18 de abril, 2024
El documento que el Papa le recomendó leer a Cristina contradice los prejuicios kirchneristas
Las conclusiones de la V Conferencia de la CELAM tienen un fuerte llamado de los obispos a profundizar la integración regional. Una postura totalmente opuesta al fantasma que agitaron algunos sectores del oficialismo sobre la designación de Bergoglio para ser el "Wojtyla de América Latina".
"Esto le va a ayudar un poco para ir pescando que es lo que pensamos los padres latinoamericanos", le dijo ayer el papa Francisco a la presidenta Cristina Kirchner, mientras le entregaba un libro con las conclusiones de la V Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), que se realizó en 2007 en la ciudad brasileña de Aparecida y que el entonces cardenal Bergoglio presidió.
El documento contiene muchas críticas a los gobiernos de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, los obispos hablan de “democracias frágiles”, “desvíos autoritarios”, y de un “avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista”.
Pero también hay algunas posturas políticas interesantes, como la que ayer sorprendió a Cristina Kirchner cuando Francisco le habló de la integración regional. “Me habló de la Patria Grande y del rol de los distintos gobernantes de latinoamericanos, que trabajan unidos por la Patria Grande, y utilizó ese término \\\'Patria Grande\\\'. Me dijo que utilizó ese término porque era el que usaban San Martín y Bolívar", contó la mandataria, que se confesó muy impactada por la mención.
Pero el impacto por las palabras de Francisco hubiese sido menor con el repaso del documento de Aparecida. Allí, los obispos se declaran “al servicio de la unidad y de la fraternidad de los nuestros pueblos” y afirman que aspiran “a una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada”.
Los sacerdotes recuerdan que en las anteriores conferencias (la III en Puebla en 1979 y la IV en Santo Domingo en 1992) ya hablaban de “gran patria latinoamericana” y del “ideal de nuestros próceres sobre la Patria Grande”. “La V Conferencia expresa su firme voluntad de proseguir ese compromiso”, señalan.
Los elogios a los avances logrados en la integración están acompañados por críticas sobre lo que todavía falta, algo que suele repetirse en todas las cumbres realizadas por los presidentes de la región en los últimos tiempos. “Es nuestra patria grande pero lo será realmente ‘grande’ cuando lo sea para todos”, indica el documento.
“Apreciamos en los últimos 20 años avances significativos y promisorios en los procesos y sistemas de integración de nuestros países. Se han intensificado las relaciones comerciales y las políticas (…) Sin embargo, hay muy graves bloqueos que empantanan esos procesos. Es frágil y ambigua, una mera integración comercial. Lo es también cuando se reduce a cuestión de cúpulas políticas y económicas y no arraiga en la vida y participación de los pueblos”, sostiene el trabajo.
La referencia a la “mera integración comercial” y a la necesidad de la “participación de los pueblos” recoge una de las posturas tradicionales del llamado “eje bolivariano”, que encabezaba el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. El boliviano Evo Morales es uno de los que más ha insistido en la necesidad de la “integración social y cultural”, algo que nunca prosperó.
“Los retrasos en la integración tienden a profundizar la pobreza y las desigualdades, mientras las redes del narcotráfico se integran más allá de toda frontera. No obstante que el lenguaje político abunde sobre la integración, la dialéctica de la contraposición parece prevalecer sobre el dinamismo de la solidaridad y amistad. La unidad no se construye por contraposición a enemigos comunes sino por realización de una identidad común”, agregan con tono crítico los obispos.
Estas posturas de la V Conferencia de la CELAM y las palabras de Francisco a Cristina revelan un costado que evidentemente no fue tomado en cuenta por algunos referentes del kirchnerismo que se apuraron a ubicar a Bergoglio en el lugar de enviado imperialista para destruir la integración regional.
“Si Pacelli (el papa Pío XII) recibió el financiamiento de la Inteligencia estadounidense para apuntalar a la democracia cristiana e impedir la victoria comunista en las primeras elecciones de la posguerra y si Wojtyla (Juan Pablo II) fue el ariete que abrió el primer hueco en el muro europeo, el papa argentino podrá cumplir el mismo rol en escala latinoamericana”, escribió el periodista oficialista Horacio Verbitsky al día siguiente del Habemus Papam que sorprendió a todo el mundo.
Más directo, Luis D\'Elía escribió en Twitter: “Francisco es a América Latina lo que Juan Pablo II fue a la Unión Soviética. EL NUEVO INTENTO DEL IMPERIO POR DESTRUIR LA UNIDAD SURAMERICANA”. El dirigente profundizó sobre esta cuestión en su programa de radio, dónde también aseguró que el apoyo del cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, a Bergoglio era parte de la maniobra imperialista, sin tener en cuenta el enfrentamiento que el religioso mantiene con Barack Obama por cuestiones ideológicas y sociales.
