Sobre el mediodía, cuando las imagenes de multidudes saqueando un supermercado en Bariloche inundaban las pantallas de todos los canales de noticias, el intendente local, Omar Goye, anunció en un comunicado que viajaba a Buenos Aires para reunirse con el senador Miguel Pichetto, líder del PJ local y duramente enfrentado al gobernador frepasista Alberto Weretilneck.

Nada dijo sobre cómo iba a detener los desmanes, tarea que recayó en el secretario Privado de la Municipalidad, Oscar Borchichi, quien insólitamente quedó como intedente interino. Una vez en la Capital no tuvo otra opción que asumir el desastre y fue recibido por el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. 

No fue la primera sorpresa que ocasionaba Goye, intendente desde hace un año: cinco días atrás perdijo con una certeza escalofriante, que podría haber saqueos si los supermercados no regalaban bolsas de alimentos a los vecinos de los barrios carenciados.

"Hay que caminar por algunos barrios para constatar la angustia de familias en situación de riesgo", sorprendió Goye, tras una audiencia del Concejo Deliberante para debatir un aumento de tasas.

Los integrantes de cooperativas como 17 de Junio y 1 de Mayo exigían 4000 bolsas con alimentos por valor de 600 pesos. La Anónima, Todo, Changomás, Carrefour y hasta la distribuidora mayorista Diarco recibieron el mensaje pero no respondieron.

Esta mañana las sucursales de estos supermercados en Bariloche, fueron saqueadas por grupos que no dudaron en enfrentar a la policía, que sólo pudo salvar a Carrefour.

Teorías conspirativas

Quienes conocen al intendente aseguran que sólo por un cúmulo de circunstancias fortuitas llegó a gobernar la intendencia más poderosa de la provincia, por encima de los otros tres distritos fuertes: Cipoletti, Viedma y General Roca.

La debacle de la UCR, que gobernaba la provincia desde el retorno democrático, abrió la chance al peronismo de desembarcar en Bariloche.

“El problema de esta ciudad es que es heterogénea, con muchos contrastes y gente ue viene de todas partes que hace que ningú político pueda prevalecer”, explicó una fuente peronista local. La pobreza de la periferia, una postal que intentan ocultar los circuitos turísticos, se acentuó con las cenizas del volcán Peuyehe. 

Conocedor del terreno, en la campaña del año pasado Pichetto se hizo cargo de Bariloche y promovió la candidatura de Jorge Arrieta en la interna.

Como le suele pasar al senador, perdió. Esta vez fue Goye el encargado de ganarle a Pichetto que ya en su momento vio escurrírsele la gobernación en manos de Carlos Soria, después de pasarse décadas sufriendo derrotas en manos de los radicales.

Para ganar Bariloche Goye que hizo valer el peso de ser presidente de la Cooperativa de Electricidad local, una especie de intendencia paralela por el dinero y el poderío que despliega. Recibió también el apoyo de dos gremios claves del distrito: empleados de comercio y hoteleros. 

Sin embargo, el anuncio de los saqueos -luego cumplido- y su sorpresivo viaje a la Capital para ver a Pichetto, alentaron las sospechas que acaso los saqueos hayan sido producto de la durísima interna que enfrenta al senador con el gobernador Weretilneck, que logró cerrar un vínculo directo con la Casa Rosada y se sacó de encima el "protectorado" que intentó aplicarle el jefe d elos senadores kirchneristas.

Lo cierto es que Goye, al igual que Pichetto se convirtió en una viuda del fallecido Soria, ante la autonomización del frepasista Weretilneck, quien blanqueó la crisis con Pichetto tiempo atrás al pedirle la renuncia a su hijo al Ministerio de Producción.

En ese momento, el Gobierno eligió terciar en favor de Weretilneck a través de Abal Medina, con historia en el Frente Grande. Dolido, Pichetto le dijo a quien quiso escucharlo que pensaba en dar un paso al costado de la conducción del bloque.

De ahí, que cuando Goye advirtió la semana pasada que no podría controlar a las barriadas de Bariloche, muchos crecieron ver detrás la mano negra de Pichetto alentando el caos en la provincia, para desgastar al gobernador.

“Esto no es producto del hambre. Es una circunstancia programada organizada y puesta en macha por un grupo de 15 personas, en Chango Más, y después repercutió en cada uno de los lugares que fueron tomados como objetivo”, se quejó Weretilneck esta tarde. Goye ya no estaba en la provincia, tomaba un café en la Capital con Pichetto.