La nueva edición del Consejo de las Américas tuvo una estrella central y excluyente, aunque haya sido de manera tácita: todos las miradas volvieron posar sobre el megayacimiento de Vaca Muerta, que promete cambiar la ecuación energética de la Argentina y también seduce a empresario petroleros de todo el mundo.

Cristiano Ratazzi, Eduardo Elsztain, Daniel Vila y José Ignacio De Mendiguren fueron algunos de los empresarios que colmaron el Alvear Palace Hotel de la ciudad de Buenos Aires, además de la numerosa comitiva de inversores norteamericanos que vinieron a conocer el país de la mano de la organizadora del evento, Susan Segal.

Pero el ambiente, sin dudas, era mayoritariamente de petroleros. En los pasillos del hotel conversaban los ejetuvivos de YPF, Petrobras, Pluspetrol, Panamerican Energy, Chevron, Andes Energía -estas tres últimas firmas incluso fueron auspiciantes del encuentro-.

Los oradores también fueron una prueba de que las negociaciones por Vaca Muerta están en el centro de la escena política y económica por estos días. Hablaron los gobernadores de Mendonza, Francisco "Paco" Pérez, y de Neuquén, Jorge Sapag. Sus ministros de hidrocarburos los acompañaban. Se trata de las dos provincias con mayores niveles de producción petrolera y, casualmente, que comparten la mayor parte de ese megayacimiento de recursos no convencionales.

"Paco" Pérez les dio la bienvenida a los empresarios estadounidenses que visitaban por primera vez, remarcó la potencialidad energética de Mendoza y les aseguró que se sorpenderán de las posibilidades de negocios que encontrarían en su provincia.

Jorge Sapag se mostró exultante, luego de conseguir que su provincia se conviertiera en el tercer mayor accionista de YPF, con el 10,45%, como reveló a LPO. En su discurso sólo hizo referencia a los extraordinarios recursos que se podrían obtener en Vaca Muerta.

El gobernador aseguró que la cuenca neuquina alberga más de 500 TCF (billones de pies cúbicos, por sus siglas en inglés), mientras que el país sólo consume alrededor de 2 TCF. "Son recursos contingentes que, aunque todavía no son consideradas reservas, están certificadas por estudios de importantes compañías internacionales", subrayó.

En un guiño para la petrolera estadounidense, resaltó el trabajo que los científicos de Chevron vienen realizando en su país, bajando el costo de extracción en los pozos no convencionales (de 18 a 3 dólares el BTU) para revertir el déficit en la balanza energética. "Ese camino queremos transitar en Neuquén", planteó. Y cerró: "Los invitamos a aumentar sus inversiones y a asociarse con YPF".

Más tarde llegaría el turno de Ali Moshiri, Presidente de Chevron para Africa y América Latina. El ejecutivo demostró el interés de su compañía en Vaca Muera, al explicar cómo hizo Estados Unidos para revertir su déficit en materia energética gracias a la producción de shale oil y shale gas, para luego afirmar que Argentina está en condiciones de hacerlo si consigue las inversiones necesarias.

"Chevron perforará 120 pozos en los próximos tres años en Neuquén y estamos abiertos a otras oportunidades", confirmó Moshiri. Y agregó: "El desafío no es la falta de recursos sino la capacidad de desarrollar las reservas de petróleo y gas".

El CEO de YPF, Miguel Galuccio, también se refirió a las expectativas que genera Vaca Muerta, pero no quiso dar demasiadas precisiones sobre el tema, porque la semana que viene finalmente presentará el "plan de los 100 días". Se trata de un anuncio que genera expectativas en el sector, porque recién allí -dicen- comenzaría a haber definiciones más claras.

Pero las negociaciones continúan, sobre todo con las firmas de los Estados Unidos. Según pudo saber LPO, los gobernadores petroleros viajarán junto a Galuccio a Houston a mediados de septiembre. Fueron invitados para presenciar un congreso de especialistas sobre exploración y producción de shale gas y shale oil.

El equilibrio de Cristina

La Presidenta sabe que un acuerdo con Chevron -o con cualquier otra firma norteamericana, como Shell o Exxon- impactaría tanto en el frente interno como en el externo. En lo doméstico, dejarían sin argumentos al arco opositor que suele criticar su alianza con el presidente de Venezuela, e incluso habla de la "chavización" de sus políticas económicas.

Una asociación de YPF no con PdVSA ni con capitales chinos sino con las máximas firmas petroleras mundiales, casualmente norteamericana, mitigarían esos señalamientos.

Esa misma señal se enviaría para el exterior: significaría un implacable mensaje de "confianza" para los inversores extranjeros, acaso más contundentes que los discursos que brindaron Hernán Lorenzino, Juan Manuel Abal Medina y Débora Giorgi en el Alvear Hotel. También terminaría de aislar a Repsol en sus reclamos por la expropiación de sus acciones en YPF.

Desde la Casa Rosada, sin embargo, saben que este punto sólo podrá ser capitalizado si se transita con equilibrio; de modo tal de no contradecir su discurso de unidad latinoamericana y, mejor aún, no poder ser acusados de "pro-imperio".