Ciudad
Conjeturas porteñas
Por Ricardo Rouvier
La Ciudad de Buenos Aires es uno de los pocos distritos en el cual se puede anticipar que el oficialismo tiene alta probabilidad de ganar.

Los escenarios políticos porteños tuvieron un cambio marcado por el final anticipado del gobierno de Aníbal Ibarra, que completó su vicejefe Jorge Telerman hasta el 2007. En ese momento concluía una etapa de dominio progresista en CABA, y comenzó la supremacía de una fuerza política conservadora, el PRO, que nació en este distrito, y que se ha consolidado.

La ciudad capital es uno de los pocos territorios en el país en el cual se puede anticipar, con mucha antelación, que el oficialismo tiene alta probabilidad de mantener su supremacía. Si bien el ballotage del 2015 mostró que el PRO no es invencible, para ganarle hay que reunir condiciones especiales que no pueden ser expresadas por alianzas estrechas o figuras de bajo consenso. La Constitución porteña conduce necesariamente a una segunda vuelta en que los competidores deben ser capaces de acrecentar su voto general hasta un 50% más uno; es decir una alta legitimidad.

Hasta hoy, a nueve años vista, el PRO mantiene una persistente regularidad en el apoyo de los vecinos; y conserva, sobre todo por la ponderación de la gestión, un promedio ganador en las encuestas y una importante imagen positiva a su titular Larreta y a su administración. Inclusive hoy, la imagen favorable del Jefe de Gobierno supera a la que poseen los vecinos sobre Macri, claro, en momentos en que la popularidad presidencial sufre los embates de la dura realidad socioeconómica.

Esta fuerza política que caracterizamos como conservadora, es dominante en la zona norte de CABA y posee buena penetración en los barrios más pobres; y basa su fortalecimiento en una gestión sin grandes sobresaltos y con aciertos en la producción de servicios para el ciudadano, además de presentarse como pragmática en cuanto a lo ideológico. Sin embargo el PRO, según manifiesta en su intención de instauración nacional, pretende modificar la cultura política del país; pretende una política “purificada” que muchos ciudadanos aprecian. Para decirlo más llanamente el ciudadano porteño promedio no siente ni vive al gobierno encima de sus hombros, ni por sus políticas ni por una voluminosa propaganda, y esto le parece bien. Al PRO le es funcional la indiferencia y lejanía de la ciudadanía respecto de la política que queda circunscripta a la militancia y los medios de comunicación. La famosa frase “la política no le importa a nadie” es la nave insignia conceptual del nuevo conservadorismo; pero esto no es una creación argentina; y es el PRO la agrupación política que encaja mejor en la etapa actual del capitalismo internacional. A pesar de su evidente crisis, las ideologías están presentes, aunque mimetizadas en la gestión con apariencia de neutralidad eficientista.

La oposición no ha logrado construir una mayoría que desplace al macrismo; pero sí renueva su pretensión de lograrlo. Sin embargo, tanto Néstor como Cristina, vivieron la ciudad como territorio enemigo, imposible convertirla o ganarla. Durante el período PRO el progresismo porteño no ha terminado de ofrecer un modelo de ciudad para seducir a los ciudadanos, ni constituir una alianza con una pluralidad que supere el consignismo y focalice en la problemática ciudadana. En un distrito donde el peronismo históricamente es débil, y lábil, hoy se estira a dirigentes integrantes o cercanos al macrismo, ganados en el trabajo territorial; y hacia segmentos que se recuesta sobre izquierda, exhibiendo su vertiente progresista y tratando de sortear las contradicciones culturales que se producen entre sus rasgos estatistas y nacionalistas en una ciudad cosmopolita, dilecta hija del liberalismo portuario. Peronismo y CABA no se llevan bien, y el k. logra ser una minoría presente, pero lejos de ganar el gobierno. Hay importantes segmentos que resisten al peronismo y a CFK . Hoy, la expresidenta exhibe en la ciudad una popularidad de un poco más del 30% y más de 60% de imagen negativa.

El kirchnerismo recogió al ibarrismo, con el envión de avanzada política que significó la llegada de Néstor Kirchner al gobierno. En la elección presidencial del 2011, en que CFK obtuvo el 54%, sólo cosechó el 36% en CABA, aunque también ganó en este distrito. Este escalón descendente muestra la resistencia de un territorio claramente antiperonista, y antikirchnerista, pero con la existencia de un núcleo progresista de envergadura según el péndulo en que se mueva. Ya que este sector cambiante tiende a girar a derecha o izquierda dependiendo más del perfil del candidato que a un agenda de ideas. Fue radical, alfonsinista, frentegrandista, kirchnerista, con desprendimientos hacia el PRO y votantes de Lousteau. Este conglomerado en su movimiento pendular tiene un eje que es centrista, cuyos volúmenes de derecha ortodoxa e izquierda dura son escasos, pero puede acercarse al conservadorismo o al progresismo, según las condiciones de cada momento.

