El escándalo por la millonaria mansión que compró el ex chofer, amigo y operador político de Néstor Kirchner, Rudy Ulloa Igor, tuvo una fuerte derivación política y un hecho curioso que pinta de cuerpo entero la magnitud y las características de la transacción inmobiliaria.

Esto último es apenas anecdótico. Es que el empresario patagónico empezó la mudanza con una empresa cuyo slogan es "mudanzas de guante blanco". Sin embargo, lo peor fue la furia que la compra de la propiedad en las Lomas de San Isidro -valuada entre 2,4 y 2,7 millones de pesos pagados en efectivo- desató en el ex presidente.

Desde hace días el tema viene siendo seguido por varios medios. Según Crítica de la Argentina, cuando Kirchner se enteró de la novedad le gritó “¿No te das cuenta de que nunca vas a ser de ahí?”, lo que fue tomado por muchos como un duro golpe bajo.

Pero ahora, OPI Santa Cruz afirma que “el ex presidente no solo le cortó el teléfono a su inefable Secretario personal, sino que profirió palabras irreproducibles hacia toda la ascendencia chilena del millonario empresario que hasta hace escasos cinco años atrás vivía con su esposa Jesica Uliarte en una modesta pero confortable casa del Barrio APAP, en Río Gallegos”.

La bronca de Kirchner, según fuentes patagónicas, es porque “no se banca que el entorno muestre guita que él no autoriza, porque sabe que está en el ojo de la tormenta y cuando se le termine el poder todo eso se le viene encima”. Por eso, tomó la decisión de poner a Rudy Ulloa por un tiempo en el freezer. Situación que el dueño del ultra kirchnerista diario El Periódico Austral tomó peor que un destierro.

El destierro de Rudy

Ulloa está entristecido y pasando un pésimo momento. Algunos directamente dicen que está encerrado en su casa “deshojando margaritas”. Según OPI, aguarda que “al menos el ex presidente le de la oportunidad de explicarle que la compra de la mansión no fue una idea de él, sino un capricho de Jessica”.

Pero en El Calafate, este fin de semana se vivió un suceso que dejó plasmado al detalle la crisis en la relación entre Néstor y Rudy.

El viernes 13, cerca de la medianoche, Néstor Kirchner arribó en un avión privado a la millonaria pista de El Calafate, mientras la presidenta lo hizo en una máquina oficial. Entre quienes lo esperaban, relata la agencia de noticias de Santa Cruz, se encontraba su empresario favorito, Lázaro Báez. De Ulloa, ni noticias.

Al día siguiente, una comitiva conformada por un Honda Civic gris metalizado que transportaba a Cristina, conducido por su secretario privado Fabián Gutiérrez y escoltado por dos Toyota Hilux blancas con vidrios polarizados, y una 4x4 Audi Q 7 negra a cuyo volante se encontraba Lázaro y llevando como acompañante al ex presidente –más otras dos Hilux flanqueando- se movieron hacia la estancia Cruz Aike, propiedad del zar del petróleo y la obra pública en la provincia de los Kirchner.

Allí habrían mantenido un asado en profunda intimidad. Una intimidad que, a diferencia de antes, no incluyó a Rudy Ulloa. “Casi como una paradoja –afirma OPI-, la misma fuente nos indicaba que Lázaro Báez se encuentra en tratativas de adquirir dos hosterías que están emplazadas en el trayecto del borde costero en El Calafate”.

El diario de Jorge Lanata fue el que más de cerca siguió la operación inmobiliaria de Rudy Ulloa. Según la investigación, el operador kirchnerista acaba de comprarse una mansión de 700 mil dólares en Clemente Onelli 448, en las Lomas de San Isidro, la cual propuso pagar la mitad en blanco y la mitad en negro, pero no tuvo éxito y debió pagar al contado 2 millones 400 mil pesos.