En su piso de la avenida Figueroa Alcorta, de traje y corbata, Darío Ventimiglia recibió a La Política Online para hablar de las elecciones del parlamento italiano, que tienen su capítulo argentino desde el viernes pasado hasta el 20 de febrero.

Este abogado rosarino de 54 años que se define como el representante en Argentina del ex presidente italiano Romano Prodi, es uno de los candidatos a senadores por la Unión Sudamericana de Emigrati Italiani (Usei)

De ascendencia siciliana, Ventimglia, que supo estar al frente de Telecom Italia disparó munición gruesa contra el resto de los candidatos, especialmente hacia los dos partidos que poseen bancas en el parlamento de la península desde los últimos comicios en los que participaron los italianos que viven en el exterior, en 2008.

Recordó causas judiciales de los candidatos Esteban Caselli, Ricardo Merlo y Claudio Zin, a quien vinculó con “prácticas mafiosas” y se lamentó por el uso de figuras mediáticas en la campaña: “es tapar el sol con la mano”, afirmó.

El candidato de la Usei, que ya se presentó en elecciones anteriores al parlamento italiano e incluso escribió una novela al respecto, buscará que se implemente el idioma italiano en las escuelas públicas y que la jubilación de los ítalo-argentinos vuelva a cobrarse en euros.

A continuación, la entrevista completa.

¿Por qué quiere ser senador italiano?

Queremos terminar con cuestiones que nadie saca a la luz. Queremos debatir para evitar que sigamos perdiendo todos nuestros derechos. Se da el caso que han pesificado la jubilación en euros. Pensamos que tenemos que ser un canal de apertura en los dos gobiernos. Lo primero que hay que hacer es recuperar la credibilidad en los representantes para poder pedir cosas. Hablamos de reintegración. América Latina tiene en su relación con Italia mucho más para dar que para recibir. A pesar de la crisis italiana, Italia sigue siendo la segunda potencia industrial de Europa. Y los países del Mercosur, siguen importando el 90 por ciento de sus insumos industriales a los países europeos. De modo que la integración no es complicada, más allá de las cuestiones macroeconómicas del momento, podemos aprovechar la tecnología italiana, el marketing operativo italiano, el Made in Italy para tratar de producir, crear riqueza y trabajo para nuestros hijos y nuestros nietos. Esto es muy lindo decirlo en palabras pero nosotros tenemos un equipo técnico trabajando. Iniciamos un proceso con Romano Prodi hace más de 20 años de integración de comunidades del sur de Italia a la realidad de la pequeña y mediana empresa. La idea sería elaborar un proyecto similar, crear una fundación paraestatal italiana y argentina que se dedique a monitorear el ensamble, la formación de consorcio no como un negocio privado. Las famosas cámaras de comercio ítalo-argentinas en muchos casos se han convertido en sellos de goma en beneficio de cuatro o cinco personajes que lograban canalizar los subsidios a través de las cámaras de comercio, como en Rosario, donde la cámara eran manejada por el señor Tirelli padre o la cámara de comercio de Buenos Aires que la manejó durante muchos años el señor Pallaro. Un crédito, una ayuda, un subsidio, además de pasar por la cámara pasaba por un despacho privado donde se quedaban con la parte más interesante del negocio. Nosotros estamos en contra de eso. Para Italia y para Europa, Argentina y América Latina somos una oportunidad. Queremos cambiar el concepto de ir a pedir, no tenemos que pedir nada. Queremos responsabilizar a los dirigentes de la colectividad italiana en la Argentina para que primero permitan la incorporación de los jóvenes a este proceso y segundo para que asuman su responsabilidad. No podemos aceptar que una ciudad como Rosario haya 300 abuelos indigentes y no podemos estar esperando que nos ayuden desde Italia. Los dirigentes de la colectividad italiana tienen que resolver la problemática por sí mismos si quieren a Italia o a su cultura. Es importante también recrear la relación entre Italia y los países de América Latina. Hay que revisar los tratados existentes. Tenemos que tratar de lograr la apertura de una oficina del Mercosur, una representación del Mercosur permanente en Roma. Voy a trabajar para que eso suceda porque es una manera de acercarnos. Después hay un aspecto que me interesa muchísimo que es lo vinculado a la lengua italiana, que es el instrumento de difusión y de mantenimiento de nuestra cultura. Quiero lograr que nuestras escuelas públicas, como ocurre en algunos lugares, enseñen el idioma italiano conjuntamente con el inglés, dada la característica de nuestra colectividad. En la provincia de Buenos Aires hay un acuerdo firmado que no se ejecutó, hay que trabajar sobre este elemento.

