Daniel Scioli resolvió extender el contrato del control online del juego a la empresa Boldt por otros tres años, ante el riesgo cierto que la provincia se quedará a partir de octubre sin los 1.300 millones que recauda mensualmente por este rubro.

Es que luego de infinitas dilaciones y medias palabras -alimentadas por el zar del juego kirchnerista Cristóbal López que aspiraba a quedarse con el negocio-, el 24 de septiembre Boldt notificó por carta a la Provincia que si no le daban la opción de continuar con el negocio abandonaba la operación.

Lejos del anuncio de Scioli, la provincia no pudo -como anticipó en su momento LPO- desarrollar un sistema de captación de control online propio de los distintos juegos y loterías que opera la Lotería bonaerense. Para evitar ese default técnico se decidió continuar con la empresa de Antonio Tabanelli.

Para sellar el acuerdo, Boldt redujó al mínimo sus pretensiones: El contrato a tres años establece que la compañía sólo cobrará el 2,5% del total de las apuestas -antes cobraba 3,9%- y que dejará 4.500 terminales nuevas de captación de apuestas al gobierno bonaerense, al terminar la concesión.

Mañana, el anuncio correrá por cuenta de Scioli y el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya -que estuvo a cargo de las negociaciones-, cuando presenten el Centro de Procesamiento de Datos de Provincia NET, que en rigor desarrolló Boldt, que está asociada a la multinacional G Tech y la firma de software Imagin.

Es el cierre de una operatoria compleja, con avances y retrocesos, que tuvo como germen la necesidad del Gobernador de obtener recursos para pagar aguinaldos en un momento en el que la Casa Rosada buscaba ahogarlo financieramente. En un gesto que intentó ser de seducción al kirchnerismo, en agosto del año pasado, Scioli le sacó la concesión a Boldt, que venía de un largo y muy desgastante enfrentamiento con el vicepresidente Amado Boudou, por el control de la imprenta Ciccone.

La anunciada "estatización" de Scioli fue en rigor leída como la puerta de entrada a Cristóbal López, que a través de su empresa Tecnoacción, ya tiene el control online de Lotería Nacional.

Sin embargo, el pase al Estado de esta tarea era prácticamente imposible de concretar en el plazo de poco más de un año que imaginaba Scioli. La operación plenamente estatal del servicio requiere desarrollar tres patas claves: La incorporación de 4.500 terminales nuevas para captar las apuestas, el sistema de comunicación de estas con el centro de cómputos y un muy complejo software para operar el sistema.

La aventura de Scioli de estatizar el juego contemplaba desarrollar esas tres patas en sólo 16 meses. Algo que, según fuentes del sector, se presentaba como un disparate. Según explicaron a LPO, sólo reemplazar las terminales ubicadas en las 4.500 agencias de lotería desplegadas por toda la provincia, representa un trabajo de un año y medio mínimo.

Además, para el gobierno provincial poner esas terminales -las actuales son propiedad de Boldt- insumía una inversión de 250 millones de pesos. Desde el sector se burlaron del concepto estatización: “Es como anunciar que se va a estatizar Aerolíneas Argentinas. El tema es que el sciolismo creyó posible fabricar los Boeing y el sistema de reservas Amadeus”.

Una "transición" que llegó para quedarse

Luego del famoso anuncio de Scioli y la designación de Montoya al frente del operativo de "estatización", en el sciolismo empezaron a entender la dimensión del desafío que se habían planteado. Por eso firmaron un acuerdo de "transición" con Boldt para que operara el sistema durante 10 meses, con opción a 6 meses más, mientras de "desarrollaba" el sistema estatal para reemplazarlos.

Ese contrato, firmado con Provincia Pagos, terminaba el 30 de octubre. Por eso, en la última semana se precipitaron los acontecimientos. Cristóbal López, hoy con acceso fluído y sólido a Scioli, presionó a fondo para quedarse con el negocio.

