Todo indicaba que finalmente había llegado el día en que la Casa Rosada y José Manuel De la Sota podrían sellar su acuerdo. Pero, una vez más, diferencias de último momento retrasaron la tan demorada alianza. Incluso, hasta las condiciones climáticas jugaron en contra del acercamiento.

El lunes, la Presidenta habilitó la reapertura del diálogo con el oficialismo cordobés para acercar posiciones. Su objetivo es conseguir que el PJ de esa provincia la apoye en octubre, pero también en las primarias, en las que la Rosada quiere dar una demostración de fortaleza.

De esta manera, Cristina dejó atrás los roces por el armado provincial, y dedica todas sus energías para conseguir que todo el justicialismo se encolumne detrás de su candidatura. La principal preocupación que tienen las operadores kirchneristas son las internas del 14 de agosto. Es que una mala performance de la Presidenta rompería el discurso instalado sobre su amplia victoria en primera vuelta.

La estrategia es la misma que se aplicó en Santa Fe. En esa provincia, el kirchnerismo impulsó a Rafael Bielsa, pero tras su derrota, buscó sumar a quienes mayor cantidad de votos habían sacado. Por eso le ofrecieron encabezar la lista de diputados nacionales a Perotti, quien ya se mostró junto a Rossi y Cristina.

En estos días, desde el delasotismo también se aseguraba por lo bajo que se lograría la inscripción de una alianza común. Y se descontaba el apoyo a la reelección. La visita de Cristina a Villa María, para la inauguración del aeropueto "Néstor Carlos Kirchner", era una prueba contundente de que las conversaciones avanzaban. También estaría el gobernador Juan Schiaretti, lo que constituiría un contundente mensaje de distensión.

Pero las condiciones climáticas impidieron que viaje desde Buenos Aires y finalmente participó del acto a través de una teleconferencia. Ese tipo de "presencia" virtual -que Cristina aumentó considerablemente en los últimos meses, luego de que sus médicos le recomendaran bajar un poco el rito y descomprimir su agenda- acaso fue un anticipo de las diferencias.

Pero en Villa María estuvo la kirchnerista Carmen Nebreda, titular del Partido para la Victoria, y allí declaró que irían "juntos con el PJ”, aunque todavía no se había confirmado "ninguna lista de nombres". Puro optimismo.

Sin embargo, casi a la medianoche, volvieron a surgir diferencias, y De la Sota ordenó la inscripsión de Unión por Córdoba, a pesar de hacer explícito que se mantenía vigente el apoyo a la postulación de la Presidenta. El kirchnerismo, por su parte, inscribió la alianza Frente para la Victoria. Los motivos de esta nueva -y todavía momentanea- ruptura, no están claros.

"Pusieron algunos condicionamientos que no se aceptaron. Ellos pedían que se avale lo cerrado a nivel provincial. Y nosotros solamente queríamos discutir a nivel nacional", explicó Nebreda, en diálogo con LPO. Pero avisó: "Las conversaciones siguen. Hasta el 25 hay tiempo de que ellos se sumen a nuestro frente".

Desde el oficialismo cordobés intentaron quitarle dramatismo a la situación. "No es una situación tan llamativa. Las dos listas apoyarán a la Presidenta", declaró Gustavo Zamudio, secretario de Prensa de Schiaretti.

Un fuerte rumor que corría dentro del PJ provincial decía que De la Sota pidió “garantías” a la hora de designar las candidaturas de diputados nacionales, y al no tener respuestas, finalmente decidió cortarse solo.