El PRO santafecino ya está acostumbrado a los escándalos, en su corta existencia de vida y no sólo por las desafortunadas frases del cómico Miguel del Sel.

Hace no muchos tiempo enfrentó una crisis similar cuando el peronista Osvaldo Salomón, ex candidato a vicegobernador de Del Sel, renunciara al PRO denunciando que el Midachi entregó la elección al socialista Antonio Bonfatti, asustado ante la certeza de que iba a ser el próximo gobernador de Santa Fe.

Internismo y denuncias escandalosas también reflejan la historia de la fuerza de Macri en Rosario. Laura Weskamp fue la primera concejala del PRO en Rosario a partir del 2009. En su equipo contaba con Rodrigo Lopez Molina y Alejandro Rosello.

En las elecciones del 2011, gracias a la avalancha de votos que logró Del Sel, el PRO logra tres lugares en el Concejo Deliberante rosarino. Quienes encabezaban la lista eran Rodrigo Lopez Molina, Alejandro Rosello y Sofía Alarcón.

Pero Alarcón renunció sorpresivamente a su banca y en el PRO se abrió una feroz lucha interna por ver quien ocupaba ese lugar. El puesto finalmente quedó para María Julia Bonifacio que, a pesar de ser la quinta en la lista, logra desplazar a Marcelo Ayimén, del sindicato del vidrio, en una discusión que giró en torno al cupo femenino.

A partir de allí, Laura Weskamp fue dejada a un lado por sus pares de bloque a pesar de ejercer la presidencia y ser tercera autoridad del Concejo Municipal. Las internas fueron profundizándose sobre todo cuando el concejal López Molina fue acusado públicamente de recibir sobornos de empresarios de la noche para impedir la apertura de la sucursal rosarina de Esperanto, en marzo del año pasado.

Las tensiones generadas hacia dentro del espacio marcan así el desarrollo del PRO local donde hubo hasta rumores de intimidaciones y amenazas entre pares.