El 19 de mayo de 2005, Clarín titulaba una nota “Les negaron la habilitación a dos boliches de Nuñez”, entre ellos estaba Millenium. A casi dos años y medio, la novedad se revirtió de tal modo que no sólo la disco sigue funcionando en forma irregular sino que además la inició juicio al gobierno porteño y a los funcionarios que, apoyados en el Código Urbano, intentaron trabar la habilitación.

Ubicado sobre la avenida Comodoro Rivadavia y en el mismo predio que el club Defensores de Belgrano, la habilitación para el boliche que pertenece a Marcelo Achile –vicepresidente del club que milita en el ascenso del fútbol argentino- se había frustrado en su momento porque el Código de Planeamiento Urbano establecía la zona donde estaba ubicado como Urbanización Parque (UP), en la que debe haber espacios verdes y no pueden autorizarse emprendimientos comerciales. Sí puede permitirse la instalación de clubes, que tienen una finalidad de utilidad pública.

Fue construido dentro del club y se lo habilitó en 2003 como locales complementarios a esas instituciones. Según el criterio ahora aplicado por el Gobierno, esto significaba que no podían funcionar como discos, quedaba restringido el ingreso a personas que no fueran socias del club ni tampoco podía tener una salida propia e independiente a la calle. Millenium, sin embargo, hoy es un concurrido local de la noche porteña, de funcionamiento similar al de cualquier otro habilitado en forma regular.

Según información acercada a La Política Online, Achile presionó en su momento para conseguir la firma de algún funcionario que le permita poner en marcha su negocio. Pero indefectiblemente, el ministerio de Gobierno que conduce Diego Gorgal se lo negó una y otra vez. Pero en un extraño suceso logró la ansiada firma.

El responsable habría sido el Procurador General de la Ciudad, Agustín Zbar, quien en un extraño suceso habría sacado una resolución aprobando la habilitación de Millenium.

Pero con los documentos en la mano, Achile decidió ir por más. Inició juicio al gobierno de la ciudad y a los funcionarios que trabaron su habilitación, como el propio Gorgal.

Achile, el barrabrava

A Marcelo Achile lo sindican como un fiel funcionario cercano al jefe de Gabinete Alberto Fernández. Tan fiel que el mismo Fernández lo nombró en el gobierno, en uno de esos cargos que suelen surgir para pagar favores: es jefe de Gabinete de Asesores de la Secretaría de Deportes. Por ese vínculo también interpretan que no haya dudado en embestir, pese a haber obtenido la polémica habilitación, contra la gestión de Jorge Telerman, archienemigo del vocero presidencial.

Además, también tendría contactos con otros actores de la política como el radical Daniel Bravo, quien desde siempre estuvo detrás del proyecto para modificar la ley que limita el funcionamiento de los locales de la zona. “Primero impulsó el tratamiento de un proyecto de ley compartido con otros legisladores para rezonificar el polígono comprendido por las calles Leopoldo Lugones, Avenida del Libertador, Comodoro Rivadavia y Rubén Darío que tiene urbanización parque y por esa razón impide que allí se explote un boliche bailable, de acuerdo con el Código de Planeamiento Urbano. El proyecto no prosperó. Al año siguiente insistió con otra iniciativa en la Legislatura, que tampoco prosperó. Y en el 2003 volvió a la carga”, informaba Página 12 el 7 de marzo de 2005.

El pasado del dirigente deportivo lo encuentra en los tablones. Quienes lo conocen aseguran que supo compartir viajes siguiendo al “Dragón” –como se lo conoce a Defensores del Belgrano- metido en el corazón de la barra brava, la cual ahora dicen que articula desde su cómodo sillón dirigencial.

Achile alcanzó el pico de fama cuando fue convocado como testigo al juicio político a Aníbal Ibarra por la tragedia de Cromañón, el cual terminó con su destitución. La polémica se generó cuando la defensa le preguntó si a esa institución —donde también funcionaba el boliche Millenium, denunciado por irregularidades— había concurrido algún legislador porteño. El legislador macrista Jorge Enríquez pretendió oponerse a la pregunta pero no logró evitar que el testigo lo señalara justamente a él como uno de los legisladores que había concurrido al club.