Usted criticó fuertemente la pesificación de la jubilación de los italianos residentes en Argentina. ¿Tiene alguna propuesta en ese sentido?

Nuestro objetivo es iniciar exclusivamente la lucha para que nuestros abuelos recuperen lo que les corresponde y denunciar a todos estos individuos que forman parte de un clan o de una secta que utiliza la italianidad a su propio beneficio. Desde julio de 2012, estos señores conocían la problemática de nuestros 34 mil abuelos, pero no hicieron absolutamente nada. Nosotros iniciamos acciones de amparo y hemos logrado dos sentencias favorables. Probablemente en los próximos días van a empezar a cobrar estos abuelos en euros. Incluso hay un senador, Caselli, que propuso como solución que los abuelos abrieran una cuenta en Uruguay. Imaginemos cientos de abuelos saliendo del Buquebús una vez por mes llegando a Montevideo a cobrar su pensión. Es poco serio un planteo de esas características. Hago un llamado de atención a los italianos para que se den cuenta de que estos señores que gastan millones de pesos en publicidad cuando tenemos miles de abuelos sin asistencia social y abandonados y en estado de indigencia.

¿Qué lo diferencia del resto de los candidatos?

Soy muy categórico en lo que llamo “el código de omertà”, que es el silencio interno que distingue a las asociaciones mafiosas. Esto es lo que predomina en los sectores de la política italiana que se niegan a abrir la puerta y revelar las prácticas corruptas que son comunes en esta colectividad. Por eso pensamos que nosotros desde la Usei somos la única alternativa de cambio de la comunidad italiana en América Latina. Estamos en contra de la estructuración mafiosa de muchos de los personajes que se postulan como candidatos. Muchos se presentan de nuevo haciendo promesas vacías y no han hecho absolutamente nada en el período en el que estuvieron en el parlamento italiano. Los italianos en el exterior fueron abandonados. Estas cosas son públicas pero desgraciadamente nadie las dice. La carrera electoral nos enfrenta a dos adversarios que pretenden ser reelectos. Estas dos listas tratan de cubrir su propia ineptitud utilizando a personas conocidas. Por un lado al médico mediático Claudio Zin, que fue ministro de Scioli, pero que jamás se lo escuchó enunciar una palabra acerca de las dificultades de nuestra gente y además tiene algún conflicto judicial bastante complicado que sería bueno que por lo menos lo aclarara. Después nos encontramos con Esteban Caselli, que es un ex embajador de Carlos Menem, que tiene cosas en común con Zin ya que también está afectado por procesos judiciales, en este caso no en Argentina pero sí en Italia. Sería bueno que los italianos empecemos a elegir personas que por lo menos no tengan problemas con la Justicia, no todos los tienen. Un elemento interesante de esta campaña es que ninguno de estos personajes quiere debatir. Tienen miedo de debatir porque realmente lo que tienen para decir es muy poco. La omertà es un concepto típicamente mafioso y hace que nadie quiera explicar cómo, por ejemplo el hijo de quien vació el Hospital Italiano en Rosario, se presenta a estas elecciones. Esto lo digo en relación a un candidato del señor Merlo en Rosario que se llama Franco Tirelli y que ahora apoya al Maie pese a que en la elección pasada apoyaba al senador Caselli y a Silvio Berlusconi. Esta gente no tiene vergüenza, le miente a los italianos y los sigue engañando. Aparecen estos personajes que son de segundo nivel que no tienen ninguna credibilidad ni en Argentina ni en Italia. Estas situaciones de corrupción tienen nombre y apellido y en las anteriores elecciones nos hemos equivocado mucho los italianos. Hemos elegido representantes como Caselli que ni saben hablar italiano, que es el único idioma que se usa en el parlamento. U otros que vendieron su voto, como Pallaro, que ahora apoya una lista del partido democrático. También otro que está involucrado en una causa por robo de votos, como Caselli. O personajes como Ricardo Merlo, que es un diputado que tiene casi 150 vuelos Roma-Buenos Aires, en clase magnífica, y que sólo participó en el 5 por ciento de las sesiones parlamentarias.

¿Eso no lo saben los italianos?