Hay una contradicción política en la Ciudad de Buenos Aires, y es que la superestructura política La Cámpora, central en el kirchnerismo, es presente y activa en un distrito claramente adverso. Hoy, la tenaz militancia mostrada por esta agrupación no impide que desde otros sectores cercanos la acusen de no haber hecho lo suficiente por Daniel Scioli; y que no pueda asegurar, por sí sola, el final del macrismo en el 2019. Esto ayuda a la dispersión actual que explota en el interior del FpV, y que no logra entusiasmar a sus componentes, sobre todo crece un independentismo respecto de la agrupación juvenil pero no del liderazgo de CFK.

Esto alcanza también a la legislatura en donde el bloque que participó del FpV está fragmentado, debido a la reacción anticamporista que incluye o excluye a la ex Pta. , y otras alternativas que buscan unificarse acercando a algunos y excluyendo a otros. Están en proceso de edificación las nuevas alianzas del sector kirchnerista y peronista porteño.

Daniel Filmus, uno de los que ha dado de baja en el FpV., ha venido superando en sus performance el promedio del progresismo/peronismo en CABA. En el 2007 obtuvo el 23,75% para Jefe de Gobierno; meses después logró la senaduría con 22,17 %; perdió con el 27,87% su competencia contra Macri por ser titular del Ejecutivo en el 2011; y bajó a 23,26% para senador nacional en el 2013, que quedó en manos de UNEN encabezada por Solanas. El mérito de Filmus es poder superar el piso de los votos fijos del FpV en el distrito. Filmus es hoy el opositor (sin considerar a Lousteau como opositor) más fuerte electoralmente que tiene el oficialismo, luego de la finalización de la etapa progresista. El ex Ministro de Educación, agrega al caudal propio del kirchnerismo de perfil más ideológico, votos por afuera de este grupo, sobre todo en los segmentos medios de la Ciudad. Aún faltando mucho para las elecciones, Filmus sigue siendo el precandidato a diputado con mayor intención de voto comparado con otros dirigentes. Es probable que haya sido un error en las PASO del 2015 la pluralidad de participantes, eso le restó fortaleza a la posterior candidatura de Mariano Recalde para Jefe de Gobierno. Pero ese error está fundado en que el progresismo capitalino es un archipiélago, que sigue amalgamado en el liderazgo de CFK y en su férrea oposición a Macri.

El Movimiento Evita, que posee escasa presencia en el distrito y que tiene a Jorge Taiana como su dirigente más importante, también ha abandonado el FpV y está en la búsqueda de unirse a otras fuerzas y predominar en la batalla opositora.

El último resultado electoral y el fracaso de Unidos y Organizados, estimula a que diferentes agrupaciones busquen nuevas alternativas de construcción por fuera de La Cámpora, núcleo activo del k., que ya debate sobre su futuro. Porque hay fidelidades a CFK que no involucran la necesidad de barajar y dar de nuevo, para no repetir un esquema de derrota.

Por otra parte el Frente Renovador siente que su representación en el territorio porteño es menor a los buenos números que tiene a nivel nacional y ya busca figuras para aumentar la significación de su desembarco.

Hay una figura en el progresismo porteño que incide en el escenario oficialista y opositor, Martín Lousteau, que emergió el año pasado como una nueva oferta opositora al PRO y es hoy el actual embajador de Macri. Lousteau, que tuvo un tránsito escaso, logró una gran performance en el último ballotage. Su fuerza, ECO, se manifiesta independiente y tiene acercamientos sin intención de fusión con el gobierno porteño y nacional. Energía Ciudadana Organizada se cimentó sobre las bases de UNEN y fue conformado por la Coalición Cívica, la Unión Cívica Radical, el socialismo, el PSA y Confianza Pública, con el economista como candidato a jefe de Gobierno. Esa coalición se debilitó como fuerza opositora al acercarse al oficialismo la UCR y la C.C., y al aceptar Lousteau la embajada. Hoy es un interrogante sobre qué hará el próximo año, pero no nos parece que vaya a adoptar un perfil claramente negativo al oficialismo o a Cambiemos; aunque obliga al PRO a negociar.

