En sus principales columnas políticas los dos principales matutinos acusan a Néstor Kirchner de practicar un menemismo tardío.
El periodista de La Nación, Joaquín Morales Solá, recordó que esta estrategia de invocar a la crisis y promover figuras del espectáculo o del deporte en la arena política para ganar más votos no es nueva. El pionero en ella es nada más y nada menos que el ex mandatario Carlos Menem. Allá por los 90, años que tanto critican y demonizan Kirchner y su esposa cada vez que tiene oportunidad, el entonces presidente puso su empeño para que crecieran bajo su ala Ramón “Palito” Ortega, Carlos Reutemann y el ahora kirchnerista, Daniel Scioli, y posteriormente Moria Casán.
“Ambas cosas –afirma el periodista- la apelación a figuras populares de las marquesinas teatrales y la invocación del retorno de la gran crisis, son partes de un mismo drama: la destrucción del sistema de partidos, que el ex presidente promovió aún más, sin haber hecho nada para resolver el conflicto”. Y explica que el caso de Nacha Guevara es especialmente significativo, porque virtualmente será la primera candidata real del oficialismo bonaerense. Kirchner no ha dicho todavía si asumirá su banca de diputado nacional Scioli ya anticipó que su candidatura es sólo “testimonial”. Guevara será la tercera y, por lo tanto, la primera real.
Morales Solá hace una salvedad. Kirchner no es el único en regresar a estrategias del 90. Estas son avaladas por propios y ajenos. Peronistas y no peronistas. La alianza anti kirchnerista de Felipe Solá y Francisco de Narváez, lleva como tercera candidata a Claudia Rucci, más conocida como actriz de televisión que como hija del legendario dirigente metalúrgico José Ignacio Rucci. El cómico Nito Artaza, pasó de candidato a diputado radical por la Capital a candidato a senador del radicalismo correntino. Y señala que “la liviandad de las ideas permite a los recién llegados a la política hacer luego cualquier cosa. Mauricio Macri inventó a Borocotó, un médico famoso, simpático y familiero, como candidato a diputado nacional por la Capital”. Para su malestar, quince días después de su elección, Borocotó se pasó al kirchnerismo.
Lo cierto es que se provenga del sector que sea, nadie está limitado de participar en la política democrática.
Pero esa es sólo una de las estrategias de Menem que hoy copia Kirchner. El periodista de Clarín, Eduardo Van der Kooy, reconoce una más nefasta: el discurso del miedo.
Cuando el ex presidente enfatizó en sus últimas arengas proselitistas que las en próximas elecciones se definirá una suerte de guerra entre él o el caos, busca que en el terror a regresar a la situación de crisis total –económica, política, social e institucional- prefieran elegir a su proyecto.
Van der Kooy recuerda que fue precisamente así, con la apelación al miedo y al caos -y una oposición frágil- que Menem obtuvo la reelección del 95 y su ministro principal, Domingo Cavallo, arrancó infinidad de leyes en el Congreso hasta que fue despedido en 1996. En ese entonces, el fantasma era la hiperinflación que llevó a Raúl Alfonsín a renunciar al cargo de presidente antes de tiempo.
El periodista de Clarín, deja una enseñanza. “El ex presidente repitió la fórmula en el 97, pero ya no le sirvió. La victoria de la Alianza marcó el inicio de su agonía. Cavallo hizo alarde de una omnipotencia similar cuando volvió al poder con Fernando de la Rúa, pero se terminó hundiendo con esa administración”. Y advierte: “Kirchner tiene, como tuvo alguna vez Menem, el hándicap de que a la oposición todavía le falta madurar. Pero puede estar adelantando el porvenir, uno parecido al que terminó sellando la historia menemista”.