Michelle Bachelet todavía deberá superar el inesperado escollo de un ballotage frente a la oficialista Evelyn Matthei para regresar al Palacio de la Moneda, según confirman los computos oficiales esta noche. Sin embargo, la abrumadora diferencia que sacó la ex presidenta -más de 20 puntos, superando el 46% contra 25% de la candidata oficialista- ratifican que tendría que ocurrir un cataclismo político para impedir su vuelta al poder.

Acaso por eso, hoy en Santiago se debate profundamente la orientación que tendrá una eventual presidencia de Bachelet, que se intuye será muy diferente a su primer mandato.

“En Chile se generó un amplio consenso ciudadano de que no es posible continuar con la política de abuso sistemático que ha habido de parte del Mercado. En particular el sistema de pensiones (jubilaciones) el sistema de salud, la manera en que está organizada la banca. Ese sistema está en crisis y la posibilidad de cambio con un eventual gobierno de Bachelet representa una esperanza muy importante para los chilenos explica a La Politica Online Gonzalo Durán, alcalde socialista de Independencia (una de las principales comunas de Santiago de Chile) y cercano a la candidata de la alianza opositora denominada “Nueva Mayoría”.

El porqué de este cambio ahora en un país que durante años apoyó solo tibias reformas al sistema político y económico forjado por la dictadura pinochetista es una incógnita.

Para Durán, es porque “hay un conjunto de cosas que han venido ocurriendo, ha habido un despertar ciudadano por abusos del sistema bancario, estafas de cadenas de farmacias, etc. Coincide con un momento del sistema de pensiones donde las personas que empezaron a aportar en el año 1981 hoy están viendo que lo que alcanzan no supera el 30% de sus ingresos y además el movimiento estudiantil que desde las demandas del sector lograron ampliar al conjunto de la sociedad una necesidad de transformación y de cambio que el país ha acogido en todas sus dimensiones inclusive algunos temas que estaban vetados del debate político como el aborto, el matrimonio igualitario y otros”.

La derrota cultural

Es evidente que algo de derrota “cultural” de la derecha se vive en el Chile de estos días. Evelyn Matthei, candidata de ese sector, reconoció que las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son muy cuestionadas por los aportantes y les recomendó defenderse como consumidores: "Si los trabajadores fueran más conscientes y empezaran a cambiarse usted vería que las otras empezarían a bajar las comisiones ligerito (...) Si nosotros nos comportáramos como consumidores racionales, no estarían ganando la plata que están ganando", dijo en declaraciones a la prensa chilena.

De todos modos puede que el debate sea más complejo. Carlos Ruiz, presidente de la Fundación Nodo XXI dice que “el clivaje derecha-izquierda no describe los lineamientos de este país respecto a muchos temas, está sumamente desdibujado”.

“La derecha ya no le hace falta ni al empresariado. Ya la están jubilando de todas partes, aparte de que se hace pedazos sola”, agrega.

Desde Nueva Mayoría inclusive destacan el creciente apoyo empresarial para Bachelet aún a pesar de su “giro a la izquierda” que se simboliza por ejemplo con un acuerdo con el Partido Comunista que podría volver a ser parte de un gobierno nacional después de 40 años.

“En Chile hasta los comunistas son conservadores”, afirman en el bacheletismo relativizando el supuesto “efecto Chávez” que denuncian desde la derecha gobernante y creen que los empresarios son conscientes de que hay un ciclo que se termina y en ese sentido prefieren apostar a futuro.

Toman como ejemplo lo que está sucediendo en Honduras donde para las elecciones que se realizarán el 23 de noviembre próximo, la favorita del sector empresarial paso a ser Xiomara Castro de Zelaya, esposa de Zelaya, el ex Presidente derrocado por un golpe de estado en 2009 que contó con amplio respaldo empresarial. La caída de la economía con el gobierno centroderechista que lo sucedió tras el “putch” fue tan profunda que los propios comerciantes apuestan al crecimiento de una izquierda moderada que fomente el consumo popular y no confronte con el sistema capitalista, símil de muchas de las que abundan en Suramérica.

Incógnitas a futuro

Hasta donde querrá llegar Bachelet con las reformas y/o hasta donde podrá hacerlo es otra incógnita. En ese sentido el tema constitucional es ejemplificador. La candidata opositora no ha dejado entrever como hará eventuales reformas constitucionales si tomará el camino de Ricardo Lagos en 2005 a través de enmiendas del congreso o convocará a una Asamblea Constituyente como le pide su ala izquierda.

La propia Constitución, sancionada en 1980 bajo el régimen de Pinochet, dificulta muchísimo la convocatoria a una Asamblea ya que no contempla abiertamente la posibilidad de la misma y consecuentemente se exige obtener una mayoría especial de 5/7 del Parlamento para habilitar una reforma constitucional que su vez la habilite o una convocatoria por decreto que no sea objetada por los congresales en la Justicia. La centroizquierda aún con un amplio triunfo como el que se prevé, es improbable que llegue a tenerlos por si sola y la derecha se ha mostrado cerradamente contrario a esa opción.

Quienes impulsan la Asamblea, promueven que los votantes que la apoyan marquen las boletas electorales con las letras AC (por asamblea constituyente). Desde la Justicia dijeron que la marcación no anula el sufragio e incluso autorizaron un conteo informal que lo realizarán los apoderados (fiscales) de los distintos partidos que respaldan la posibilidad. El resultado por supuesto no será vinculante pero si logra cierto nivel de masividad sería un antecedente a tener en cuenta por la candidata triunfadora. Sea cual fuera finalmente esta.