Las encuestas ponen a prueba diversas hipótesis y muestran que si Lousteau va como Cambiemos obtiene mucho más votos que yendo solo. Si compitiera con un candidato “puro” del oficialismo, como podría ser Santilli, los votos se dividirían y posibilitaría que el otro progresismo, con la hipotética candidatura de Filmus encabezando la lista, se aproxime a una posición más competitiva. Lo que está claro es que la sigla PRO y, aunque en menor medida, Cambiemos, han logrado generar un piso de votos que lo ubican primero, y a esto hay que agregarle las condiciones del candidato. Lousteau tiene esas condiciones (aunque es débil en la zona sur), pero si fuera solo dependería únicamente de sí mismo. Como sabemos, Cambiemos está consolidando a nivel nacional, confirmando la presencia de la UCR y de la C.C.; y esto alcanzará también a la Ciudad y enriquecerá las PASO del oficialismo. Hay señales contradictorias de parte de ECO; tiene a su principal dirigente como funcionario delegado de Macri en Washington, pero en la Legislatura sus representantes no votan disciplinadamente con el PRO.

El embajador puede también aglutinar voluntades destinadas a sustituir al PRO en el gobierno en el 2019. Hoy asoman varios interrogantes alrededor de su nombre: ¿ jugará en el 2017 como candidato a diputado?; ¿ apoyará a otro candidato/a a encabezar la lista de diputados como sería el caso de Carrió?; o ¿Carrió disputará en el territorio más caliente del país: la Prov. de Bs.As.? Se instituirá Cambiemos para que pueda jugar adentro, o competirá independiente de la coalición oficialista?.

Es posible también que habiendo tomado nota el PRO de las orientaciones políticas de los ciudadanos, y de la irrupción de Lousteau, se corra hacia el progresismo o neoprogresismo como estrategia electoral del año próximo. La urbanización de villas será una de las cuestiones prioritarias de la agenda, y la construcción de una villa olímpica en el único espacio verde (el Parque de la Ciudad) con la posibilidad comercial posterior, es un gran atractivo para el Gobierno de CABA. Este emprendimiento también está pensado para poner en marcha cierta desconcentración urbana del centro hacia la periferia; por eso las viviendas a construir no serán para los sectores populares.

En la agenda de la oposición, sin duda, estará la presión impositiva, la caída de la actividad económica, la desocupación y la inseguridad. Y en la disputa habrá ingredientes más ideológicos desde el kirchnerismo que apunten a lo nacional más que a lo local. La clase media porteña hacia abajo está afectada por la recesión y la inflación; buscará legisladores con capacidad de interpelación; pero, que no carguen mochilas con plomo adentro.

El espacio oficialista tiene la ventaja de estar en el gobierno y de que hay una satisfacción mayoritaria por la gestión; pero tiene que definir, como señalamos, su oferta electoral. Enfrente, el panorama es más incierto, porque se prevén desprendimientos y anclajes diversos, en el cual juega el PJ, el ex? FpV, La Cámpora, el Movimiento Evita y el Frente Renovador y otras alternativas que asomarán y que por el momento operan en silencio. Hay fragmentación, y varias listas compitiendo por fuera de las PASO. Está la posibilidad de plantear un frente opositor amplio, sería lo más lógico pero lo menos posible, en función de que las brechas e intersticios entre fuerzas son resistentes.

Las PASO del 2015 del FpV, comparadas con la del 2011 en la Ciudad, significó una pérdida de votos del 6,93%. El 18,73% de los porteños se inclinaron por esa primaria; y lo más significativo fue las PASO de ECO que con él 22,26% de participación llegó a tener una destacada actuación en el ballotage perdiendo por tres puntos. Esta escasa diferencia hizo más ostensible el error táctico del FpV de recomendar el voto en blanco, aunque hubo desobediencia.

En el 2017 se renuevan 13 bancas de diputados nacionales; y la mitad, 30, de la legislatura. El FpV más la banca de Carlos Heller del P.Solidario suman 3 escaños que se ponen en juego; Cambiemos pone en juego 7 bancas; entre las cuales está la de Carrió que vence su mandato. Hay otras tres bancas de identidad progresista que también compiten porque vencen.

En la Legislatura porteña se juega la consolidación de mayorías o la confirmación de Cambiemos como primera minoría. Entre los que renuevan está Gustavo Vera, referente que se hizo famoso debido a su proximidad con el Papa Francisco, a partir de emprender campañas sobre cuestiones vinculadas a la ética social. También él está pensando en alianzas a partir de su agrupación denominada Bien Común.

Y también renuevan: Graciela Ocaña, Pablo Ferreyra, Gabriel Fuks, éste último acaba de constituir un monobloque por fuera del FpV.

Como vemos hay cuestiones a definir en el oficialismo, aunque por ahora el futuro les resulta prometedor; y hay desgranamiento opositor que puede llevar a la existencia de varias alternativas con vistas a las elecciones, e inclusive por fuera de las PASO del FpV. o cómo se llame el nuevo frente. Cómo siempre las listas serán escasas para integrar a los diferentes dirigentes de las muchas agrupaciones y en los aprontes, hay algunos nombres que vienen por afuera de la política que quieren jugar contra Larreta; pero hay que ver si salen a correr.

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