Editorial
Scioli, el mal inquilino
Por Mario Giacobbe
Daniel Scioli se comporta como el mal inquilino. No cuida nada: “Total ya me voy”. Esconde la realidad detrás del marketing y el relato y no existe área alguna que hoy funcione mejor de como la encontró.

Aquellos propietarios que alquilan una propiedad para procurarse una renta mínima suelen temer de los malos inquilinos. No sólo de los que no pagan, sino de los que no cuidan la propiedad. O de los que directamente se desquitan con las mismas por el hecho de tener que pagar una renta cada mes.

El tema no es el pago, sino el desprecio, el descuido y la desaprensión con que tratan ese bien que no les corresponde.

El Estado es un bien que el pueblo le presta a los gobernantes y siempre estos deben sentirse inquilinos y deben cuidar la propiedad que recibieron para procurar devolverla en igual o mejor condición de lo que la recibieron.

Más aún, en el caso del Estado debe primar una mirada responsable e intergeneracional, debiendo aceptar a menudo tomar hoy decisiones ingratas pero que favorezcan a generaciones futuras.

No es lo que pasa ni pasó usualmente en la Argentina y menos en la provincia de Buenos Aires.

Hoy el gobernador Scioli se comporta como el mal inquilino. No cuida nada. “Total ya me voy”, parecería ser el razonamiento. Esconde la realidad detrás del marketing y el relato y no existe área alguna que hoy funcione mejor de como la encontró. Lamentablemente todo empeoró.

En una analogía, se podría decir que es como el inquilino que no pinta la propiedad, la deja caer y el último mes regala las griferías, saca los vidrios, deja que sus hijos escriban las paredes, permite que intrusen el jardín, acumula la deuda de luz y hasta no paga el teléfono.

Las últimas decisiones del gobierno Provincial van en ese sentido y en especial las presupuestarias.

Excesivo gasto en personal, cero inversiones en infraestructura e ineficiencia por todos lados. Parece que gobiernan mirando el reloj y rogando que el tiempo final llegue rápido como en un partido de fútbol mientras el daño avanza. La diferencia es que a este partido lo está perdiendo la gente.

Después de más de seis años de caracterizarse por no tomar decisiones, ahora las toman sin pensar en las consecuencias que deberá afrontar el próximo gobierno provincial: Policía comunal tal como esta diseñada, la autarquía del poder judicial, el estado de las empresas públicas, el deterioro de la red vial, el estado de los hospitales, la crisis educativa y el estado del presupuesto fiscal.

El último año de la gestión Scioli, será el año del desguace del Estado, no con la modalidad del desguace de los ‘90, sino con la modalidad de la entrega de favores y reclamos sectoriales para comprar tiempo y salvar la imagen sólo del gobernador en pos de la quimera presidencial.

Burocracia estatal, proveedores, sectores gremiales, grupos de presión. Todos se llevarán algo mientras corre el reloj y este inquilino se irá y devolverá desecha la propiedad de los bonaerenses que no tendremos a quien reclamarle la garantía.

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