Raúl Kalinsky juró que nunca más iba a volver al barro de la política porteña. Luego de terminar escaldado en la gestión de Carlos Grosso, este arquitecto ideólogo de la iniciativas más perdurables de esa gestión –por caso la creación de Puerto Madero-, decidió reconstruir su vida en un exilio interno en la preciosa Salta, donde le ofreció trabajo su amigo, el intendente de la capital provincial Miguel Isa.

Kalinsky, como Grosso, es mencionado con admiración en ciertos sectores del peronismo porteño que destacan su inteligencia. “Es brillante”, apuntan quienes lo frecuentan por estas horas en las largas tenidas que tiene con el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.

Su incorporación al gobierno no es casual. Schiavi trabajó con Kalinsky en la gestión de Grosso. Por aquellos años fue el arquitecto quien convocó a Schiavi y lo designó como subsecretario de Mantenimiento Urbano, área que estaba a cargo del asfalto y las plazas, con especial predilección del hoy secretario de Estado por este último rubro.

El arquitecto Kalinsky integraba un grupo de unos 100 profesionales que Grosso había reclutado, por fuera de las agrupaciones tradicionales del PJ porteño para una futura gestión en la Ciudad. El ex intendente los llamaba vagre por “valor agregado”, pero rápidamente con su habitual humor, los peronistas porteños los rebautizaron “Bagres”. Kalinsky se sumó a esos equipos técnicos por su conocimiento en la construcción, ya que junto a su hermano mayor, tenían una constructora.

No se le conocía mayor experiencia política, salvo un breve paso por la intendencia de San Martín y en el gobierno de Alfonsín un rol clave como vicepresidente –pero de muy bajo perfil- en el Concejo Federal de Inversiones (CFI), ámbito en el que se congregaban los gobernadores peronistas.

Kalinsky llego a convertirse en un verdadero alter ego de Grosso y de hecho fue el ideólogo de sus iniciativas mas perdurables. Quienes lo frecuentaban por aquellos años además elogiaban su buen trato. “Es un caballero y siempre fue muy abierto al diálogo con todos los sectores, le va a agregar un matiz interesante al Ministerio de Planificación”, afirmó a La Política Online un dirigente político que compartió la gestión grossista, que recuerda los buenos vínculos de Kalinsky con la agrupación Victoria Peronista que conducían Jorge Argüello y Eduardo Valdéz.

Ruidos con La Fraternidad

La primer tarea que Schiavi encomendó a Kalinsky quien ejerce el cargo de “asesor en temas internacionales”, fue la negociación de una compra de vagones en España.

Su aparición es esa área despertó el previsible recelo del subsecretario de Transporte ferroviario, Antonio Guillermo Luna, un hombre del gremio del ramo La Fraternidad.

Sin embargo, la sangre no llegó al río. Después de todo, se trata de hombre que comparten una identidad política de fondo: el peronismo. Y la discusión se zanjó con una decisión oportuna, Kalinsky y Luna decidieron viajar juntos a España ¿Qué mejor para limar las asperezas que tomarse una cañita al atardecer madrileño en la siempre vigente Plaza Mayor?