La ley promovida por el gobierno de Cristina Kirchner para ampliar los beneficios impositivos a la fabricación de productos electrónicos en Tierra del Fuego llegó al corazón de la ciudad de Buenos Aires. Preocupado, Mauricio Macri salió a cuestionarlo nada menos que desde el Distrito Tecnológico, un proyecto clave del gobierno porteño que se vería seriamente afectado si la ley, finalmente, obtiene sanción definitiva.

El jefe de Gobierno porteño recorrió hoy el barrio de Parque Patricios, donde se desarrolla el plan, y confió en que ese emprendimiento generará "por lo menos 20 mil puestos de trabajo que van a cambiar la tónica de toda la zona sur de la Ciudad". Ahí apareció la primera situación: inicialmente, esperaban generar 30 mil nuevos puestos de trabajo en un plazo de 4 años.

“Nosotros aspirábamos a conseguir 30 mil puestos de trabajo en 4 años. Pero con una inflación como la que tenemos, la ausencia de seguridad jurídica y encima se promueve el achicamiento del mercado, el impacto –aunque no está medido- va a llegar”, admitió a La Política Online Roberto Destéfano, legislador porteño por el macrismo, presidente de la Comisión de Desarrollo Económico y uno de los impulsores del distrito que abarca gran parte de Parque Patricios hasta el barrio de Pompeya.

El Ejecutivo porteño está seriamente preocupado por el avance de la ley que impulsa la gobernadora fueguina, Fabiana Ríos, con el aval de la presidenta de la Nación. Por eso es que Macri salió a manifestar su rechazo al proyecto, aduciendo que si esa iniciativa es convertida en Ley por el Senado “vamos a acrecentar la brecha digital en nuestro país”.

El proyecto, a priori, es un duro golpe al Distrito Tecnológico con el que el macrismo busca incentivar el desarrollo del sur de la ciudad. En pocas líneas, la aprobación de la Ley de Electrónicos pondría el IVA para la fabricación de estos productos en todo el país –excepto Tierra del Fuego- en 21% -hoy es de 10,5%- y llevaría los impuestos internos a un 17%. En total, según el cálculo de Destéfano, el aumento llegaría a entre 35 y 40 por ciento.

Básicamente, los beneficios que propone el macrismo para que las empresas que quieran desarrollar esta tecnología en la ciudad es el no cobro de Ingresos Brutos, ni ABL ni Derecho de Delineación y Construcciones por 10 años, así como una reducción en el Impuesto a los Sellos.

“Esto genera una gran distorsión, porque se crean incentivos a un sector para tapar un bache mientras se afecta seriamente la transparencia del mercado. Afecta la decisión de la empresa a la hora de definir dónde realizar la inversión. Los beneficios de Tierra del Fuego no son equiparables con los beneficios que puedan recibir en la ciudad con impuestos locales”, opinó Gerardo Ingaramo, otro legislador oficialista en diálogo con este medio.

Extraña obsesión

Pero todo tiene una doble lectura. El propio Destéfano reconoce que “son impuestos distintos en los que entramos en competencia con Tierra del Fuego”. “El estudio de inversión de una empresa y de ganancias a futuro debe tener en cuenta todas las variables. Por ahí les conviene venir a la ciudad y no pagar Ingresos Brutos que ir a Tierra del Fuego, donde aparecen costos de circulación, etcétera”, opinó.

Además, hay otros factores a tener en cuenta. La sanción del proyecto de beneficios fueguinos no afecta a la producción de notebooks y netbooks, hoy fabricadas principalmente en Santa Fe. Así las cosas, si una empresa busca producir computadoras portátiles podría instalarse plácidamente en la ciudad.

No así, por ejemplo la producción de telefonía celular o de monitores, esto último muy importante porque la tecnología apunta en dirección al “All in One”, es decir, todo el hardware –mother, discos rígidos, memorias y componentes- en una misma pieza con el LCD. Son varios los que están preocupados por esto, porque la exclusividad para fabricar los LCD la tiene Tierra del Fuego y, en algún momento, sólo allí se podrán fabricar computadoras.

Aquí aparece la cuestión más importante: En realidad, el Distrito Tecnológico de Macri no prevé la instalación de la industria de productos electrónicos, como computadoras, celulares o monitores, sino que apunta principalmente al desarrollo de software y servicios de mantenimiento de redes.

Según el artículo 2º de la ley 2972 que crea el distrito, las actividades que abarcan los beneficios del Distrito son el “Desarrollo y puesta a punto de productos de software originales registrables como obra inédita”, la “Implementación y puesta a punto a terceras personas sobre productos de software propios o creados por terceros”, “Desarrollo total o parcial de sistemas, módulos, rutinas, procedimientos, documentación y similares, destinados para uso propio o para ser provistos a terceros”, “Desarrollo de software a medida”, “Prestación de servicios informáticos orientados a mejorar la seguridad de equipos y redes, la confiabilidad de programas y sistemas de software –en síntesis, mantenimiento de redes-” y los “Servicios de diseño, codificación, implementación, mantenimiento, soporte a distancia de productos de software”.

De la fabricación industrial de productos, sólo prevé la “Producción de hardware, entendiéndose por tal la fabricación de partes, piezas o componentes de equipos informáticos”. En síntesis: sólo competiría con Tierra del Fuego en la fabricación de componentes, ya que el ensamble de notebooks y netbooks se hace principalmente, como se dijo antes, en Santa Fe.

“La radicación en Tierra del Fuego tiene que ver con la fabricación de hardware, y el Distrito Tecnológico tiene que ver con las telecomunicaciones y la fabricación de software”, confirma Destéfano.

Cuestión personal

¿Cómo se explica, entonces, la obsesión de Macri contra la Ley de Electrónicos? En una cuestión prácticamente ideológica. Esteban Bullrich, voz cantante del macrismo en la oposición en el Congreso al plan, cree que el proyecto kirchenerista en realidad promueve el desarrollo de tecnología que no es de avanzada. Así, el plan de Macri de crear en Parque Patricios una especie de Silicon Valley latinoamericano se perdería.

Según pudo saber este medio, fueron varios los legisladores de PRO que intentaron formar con las cámaras del sector, que nuclean a las empresas nacionales y extranjeras, un frente unido para desbaratar el plan de Tierra del Fuego. “Querían una especie de Mesa de Enlace tecnológica”, arriesgaron. Pero las Cámaras, dicen, “no querían comprarse el conflicto que se compró el campo con el gobierno”.

Mientras tanto, ahora, el problema lo tiene el kirchnerismo en el Congreso. Con media sanción de Diputados al proyecto, espera por la sanción definitiva del Senado donde aparece complicado, inesperadamente, por un legislador oficialista, el jujeño Guillermo Jenefes.

La ley está para ser tratada en comisión pero Jenefes se niega a firmarla, exigiendo que antes pase por la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión, de la cual es presidente. “Si no lo convencen, no tienen los votos”, afirmó una fuente legislativa a La Política Online.

Guillermo Jenefes no lo votó y no lo firma hasta que pase por su comisión. Está en la misma situación que Latorre. Por eso no consiguieron la firma. Si no lo convencen no tienen los votos.