La política sanitaria del gobernador de Salta, Juan Urtubey, quedó en la mira tras confirmarse que siete bebés aborígenes murieron por desnutrición en los últimos quince días, justo mientras camina hacia su reelección y mantiene firme la ilusión de llegar algún día a la presidencia de la Nación.

Antes de liderar un acto junto al titular de la CGT Hugo Moyano, el diputado nacional Walter Wayar adjudicó las muertes a la descentralización de la salud que implementó Urtubey.

“Hay una falta total de compromiso en la gestión. Haber colocado como responsable social a los municipios tiene como consecuencia la mala política social que termina en muertes”, acusó Wayar, ex vicegobernador del senador del Peronismo Federal, Juan Carlos Romero.

Fuentes cercanas a la gobernación salteña confirmaron a LPO que la descentralización sanitaria fue una bandera de Urtubey a poco de asumir. Cuentan que se comprometió a aumentar los recursos para el área social pero derivó responsabilidades en los municipios.

Las políticas sanitarias en la provincia las llevan las agencias de salud que hay en cada región. Las mayores complicaciones suceden en el norte, donde se concentra la población aborigen, principal víctima de problemas alimenticios.

“Una cosa es regionalizar las decisiones y centralizar las ejecuciones. Otra es desentenderse. El Ministerio de Salud hoy sólo se encarga de sus hospitales y sus centros sanitarios”, describió Wayar, convencido de que su rival resultará perjudicado en los comicios por este flagelo.

En Salta señalan que Urtubey adjudica la difusión de los casos de mortalidad infantil a su pelea con el diario El Tribuno, que vinculan al senador del peronismo federal Juan Carlos Romero.

Pero analistas locales y dirigentes aceptan por lo bajo que la población de la capital salteña, donde está el 40% del electorado, no cambia sus opiniones por las necesidades de los aborígenes que pueblan la frontera del norte.

Sin lista K

La buena noticia política que tuvo Urtubey esta semana fue la impugnación judicial a la lista kirchnerista Encuentro Popular, que lideraba Tupac Puggione junto a la dirigente colla Adelaida Torres, cuyo promotor era el diputado Martín Sabbatella.

La nómina había sido fogoneada desde la Casa Rosada como una forma de reducir el caudal de apoyo de Urtubey. Además del legislador moronense, uno de los kirchneristas de moda, había tenido el apoyo público de insignias K como el movimiento Octubres y distintas organizaciones sociales.

El revés judicial se dio por la caducidad local del partido comunista, uno de los partidos que conformaba el frente. Y le facilitó el camino a Urtubey, todavía sorprendido con la derrota en la interna en cuatro distritos.

El gobernador no fue siempre generoso con el Gobierno en sus declaraciones y, para completar su descortesía, dejaba entrever la posibilidad de pelear en algún momento por llegar a la Casa Rosada. Alberto Fernández era uno de los que alimentaba esa ilusión.

De hecho, con Kirchner en vida, cuando adelantó la elección al 10 de abril se especuló con que tras conseguir la reelección desafiaría al ex presidente en las internas, jugada que ahora habría sido descartada.

Sin la lista K, Urtubey sólo deberá medirse con el diputado nacional Alfredo Olmedo, con candidatos en la mayoría de los distritos, muchas impulsadas por Romero, que no se presentará una lista propia.

El otro candidato será el diputado Wayar, quien desde su monobloque ayudó al Gobierno con sus votaciones. Tiene el respaldo explícito de la CGT nacional, lo que le asegura una fiscalización óptima.

Pese a los esfuerzos de Ernesto Sanz, aún no está confirmado el retorno de la UCR a los comicios tras la intervención del Comité por el pase al kirchnerismo de muchos de sus dirigentes. Pero su caudal de votos, recuerdan en Salta, difícilmente inquiete a alguno de los candidatos peronistas.