Editorial
Recuperar la inversión, un desafío para obtener competitividad
Por Juan Fernando Scabon
Resulta clave recuperar infraestructura y maquinarias para devolverle a la economía la competitividad que perdió, llevando la inversión al 23,4% del PBI.

Los principales candidatos a la presidencia de la nación han mostrado su preocupación por el dinamismo de la inversión en el país, sea a través de la repatriación de ahorros nacionales, atrayendo inversores extranjeros o con inversión doméstica.

Claro es que la Argentina ha seleccionado históricamente al crecimiento del consumo como motor para el PIB, pero esta estrategia se ha profundizado considerablemente en la última década. El consumo ha pasado en los últimos tres años del 81% del PBI al 84%, pero si se analiza desde el año 2003, el salto es aún más pronunciado, del 76% al 84%. No es criticable el aumento del consumo si se tiene en cuenta que está directamente asociado al nivel de bienestar de la población, sino que, lo que se pone a consideración es si una economía con un crecimiento tan sostenido por el lado de la demanda lleva como contraparte una readecuación de la oferta y productividad de sus factores que permita abastecerla sin generar estrangulamientos. En este sentido, la inversión en términos del PBI llegó a estar en niveles del 22,7% durante el año 2011, lo cual es una participación aceptable teniendo en cuenta la prioridad que se le otorga al consumo. Sin embargo desde aquel año la participación de la inversión ha venido cayendo y, para el año 2014, se encontraba en un 19,7% del PBI, lo cual marca una señal de fuerte retroceso.

Este retraso que sufre la inversión se ve reflejado en la evolución del capital de la economía,donde se tiene en cuenta maquinaria y equipos, material de transporte, construcciones, infraestructura y activos cultivados. Si bien el stock de capital se ha ido incrementando a través de los años, interesa conocer cuál es la capacidad productiva instalada que tiene la economía, medida a través de la relación capital sobre PBI. Puede verse que la misma se encuentra actualmente en torno a 2,1, es decir que la economía tiene un stock de capital de un poco más de dos veces su PBI.

Tomando como años estacionarios a los que van desde 1995 a 1998, cuando la economía tenía atravesaba años de relativa estabilidad macroeconómica el stock de capital en relación al PIB promedió 2,28. Este deterioro en la relacióndeja a la luz que durante los últimos años, el impulso del consumo para el crecimiento fue en detrimento de la ampliación de la base productiva, lo cual acabó por presionar a la economía, impulsando fenómenos como la inflación y el aumento de las importaciones. Desde 2011 a 2014 los precios se aceleraron acumulando una inflación del 148% y si bien ésta es un fenómeno multicausal, la falta de inversión es uno de los responsables. Además, si tomamos un período de 10 años desde 2004 hasta 2014las importaciones pasaron de representar el 15,2% al 18,9% del PBI.


Estos fenómenos fueron la causa de que el gobierno tuviera que recurrir a una batería de políticas económicas poco ortodoxas que comenzaron con los controles de precios y llegaron hasta el punto de imponer restricciones a la compra de moneda extranjera

Lo antes descripto pone en evidencia la importancia de que Argentina vuelva a tener una capacidad productiva que concuerde con las nuevas necesidades de la demanda.Sin embargo,las estimaciones arrojan que para ello se necesitarían invertir casi 107.000 millones de dólares. Cabe mencionar que estamos hablando de recuperar capital, no de incrementarlo, con lo cual este monto no incluye por ejemplo posibles inversiones para explotar oportunidades como Vaca Muerta. Aún así el monto es muy significativo y es la consecuencia de muchos años de llevar adelante una política que generó pocos incentivos a la inversión.

De cara a los desafíos del próximo gobierno,para recuperar la capacidad productiva que abastezca la demanda interna sin generar desequilibrios, en los próximos 4 años deberían invertirse US$29.000 millones más por año, teniendo en cuenta las depreciaciones. Esto en términos del PBI significa llevar la participación del 19,7% actual a un valor que oscilará entre el 23% y el23,4% según el año.

El desafío por delante es muy grande, pero no menor que las necesidades. Se debe contar deuna planificación integral que incluya tanto a los agentes internos como externos, que devuelva confianza en las capacidades del país para permitir re direccionar recursos hacia la infraestructura, maquinarias, capital humano y poder recuperar competitividad con factores genuinos. Los debates sobre competitividad de la Argentina deben empezar a girar en torno a mejoras tecnológicas, aumentos de la productividad y soltar la dependencia exclusiva de los factores cambiarios.

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