“Horacio acumula para él”, le habría dicho a Macri, su influyente amigo Nicolás “Nicky” Caputo.
A Horacio Rodríguez Larreta le reconocen que “trabaja 36 horas por día” y que se puso la gestión porteña al hombro. Pero del mismo modo, le cuestionan que en su afán de crecer, a veces congela y obstaculiza las acciones de ministros o funcionarios que no se alinean a él, como ocurrió en el pasado con Diego Santilli, de Espacio Público.
“Al final el costo de tener las calles rotas por seis meses lo paga el jefe de gobierno”, se quejan en el Ejecutivo. Sin embargo, asesores muy cercanos al jefe de Gobierno afirman: “Es injusto y equivocada la lectura que están haciendo, Horacio es super leal y en última instancia siempre acumula para Mauricio”.
El crecimiento de Larreta tuvo en su momento el permiso de Macri, cuya intención era que el jefe de gabinete sirviera como contrapeso de Gabriela Michetti, cuando aún el ingeniero no había decidido que iría por la reelección en la Ciudad. En ese sentido la estrategia de potencia a Larreta fue exitosa, hoy la ex vicejefa está totalmente alejada del círculo de decisiones del macrismo.
La operación para recortarle poder a Michetti pero el mismo tiempo evitar una ruptura escandalosa, fue todo un éxito. Ahora el pendulo estaría girando hacia el lado del jefe de Gabinete porteño, que pareció salir como ganador de esa interna. Acaso una lectura apresurada, o al menos, que merece incorporar algunos matices.
Es que ahora Macri atravesará su último mandato y la lógica interna cambió. El jefe de Gobierno ya no podrá competir por un a nueva reelección, de manera que esta vez sí la salida que le queda es “por arriba” y para eso necesita proyectar en serio el Pro a nivel nacional, abriendo su sistema de alianzas y sumando músculo político.
Señales desde el poder
En el Pro reconocen que objetivamente las señales que surgen desde la cúpula del Pro implican unr ecorte del poder de Larreta, o la menos un freno a su crecimiento. Como sea, hoy en la interna del Pro se habla de dos movimientos.
Uno ya está practicamente confirmado: la creación del Ministerio de Gobierno, que encabezará Emilio Monzó y que le quitará a Larreta la Subsecretaría de Gobierno.
El segundo –todavía no tan firme- es la creación del Ministerio de Modernización del Estado que ocuparía el actual secretario de Recursos Humanos, Andrés Ibarra, que absorbería la dirección de Reforma Administrativa que hoy depende del jefe de gabinete.
En principio este ministerio no absorbería las negociaciones con el gremio de municipales que continuarían bajo la órbita del ministerio de Hacienda.
De esta manera, Larreta se quedaría sin una de las 3 subsecretarías que dependen directamente de él y con una dirección general menos, de las 13 que hay en su área.
Los contrapesos
Con la mira puesta en 2015, Emilio Monzó será el encargado de articular con el Congreso y las provincias. En ese sentido, en los últimos días estuvo en San Juan, Córdoba y Mendoza.
Pero además su cartera también servirá como nexo entre el Ejecutivo porteño y la Legislatura, otra de las tareas que acaparaba Larreta. Para eso, absorberá la subsecretaría de Gobierno que hoy por hoy ocupa Marcelo Godoy bajo la órbita de la jefatura de gabinete.
Como dijeron a LPO desde el gobierno porteño, el legislador Álvaro González ya está confirmado como el futuro subsecretario del área. Es que como Álvaro deberá abandonar la Legislatura en diciembre, Macri decidió aprovechar sus 8 años de experiencia parlamentaria para mantenerlo en contacto con los legisladores.
En tanto que el ministerio de Modernización del Estado que conduciría Andrés Ibarra nace con la idea de agilizar la gestión de todas las áreas del gobierno, una función que en los hechos se solapa con el ejercicio cotidiano de empuje y control de gestión que diariamente realiza Larreta.
Esto, como era previsible, lanzó las especulaciones en el Pro sobre el futuro de Iabrra y varios se preguntan si Macri no está ubicando en la cancha a un potencial jefe de Gabinete.
Sin embargo, fiel a su estilo, Larreta no muestra el mínimo resentimiento ante los cambios y deja trascender que él es el primer interesado en modernizar la gestión porteña y los apoya firmemente.