El sorpresivo posicionamiento de Daniel Scioli a favor del veto que Cristina Kirchner le haría a la ley de Emergencia Agropecuaria que exeptuaba de retenciones a 35 municipios bonarenses, lleva consigo un mensaje encriptado, que sin embargo puede ser descifrado por aquellos que estuvieron siguiendo de cerca los pasos del gobernador en las últimas semanas.

Como anticipó este medio, recientemente Scioli mantuvo tres encuentros con Eduardo Duhalde, en los que el ex presidente le prometió al gobernador que iba a ayudarlo a reelegir en 2011 siempre y cuando se despegara finalmente de los Kirchner.

Pero este medio también anticipó en la nota titulada “Las dos caras del doctor Duhalde” que la última tendencia indicaba que Duhalde no lograría convencer a Scioli de romper con Kirchner. Eso se confirmó con las palabras de apoyo al veto que esbozó el gobernador, que lo mostraron una vez más alineado al Gobierno nacional, muy lejos de la ruptura que anhela el creador del Movimiento Productivo Argentino.

Es que el gobernador no está en condiciones de romper lazos con nadie. Como viene explicando La Política Online, Scioli no sabe de dónde sacar los 2500 millones de pesos que necesita para pagar los sueldos del último trimestre. Para peor, en la columna de hoy de Carlos Pagni en el diario La Nación, se indica que el primer mandatario bonaerense dijo en la intimidad que no se puede despegar de Kirchner porque le faltan 4000 millones para llegar a fin de año.

Debilidad fiscal que ya está golpeando las puertas del despacho del gobernador: en las próximas 48 horas necesita que la Casa Rosada le acredite 250 millones correspondientes al PAF (Programa de Asistencia Financiera) al que esta atada la cuenta sueldos de la gobernación, o Scioli se verá obligado a postergar los salarios de este mes, según informa por su parte Ambito Financiero.

Como señalaron fuentes del Senado bonaerense a este medio, ni bien Scioli fue tentado por Duhalde, sabía que no iba a poder alejarse de los Kirchner por más que quisiera: ellos son la única fuente de dinero que le queda para que la provincia no se acerque al infierno en el último tramo del año.

El costo del alineamiento

Del otro lado, las presiones de la oposición y de los mismos intendentes justicialistas del interior bonaerense, desorientados por las palabras de un Scioli que venía acumulando semana tras semana gestos positivos hacia el sector agropecuario prometen crecer en los medios.

Uno de los mayores interrogantes que circularon hoy por el ámbito político que tiene su epicentro en la ciudad de La Plata es si Scioli calculó qué haría la oposición luego de su posicionamiento a favor del Gobierno nacional en esta delicada cuestión del veto.

En el caso de la Legislatura bonaerense, la oposición salió a respaldar la ley aprobada la semana pasada en el Congreso Nacional y hasta presentó proyectos de declaración en el Senado pidiéndole a Scioli que interceda ante la jefa de Estado para que no se vete la ley.

Si bien los mensajes a Scioli no estuvieron cargados de munición contra su persona, dejaron algo bien en claro: si el gobernador apoya formalmente el veto, se encontrará con un escenario totalmente hostil en el Poder Legislativo bonaerense, incluso dentro del propio bloque oficialista, que cuenta con legisladores en todas las secciones electorales del interior de la provincia.

A pesar de las declaraciones de ocasión, el caso del veto sintetiza una de las consecuencias que asoman como peligrosas para el futuro inmediato del oficialismo bonaerense es que el veto logró unir a la oposición. Habría que revisar los archivos para encontrar en la Cámara baja de la provincia una ocasión en la que los diputados de la Coalición Cívica, la UCR y el Pro se sentaron juntos a escribir un comunicado.

Esta tarde los presidentes de los bloques del Pro, de la UCR, del Ari y del bloque denarvaísta enviaron una carta que concluía que “si el gobierno nacional veta la ley demuestra una vez más que no ha podido interpretar el mensaje de las urnas. El pueblo argentino no quiere más medidas basadas en revanchismos contra el sector agropecuario ni el desprecio a las instituciones de la República”. Un pronunciamiento que deja sin posibilidad al gobernador de ensayar su habitual discurso del “consenso”.