Mauricio Macri decidió terminar con la negociación con China para la construcción de la línea G del subte, considerada vital para el gobierno porteño por tratarse de una transversal de las líneas troncales.
La negociación con la empresa CREC se dilató y estuvo a punto de caerse varias veces, hasta que el propio Macri decidió darle fin por la suma que pedían los chinos.
El jefe de gobierno había instruido al ministro de Hacienda, Néstor Grindetti y el titular de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), a que consiguieran como fuera que el contrato con la empresa china no costara más del 20 por ciento que el monto que se podría negociar con cualquier contratista local.
Pero los chinos no quisieron bajar de una suma que superaba en un 35 por ciento al monto máximo que estimaba pagar Macri, por lo que el líder del PRO dijo que “no se hace”.
La propuesta inicial de China consistía en la entrega de la obra “llave en mano” de la línea G en un plazo de cinco años, con un crédito a 15 años que empieza a pagarse una vez que la línea está funcionando. El monto total rondaba los 1500 millones de euros, a pagar con una tasa Libor + 290.