Guillermo Moreno no ocultó su dolor por el fallecimiento de Iván Heyn, el economista que siempre ponderó y nombró como subsecretario de Comercio Exterior, detrás de su también protegida, Beatriz Paglieri.
El funcionario ingresó a la secretaría de Comercio Interior y vio a sus empleados visiblemente caídos e intentó romper el hielo. “Acá no pasó nada”, gritó, tras apagar el televisor.
Pero a poco de irse, tal vez sentido por su reacción, envió facturas para sus súbditos, que no lograban restablecerse del duro golpe que significó la muerte de Heyn.
Moreno no fue la excepción. El economista fallecido era uno de sus preferidos y hasta lo había mencionado como su sucesor natural y no dudó en ponerlo debajo de Paglieri cuando Cristina Kirchner lo hizo cargo formalmente del comercio internacional.
Tenía contacto con él desde su llegada al Gobierno, época en la que Heyn trabajaba en Economía con Felisa Miceli y ya recibió llamados del secretario para sumarse a sus filas.
El 10 de diciembre su nombre sonó todo el día para el cargo que finalmente fue para Paglieri. Pero, como se preveía, terminó al lado de Moreno.