El gobierno porteño estaría dispuesto a suavizar su embestida contra Cristóbal López, el zar kirchnerista del juego, con tal de que pague una suma mayor de la que paga anualmente a la Ciudad por explotar los casinos flotantes de Puerto Madero y las tragamonedas del hipódromo de Palermo.

“Macri no lo quiere matar a Cristóbal, sino que pague más”, dijo a LPO una fuente del gobierno porteño que habla con el jefe de gobierno por este tema.

Por su parte, Cristóbal está dispuesto a pagar un canon mayor que el que le paga anualmente a la Ciudad. En el mundo del juego señalan que el empresario kirchnerista quiere deshacerse de la marca personal que tiene por parte de las auditorías internacionales, que lógicamente consideran que no pagar impuestos es una mancha en la currícula.

Pero para eso ya le puso varias condiciones al macrismo. Las negociaciones del día a día las están llevando a cabo Federico Achával, socio de Cristóbal en el Hipódromo y José Torello, el apoderado del PRO que integra la mesa chica de negocios de Macri.

Para hablar de estos temas, Achával y Torello se reúnen en el colegio Newman de San Isidro, por el que pasaron cuando eran adolescentes, tal como hizo el propio Macri. En tanto que Cristóbal negocia directamente con Nicolás “Nicky” Caputo, mano derecha del jefe de gobierno en los negocios.

Qué pide Cristóbal

En primer lugar, Cristóbal quiere que Macri le asegure que el convenio con el Instituto del juego de la Ciudad y Lotería Nacional, por el que le deja a la Ciudad unos 420 millones de pesos por año, se extienda por entre 10 y 20 años más.

El convenio se renueva automáticamente cada cuatro años si ninguna de las partes exige lo contrario. A mediados de 2011, en una maniobra por demás polémica, Macri dejó que se renovara automáticamente sin renegociar las condiciones con el zar de las tragamonedas.

Cristóbal quiere que le garanticen que eso volverá a ocurrir varias veces más y para eso ya tendría el visto bueno del titular de Lotería Nacional, Roberto Armando López.

El otro pedido de Cristóbal es que Macri prohíba la instalación de máquinas tragamonedas en otros puntos de la Ciudad que no sean sus dos casinos flotantes de Puerto Madero y sus 5000 máquinas tragamonedas del hipódromo de Palermo.

En tanto que en lo referido estrictamente al pago de ingresos brutos, Cristóbal pidió que no le cobraran impuestos de manera retroactiva. En 2011, luego de que la Corte Suprema fallara a favor de la Ciudad para devolverle la potestad tributaria sobre los casinos controlados por el zar del juego, en el PRO estudiaban que en concepto de retroactivos por 12 años, la Ciudad debía percibir unos 2400 millones de pesos.

La salida posible

Como adelantó este medio, Macri convocó a los jefes de bloques de la oposición a principios de este mes “para intercambiar ideas y encontrar un camino que le permita a la Ciudad la posibilidad de cobrar el impuesto a los ingresos brutos al juego en el ámbito porteño”.

En esa reunión, Macri les pidió a los legisladores que diseñen una ley “no judicializable”, que le permita a la Ciudad de Buenos Aires cobrar el impuesto a los Ingresos Brutos por la explotación de los juegos de azar y que el espíritu de esa norma “sea una política de Estado”.

Dos semanas atrás, el vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, reunió a los jefes de bloque de la oposición para recibir las propuestas, pero ninguno acudió a la reunión con un proyecto en concreto.

En ese marco, en la Legislatura creen que el PRO presentará un proyecto al filo del cierre del año parlamentario para modificar el convenio del juego, lo que promete polémica para las últimas sesiones, ya cargadas de una batería de proyectos que generan controversia incluso dentro de cada bloque.