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El nuevo gabinete nacional: un análisis de segundo orden
Por Luciano H. Elizalde
Se podría pensar el gabinete de Macri como el resultado de sus experiencias anteriores (Boca y la Ciudad) como de su concepción de la gestión estatal y de la relación que quiere tener con los argentinos.

El gabinete del presidente electo Mauricio Macri ha generado mucho debate, como también algunas aproximaciones más impresionistas e intuitivas que analíticas. A esto llamo el “análisis de primer orden”. Sin embargo, se podría pensar el gabinete de Macri como el resultado de algunas sus experiencias anteriores (Boca y la Ciudad) como de su concepción de la gestión estatal y de la relación que quiere tener con los argentinos a partir de ahora.

¿Qué criterios y qué reglas de decisión está aplicando Mauricio Macri para seleccionar y nombrar a los ministros y responsables de los principales organismos del ejecutivo?

El gabinete como “mensaje” y como instrumento de gestión. La selección de las personas que formarán el primer gabinete de Macri está dentro de algunas pautas que han sido importantes para el presidente electo como alcalde de Buenos Aires y como candidato a la presidencia.

En primer lugar, el gabinete como mensaje dice algunas cosas que no se deberían olvidar. El gabinete está formado por muchos más radicales de lo que se consideró si uno tiene en cuenta que un ministro como Hernán Lombardi que se computa del PRO en realidad fue funcionario de Fernando De la Rúa y militó en el radicalismo toda su vida. Algo similar sucede con Patricia Bullrich y por supuesto, el resto de los miembros actuales de la UCR.

Por otro lado, la decisión de incluir a Lino Barañao es un mensaje que intenta mostrar la continuidad prometida y que está dispuesto a tener cuando la política pública que se considere es eficiente e importante.

Pero además, el gabinete es un instrumento de “gestión” y esto es central para un político como Macri que ha sustentado toda su trayectoria como alcalde y su discurso de campaña presidencial en las buenas prácticas de gestión. Desde este punto de vista, el gabinete está formado por una mayoría de “ingenieros” (por lo menos cinco), de economistas (cuatro) y de abogados (tres) y de contadores (dos). Pero la “gestión” no sólo es un instrumento de cambio, también es parte del mensaje político del nuevo espacio que ha llegado al gobierno nacional.

La política como gestión eficaz es lo que se ha prometido y lo que la gente ha votado. Esto también es parte de las medidas que se tomarán para controlar la corrupción. Desde este modelo de gestión pública, el Estado Nacional tendrá un nuevo ministerio: el de Modernización, a cargo de Andrés Ibarra. Ibarra fue el responsable de crear el Ministerio homólogo en la Ciudad, teniendo a cargo la modernización de la carrera del empleado público, la modernización tecnológica del Estado (en la plataforma política de Cambiemos aparece la idea de “Estado inteligente”) y la modernización de la interacción entre el Estado y el ciudadano (la política de gobierno abierto y de transparencia).

El gabinete como equipo de trabajo. Uno de las cuestiones a resolver con la selección del gabinete es el funcionamiento del mismo como “equipo de trabajo”. Esto depende de algunos criterios que no siempre se definen de modo explícito.

El gabinete como equipo tiene dos tradiciones fuertes en estos momentos en las democracias del mundo. Un modelo es el presidencialista que se puede ver en la Casa Blanca. El diseño del gabinete de secretarios de Estado del presidente de Estados Unidos se orienta a que sean asesores y manos ejecutoras del presidente. Tienen poco tiempo para encontrarse, para debatir y para compartir entre ellos. Es un modelo de organización “estrellado”: un centro que se relaciona individualmente con sus secretarios. Similar al del gobierno de CFK.

El otro modelo es el de la democracia parlamentarista del Reino Unido, por ejemplo, en cual el gabinete se reúne constantemente para desarrollar y mantener una visión común, un mismo proyecto de gobierno y para coordinar los medios que permitan alcanzar la visión y realizar el proyecto. Este modelo puede ser el que se acerque al que Macri lleve adelante ya que es el que ha seguido en la Ciudad.