Yo los invito a todos los italianos o a la gente que le interese a visitar la web de la Cámara de Diputados, que es www.camera.it, donde pueden verificar concretamente a este personaje que incluso se presenta como independiente y no lo es, y que tiene una producción legislativa que es absolutamente nula. Aclaro que en todo este período hemos perdido todos los derechos existentes, por ejemplo se han eliminado los subsidios para nuestros abuelos indigentes, no se han potenciado las redes consulares. Todo lo que ahora están pregonando que van a hacer no lo hicieron en los últimos 7 años. En realidad lo que Merlo armó inteligentemente es un partido-empresa en todo el mundo, para aprovechar que el gobierno otorga una cantidad de euros por voto. Por eso avergüenza tanto el dispendio de recursos y de dinero en esta campaña electoral, teniendo muchos abuelos indigentes, teniendo los abuelos con las pensiones pesificadas.

¿Cree que los candidatos tienen algún vínculo con la mafia?

No estoy en condiciones de afirmar que tenga un vínculo operativo con las asociaciones mafiosas. Lo que sí, tienen prácticas y modalidades que son típicamente mafiosas. Eso me hace sospechar que, ¿por qué no?

¿Por qué cree que hubo una irrupción de candidatos de la farándula?

Yo creo que Italia ha vivido en los últimos 10 años un acentuado proceso de farandulización. En el caso nuestro estamos tratando de actuar con realismo y seriedad. Vamos a ser parlamentarios en una Italia con una profunda crisis y la farandulización en Argentina tiene que ver más que nada con la necesidad, tanto el senador Caselli como el diputado Merlo, de querer tapar el sol con la mano. En el caso de Caselli, utiliza a una trabajadora de la actuación (por Ileana Calabró, candidata a diputada), una mujer de bien, que creo que no tiene conciencia de qué está haciendo, en buena fe. Lo mismo ocurre con Merlo, que utiliza una persona mediática, con los problemas judiciales que mencionamos, pensando en tapar su propia ineptitud, que es la de haber sido parlamentario durante siete años y no haber concluido absolutamente nada. La única gestión que hizo fue conseguir algunas becas, que creo que no es el rol nuestro de parlamentarios de recolectar becas. Soy docente universitario y creo que hay que apoyar a las instituciones para que obtengan beneficios. Tenemos que ayudar pero no hacer un acto y entregar las becas, me parece una actitud demagógica. Los italianos de esta parte del mundo tenemos una oportunidad de elegir bien. Es importante desenmascarar. Lo escuché a Zin hablando de un proyecto de salud similar a español, le sigue mintiendo a nuestra gente.

¿Qué situación atraviesa Italia?

Hoy es muy difícil que Italia pueda ayudar demasiado a nuestros connacionales porque tiene serios problemas económicos. Es el país de Europa que ha crecido menos en los últimos cinco años. Cerró el 2012 con un “disavanzo”, un crecimiento negativo del 1,3 por ciento. Tiene una deuda monstruosa, equivalente al 120 por ciento del PBI. Tiene un índice de desocupación muy importante, del 11 por ciento en toda Italia pero con medias de hasta el 50 por ciento en las comunidades del centro sur. Tenemos muchos jóvenes del centro sur de Italia que a pesar de estar recibidos, de tener títulos de ingeniería, no tienen posibilidad de trabajar. Tenemos serios problemas en el sistema sanitario. Una operación programada como puede ser una vesícula, una operación sencilla, demora entre 250 y 300 días para ejecutarse en una localidad importante. Hay problemas en el sistema judicial, que es extremadamente lento. Para tener una sentencia en primera instancia en algunas ciudades de Italia hacen falta 900 días. Estamos viviendo una situación muy conflictiva. Y esta gente miente, ilusiona a la gente, a los abuelos, obviamente que no le interesa absolutamente nada. Los representantes tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Desde la centroizquierda la idea es apoyar una propuesta seria, como la de Bersani. Estamos en contra de cualquier iniciativa que tome Silvio Berlusconi. Creemos que un personaje que tienen 33 causas penales y dos condenas no definitivas no debería hoy convertirse en el árbitro de Italia, pero desgraciadamente hay un grupo de personas en el centro norte de Italia que lo apoyan. Entonces nosotros tenemos que hacer un esfuerzo para darle un poco de seriedad a toda esta cuestión frente a un momento grave de Italia y de los italianos que vivimos en esta parte del mundo. Por eso la batalla nuestra es en contra del señor Caselli, en contra del señor Zin y el señor Merlo. Y llamamos a los italianos a que voten, especialmente a la segunda y la tercera generación.