Boldt jugó entonces su última carta y le pidió a Montoya que habilite una opción para que puedan quedarse con en el negocio durante otros tres años. La oferta era interesante para la Provincia: La empresa ya había iniciado un proceso de modernización de las terminales de captura de datos y contaba con 2.200 máquinas nuevas de un total de 4.500.

La empresa se comprometía a la modernización del total de las terminales que quedarían para la Provincia al vencer el contrato. Pero además, ofrecía bajar el precio por la prestación del servicio a sólo el 2,5% de lo apostado. Fuentes del sector explicaron a LPO que sólo Boldt pudo ofrecer ese porcentaje -Cristóbal López cobra 5% a Lotería Nacional por el mismo servicio- toda vez que ya tenía amortizada la inversión en buena parte del sistema.

En agosto de 2012, cuando trascendió la idea de Scioli de estatizar el juego, la empresa cobraba el 5,25%, luego pasó a cobrar el 3,9% y ahora accedió a bajar su canon a 2,5%.

En la última semana, la presión de Federico de Achával y Cristóbal López a Montoya para quedarse con el negocio fue intensa. Pero propio Achával reconoció que el precio de Boldt era inalcanzable: "No podemos igualar esa oferta", le dijo al ex recaudador bonaerense.

En ese marco y ante el avance de sus competidores, Tabanelli hizo su jugada: El 24 de septiembre le envió una carta a Montoya anticipandole que ante la falta de respuesta a su propuesta de presentar una opción, entendían que la decisión del gobierno bonaerense era no renovar el contrato y anticipaban que el 30 de septiembre retirarían todas las terminales y abandonarían la finalización de la operación por la finalización de la prórroga.

Para las finanzas de la Provincia eso significaba una tragedia. Las apuestas online generan una recaudación de 1.300 millones de pesos por mes, sin mencionar el conflicto con los trabajadores de las 4.500 agencias de Lotería bonaerense.

Desesperado, Montoya se reunió con al menos dos ministros del Gobierno Nacional. Les explicó que si la intención de la Casa Rosada era dejar a Boldt afuera del negocio, tenían que facilitarle a la provincia los 250 millones que costaban las máquinas. La propuesta, como era previsible, fue rechazada de plano.

Casi sin margen, Scioli se rindió a los argumentos técnicos de Montoya y resolvió renovarle el contrato a Boldt por tres años. Para la firma de Tabanelli implica un ganancia de 20 millones de pesos por mes y una inversión de 300 millones entre nuevas terminales y centro de cómputos.

En el proceso, hubo interesados que operaron en contra del acuerdo. Uno de ellos fue Diego Mazer, yerno del desarrollador inmobiliario Sergio Grosskopf. Ambos tienen línea directa con Scioli y son habitué de las reuniones en La Ñata. Mazer mantuvo almuerzos en el restaurant Tomo 1 con funcionarios de Scioli y operó fuerte -sin éxito- para bajar a Boldt del negocio. 

Otro fue Dario Zutel, CEO de Win Systems, una empresa que, desesperada, sobre el final de la negociación, hizo una oferta para operar el sistema a cambio de sólo el 1,3% de la recaudación. La propuesta era insólita. Win Systems no tiene antecedentes en el país, ni patrimonio para respaldar la operación -su facturación sólo alcanza los 10 millones de dólares anuales en todo el mundo-, pero lo más importante: Nunca explicó como iba a comprar las terminales y con que software operaría el sistema. Sin margen para aventuras, Montoya descartó la oferta de plano. 

El acuerdo singnifica a pesar de todo, un avance para la provincia en términos de control propio de la operatoria del juego. El cambio más importante es el de la figura del "Integrador" que era Boldt y ahora será el Grupo Bapro.

El "integrador" es quien conecta la terminales con las comunicaciones y el software. Para ello, Montoya exigió a la empresa que le arme un centro de cómputos propio que le permitirá seguir online la evolución de las apuestas. Así en tres años cuando venza el contrato de Boldt, la provincia tendrá las terminales y el centro de cómputos, sólo necesitará contratar el software para operarlo.