Si se toma en cuenta su experiencia como alcalde, el modelo de gestión de Macri es de formación y de trabajo en equipo. Las reuniones de gabinete eran semanales, pero también había algo llamado “gabinete ampliado” que se realizaba de tanto en tanto, y que incluía además de los ministros a los subsecretarios, a los directores, a algunos gerentes operativos de importancia dentro de la estructura de gestión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y si era necesario, a asesores que tenían que escuchar ciertos temas especiales. Se buscaba una visión común para facilitar el trabajo en equipo. Uno podría suponer que Macri seguirá un modelo más cercano al gabinete del parlamentarismo o al suyo propio buscando definir y compartir una visión común entre sus ministros.

El gabinete como instrumento de gestión y de consenso. La distribución de los cargos importantes del gabinete de Macri muestra que aprendió de la experiencia del gobierno de la Ciudad, ya que la gestión pura no sirve en política; al contrario, la búsqueda de acuerdos, la negociación y los consensos son fundamentales para “alambrar” la gestión, para que sea posible hacerla sin interferencias determinantes.

El ejemplo de esto son las decisiones en el área económica. El diseño de esta área marca la diferencia entre los ministros que tienen perfiles técnicos y políticos distintos. Prat Gay estará a cargo de las decisiones macroeconómicas de tipo financieras y monetaristas, de la economía más abstracta, mientras que hay otros ministros que tendrán relación con la economía “real” que es, en realidad, la economía más tangible para los agentes económicos (productos, consumidores, mercados): Interior (Frigerio debería gestionar las relaciones económicas con las provincias), Producción (Cabrera), Agricultura (Buryaile), Energía y Minería (Aranguren) serán los responsables de “bajar la economía” a la realidad cotidiana. 

La relación entre el diseño macroeconómico y las decisiones de la economía concreta y cercana a los agentes económicos estará repartida y no a cargo de un solo ministerio. En este punto hay que ver cómo reacciona una persona con tanta personalidad como Juan José Aranguren, habituado a decir lo que piensa de modo demasiado contundente para el contexto en el que se está en estos momentos.

El otro plano de la política de consenso lo gestionarán el Jefe de Gabinete, Marcos Peña y el Secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis. Ambos son de mucha confianza del presidente. El primero ha sido el diseñador de las campañas electorales y de comunicación de gobierno del PRO y luego de Cambiemos. Es la esencia del PRO. Tanto, que llevando la situación al absurdo, podría decirse que Macri terminó su campaña más parecido a Peña que Peña a Macri. Sus apariciones son poco estridentes, pacíficas y le rehúye al enfrentamiento. Aparentemente, éste estilo será el del vocero del gobierno. Fernando de Andreis, como Secretario General de la Presidencia, no sólo estuvo a cargo de la campaña de Rodríguez Larreta, lo que marca la confianza dentro de ese espacio político, sino que además es medio hermano de la exmujer del presidente electo (Ivonne Bourdeu). El Secretario General de la Presidencia puede tener el perfil de Kohan (con Menem), de Parrilli o de Wado de Pedro (con CFK). En cualquier caso, son personas de mucha confianza del presidente y también son la continuidad de su voz hacia dentro y hacia fuera.

El equilibrio entre gestión y política está también en la decisión del Ministro de Educación. Esteban Bullrich no es un experto en educación, sin embargo, encarriló la gestión del área de Educación en la Ciudad después de muchas idas y venidas con otros ministros que en apariencia tenían más conocimientos técnicos. Macri ya sabe que la gestión pura y separada de la política no funciona.

En definitiva, el diseño del primer gabinete debe tener en cuenta muchos aspectos y criterios que no aparecen: misión estratégica del gobierno, problemas inmediatos a resolver, solución de problemas estructurales, estilo de decisión del presidente, acuerdos con fuerzas políticas y mensajes a la sociedad. Esta complejidad se expresa en la selección de un conjunto de personas. Seguramente no será el único diseño de gabinete que hará el presidente electo. Estemos atentos a su evolución ya que nos dará pistas de sus intenciones y propósitos. 

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  • 1
    Paco Perez
    05/12/15
    19:54
    con este gabinete se va a dedicar a flotar como un corcho en las aguas del neoliberalismo...
    Responder
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