Mario Ishi fue uno de los símbolos del trasvasamiento de intendentes duhaldistas al aparato kirchnerista. De acceso libre y frecuente a la Quinta de Olivos, fue una de las piezas claves de la fracasada estrategia de candidaturas testimoniales que impuso Néstor Kirchner a los mandatarios comunales del Conurbano.

Esta noche presentó la renuncia al cargo porque no alcanzó el autoimpuesto objetivo de obtener el 60% de los votos, aunque podría tratarse de una jugada política. Es decir, ahora el Concejo Deliberante local debería analizar su dimisión y en todo caso rechazarla. La oportunidad de la renuncia no parece inocente: recién el 10 de diciembre se conformará la nuca composición del cuerpo, que por ahora mantiene la que surgió de las elecciones del 2007, donde al oficialismo le fue mucho mejor que el domingo pasado.

Ishi la noche de la derrota fue uno de los jefes del Conurbano que más insistió ante Kirchner sobre la “traición” de otros intendentes que jugaron por debajo de la mesa al corte de boleta para neutralizar el impacto del voto castigo a Kirchner en sus distritos. En ese sentido, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, encabeza la lista de odios de Kirchner, por la enorme distancia que le sacó su boleta del Tigre a la lista del ex presidente.

Como sea, en caso que Ishii abandone la intendencia, lo reemplazaría María Luisa Heuser, primera candidata a concejal cuando el jefe comunal fue reelecto en 2007.