El documento contiene muchas críticas a los gobiernos de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, los obispos hablan de “democracias frágiles”, “desvíos autoritarios”, y de un “avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista”.
Pero también hay algunas posturas políticas interesantes, como la que ayer sorprendió a Cristina Kirchner cuando Francisco le habló de la integración regional. “Me habló de la Patria Grande y del rol de los distintos gobernantes de latinoamericanos, que trabajan unidos por la Patria Grande, y utilizó ese término \\\'Patria Grande\\\'. Me dijo que utilizó ese término porque era el que usaban San Martín y Bolívar", contó la mandataria, que se confesó muy impactada por la mención.
Pero el impacto por las palabras de Francisco hubiese sido menor con el repaso del documento de Aparecida. Allí, los obispos se declaran “al servicio de la unidad y de la fraternidad de los nuestros pueblos” y afirman que aspiran “a una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada”.
Los sacerdotes recuerdan que en las anteriores conferencias (la III en Puebla en 1979 y la IV en Santo Domingo en 1992) ya hablaban de “gran patria latinoamericana” y del “ideal de nuestros próceres sobre la Patria Grande”. “La V Conferencia expresa su firme voluntad de proseguir ese compromiso”, señalan.
Los elogios a los avances logrados en la integración están acompañados por críticas sobre lo que todavía falta, algo que suele repetirse en todas las cumbres realizadas por los presidentes de la región en los últimos tiempos. “Es nuestra patria grande pero lo será realmente ‘grande’ cuando lo sea para todos”, indica el documento.
“Apreciamos en los últimos 20 años avances significativos y promisorios en los procesos y sistemas de integración de nuestros países. Se han intensificado las relaciones comerciales y las políticas (…) Sin embargo, hay muy graves bloqueos que empantanan esos procesos. Es frágil y ambigua, una mera integración comercial. Lo es también cuando se reduce a cuestión de cúpulas políticas y económicas y no arraiga en la vida y participación de los pueblos”, sostiene el trabajo.
La referencia a la “mera integración comercial” y a la necesidad de la “participación de los pueblos” recoge una de las posturas tradicionales del llamado “eje bolivariano”, que encabezaba el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. El boliviano Evo Morales es uno de los que más ha insistido en la necesidad de la “integración social y cultural”, algo que nunca prosperó.
“Los retrasos en la integración tienden a profundizar la pobreza y las desigualdades, mientras las redes del narcotráfico se integran más allá de toda frontera. No obstante que el lenguaje político abunde sobre la integración, la dialéctica de la contraposición parece prevalecer sobre el dinamismo de la solidaridad y amistad. La unidad no se construye por contraposición a enemigos comunes sino por realización de una identidad común”, agregan con tono crítico los obispos.
Estas posturas de la V Conferencia de la CELAM y las palabras de Francisco a Cristina revelan un costado que evidentemente no fue tomado en cuenta por algunos referentes del kirchnerismo que se apuraron a ubicar a Bergoglio en el lugar de enviado imperialista para destruir la integración regional.
“Si Pacelli (el papa Pío XII) recibió el financiamiento de la Inteligencia estadounidense para apuntalar a la democracia cristiana e impedir la victoria comunista en las primeras elecciones de la posguerra y si Wojtyla (Juan Pablo II) fue el ariete que abrió el primer hueco en el muro europeo, el papa argentino podrá cumplir el mismo rol en escala latinoamericana”, escribió el periodista oficialista Horacio Verbitsky al día siguiente del Habemus Papam que sorprendió a todo el mundo.
Más directo, Luis D\'Elía escribió en Twitter: “Francisco es a América Latina lo que Juan Pablo II fue a la Unión Soviética. EL NUEVO INTENTO DEL IMPERIO POR DESTRUIR LA UNIDAD SURAMERICANA”. El dirigente profundizó sobre esta cuestión en su programa de radio, dónde también aseguró que el apoyo del cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, a Bergoglio era parte de la maniobra imperialista, sin tener en cuenta el enfrentamiento que el religioso mantiene con Barack Obama por cuestiones ideológicas y sociales.
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Además, no nos olvidemos que hace poco más de un mes los países miembros del CELAC eligieron al dinosaurio Raúl Castro -de esa vertiente- para que mantenga la "democracia en latinoamérica"..(!) Y, en realidad, tiene el record de 50 años en el poder sin ninguna elección.....nueva piña al dragón rojo.!
En cuanto al otro dinosaurio de la inquisición, el Arzobispo de La Plata Héctor Aguer, seguramente se cocinará a fuego lento con el ex chofer "Cacho" Caselli