El viaje que Andrés “Cuervo” Larroque hizo a La Plata para acompañar a Guido Carlotto en su presentación oficial como candidato a intendente no alcanzó para convencer a su tropa de que ese era el camino: algunos referentes de La Cámpora platense negocian escondidos con Pablo Bruera, enemigo declarado por la Casa Rosada.

Aquél 30 de marzo Larroque compartió escenario con Carlotto y toda la primera línea kirchnerista con llegada a la presidenta, como los diputados Carlos “Cuto” Moreno y Carlos Kunkel, además del ministro de Justicia Julio Alak (ex intendente de La Plata) y Jorge Taiana.

Cada uno a su turno, todos despotricaron contra Bruera, a quien Néstor Kirchner llegó a odiar con furia cuando lo ignoró por completo en la campaña electoral de 2009. El peor destrato del jefe comunal fue repartir boletas cortadas por la capital bonaerense.

Rabioso, pasada la elección, Kirchner ordenó a sus aliados platenses que sacaran su gente de la Municipalidad, pero no todos obedecieron: el jefe de Gabinete, Santiago Martorelli, oriundo del Movimiento Evita, prefirió seguir trabajando junto al intendente díscolo.

En el acto de Carlotto no todo el kirchnerismo platense recordó aquellos desencuentros. Nunca llegó Carlos Castagnetto, ex candidato a intendente y viceministro de Desarrollo Social. Tampoco Guillermo Justo Cháves, director del Instituto Nacional de Capacitación Política del Ministerio del Interior, apañado por Florencio Randazzo.

Peor hubo casos peores. En un asado que sectores kirchneristas compartían el sábado 9 de abril, muchos de los presentes quedaron perplejos ante la llegada de Gabriel Bruera, diputado provincial, hermano del intendente y, sobre todo, su principal operador político.

Según relató uno de los testigos a LPO, el encuentro transcurría normalmente en una quinta de las afueras de la capital bonaerense y entre los presentes había reconocidos militantes de La Cámpora local, entre ellos Eduardo “Cuchi” Peralta y Josefina Barberis.

Peralta es oriundo de Río Turbio con paso por Río Gallegos y en su perfil de Facebook ilustra esa información con una foto junto a Néstor Kirchner. Barberis también hace saber su fidelidad K por la concurrida red social. Pero ambos poco escuchan las órdenes de la Casa Rosada.

El testigo que compartió un asado con el hermano Bruera contó a LPO que el diputado intentó establecer un vínculo entre el kirchnerismo y el municipio, un deseo que el intendente no oculta. Una de las propuestas habría sido alquilarles un local en la calle 55 entre 11 y 12. Aún no hubo promesas de candidaturas, pero se descuenta que el bruerismo podría abrir la lista de concejales para los K que se abstengan de enfrentarlo.

Bruera ya no oculta su deseo por conciliarse con Cristina. En los últimos meses se hicieron habituales sus homenajes a Kirchner y sus palabras de agradecimiento para el Gobierno Nacional, impensado unos meses antes de la muerte del ex presidente, cuando llenó el Luna Park para diferenciarse del Ejecutivo.

Algunos kirchneristas de la región encuentran una obvia explicación en ese repentino cambio de conducta: hasta octubre la presidenta medía 20% pero ahora habría duplicado esa imagen, quedando por encima del propio jefe comunal.

La Cámpora platense tomó forma tras la muerte de Kirchner, como muchas de sus sedes del interior ignotas hasta octubre. La preside Mario Borgna y trabaja a su par Martín Alanis, conocido en La Plata por haber coordinado el centro de estudiantes de Santa Cruz.

Quienes lo conocen desde su infancia recuerdan que proviene de una familia radical que olvidó esa afiliación por obra y gracia de Néstor Kirchner. Algunos de sus compañeros de La Cámpora ahora podrían olvidar los designios del ex presidente, pero para tener un lugarcito junto a Bruera.