continuidad solo pueda darse hacia el aumento de los mismos y una institucionalidad cada vez mayor en el ejercicio de ciudadanía plena.

Eso es lo que importa, todos lo demás es palabrerío y discursos lánguidos y semivacíos de campaña. El peronismo, en sus calidades históricas y sus remozamientos más actuales supo y pudo saldar con mecanismos democráticos y/o con decisiones compartidas las candidaturas más importantes, que hoy se ofrecen como representación del conjunto para que el pueblo argentino pueda votarlas.

La realidad, parafraseando a un sabio general “es la única verdad” y va mas allá de suposiciones y arriesgadas profecías sobre lo que haremos si gana el FpV o situaciones internas del peronismo, que candidatos opositores enarbolan como si fueran tremendas propuestas de gobierno y solo logran que se compruebe que no las tienen. Cambian su rol de postulantes por el de opinadores y desmerecen las propias candidaturas.

La importancia de votar Scioli/Zannini radica en que son quienes llevan la bandera de las mejores políticas públicas, no para realizar y como promesa sino ya demostradas y aceptadas positivamente por nuestro pueblo. Ahora, lo que viene es siempre “para arriba”.

Votar Scioli presidente es el voto más concreto para quienes sienten y saben que, aun con dificultades y altibajos, venimos recorriendo desde hace doce años el camino de la recuperación nacional y la mejora de la autoestima como argentinos.