Juego
Quienes son los socios de Cristóbal López
Ricardo Benedicto es su socio en Casino Club. Carlos De Souza es el administrador de sus negocios petroleros en el sur.

Cristóbal López no está sólo. El empresario del juego y el petróleo oriundo de las frías tierras del sur donde entabló una relación directa con Néstor Kirchner tiene siempre a mano a sus dos hombres de confianza que controlan al detalle los números de sus principales empresas, que gozaron de muchos beneficios oficiales desde los primeros pasos de la era K.

Se podría decir que si existiese una caja de seguridad donde el dueño de Casino Club y Oil M&S guardase sus ganancias, acumularía allí anualmente 42 millones de dólares provenientes de sus operaciones con el “oro negro”, mientras que las ruletas y las tragamonedas le dejan otros miles de millones en moneda nacional.

Estas últimas, además, se verán ampliadas luego del decreto que firmó el ex presidente Néstor Kirchner horas antes de cederle el lugar a su esposa en la presidencia nacional. En él, le “exige” a Casino Club aumentar de 3.000 a 5.100 el número de maquinitas en el Hipódromo de Palermo.

En cada una de esas dos compañías Cristóbal no está solo. Comparte acciones con Ricardo Benedicto en Casino Club y con Carlos Fabián de Souza en Oil M&S, que tiene un 30 por ciento de la compañía petrolera.

El hombre de las máquinas

 Benedicto guarda desde siempre un consistente perfil bajo. Pero quienes lo conocen suelen diferenciar su temperamento conciliador del volcánico Cristóbal. Sus interlocutores destacan su capacidad de convencimiento. Afirman que cuando habla resulta absolutamente creíble y convincente ante cualquier interlocutor. El otro dato, es que jamás olvida una promesa o un favor.

Benedicto  y Cristóbal López se conocen desde que ambos estaban en el negocio del transporte con camiones en Santa Cruz. Ambos son oriundos de la Patagonia. 

Casino Club controla, según su sitio oficial 12 casinos a lo largo y ancho de la Argentina -3 de ellos que además cuentan con máquinas tragamonedas- y 7 centros de máquinas tragamonedas, incluídas las del Hipódromo de Palermo y las que instaló en una ciudad dominada por los aires K, El Calafate.

A estos, además, hay que agregarle la sociedad que construyó con los españoles Cirsa en el Barco Casino de Puerto Madero, negocio al que accedió por la intervención directa de Kirchner y dentro de un escándalo con valijas misteriosas y presiones de aduana.

Rubio B

Mientras que con el juego hace millones, la verdadera pasión de Benedicto son los caballos. Por eso invierte la mayor parte de su tiempo en estar muy encima de Rubio B, el stud de caballos de carrera del que sería el único dueño, aunque figuren sociedades en forma oficial.

Allí cuenta con más de un centenar de pura sangre, muchos de ellos traídos de los Estados Unidos y valuados en cifras superiores a los 200 mil dólares.

Tanta pasión tiene puesta en esta negocio, que intervino directamente para la contratación del consagrado jockey brasileño Jorge Ricardo, quien firmó en 2006 un contrato por 3 años para correrle con preferencia con la chaquetilla oro, verde y negra que identifica a Rubio B. Se trata del jockey en actividad con más carreras ganadas en el mundo.

De Souza, el administrador

 También nacido en las tierras del sur, exactamente en Comodoro Rivadavia, Carlos Fabián De Souza se maneja en el ámbito petrolero como un verdadero operador más que como un relajado empresario. Sabe que ladear a Cristóbal significa vincularse directamente en la arena política.

“Cuanto estaba Menem, éramos menemistas; cuando estaba De la Rúa éramos delarruistas y ahora somos kirchneristas” suele comentar risueñamente para despegar a su socio-jefe de sus vínculos ya innegables con la Casa Rosada.

Pese a poseer sólo el 30 por ciento de Oil M&S, De Souza toma decisiones directamente sin consultar a Cristóbal. Clara muestra de la confianza que explicaba esta nota líneas arriba. Así fue que un día quedó envuelto en un negocio curioso que aúna a tres municipalidades sureñas, el gremio de los petroleros, varias empresas del sector, una denuncia penal y grandes sumas de dinero.

Hace algunos años, Oil M&S echó a mil empleados, lo cual se transformó en una revuelta sindical que De Souza se encargó de silenciar.

En una maniobra extrañísima, el “mediador exclusivo de Cristóbal en los conflictos gremiales” -como lo citó una fuente de Santa Cruz consultada por La Política Online- hizo un raro acuerdo con el sindicato que conduce Héctor “Chaco” Segovia, secretario General del Sindicato de Petroleros Privados y hombre que responde directamente al ministro de Planificación, Julio De Vido.

El trato para calmar a las masas era el siguiente: los mil despedidos de Oil M&S pasarían a trabajar para la municipalidad y la empresa se encargaría de pagar, de su bolsillo, 500 pesos per cápita en un concepto de “subsidio”, ya que pese a la escasa precisión del término no hay otro que se asemeje más a lo que ese dinero invocaba.

Las fuentes recuerdan que De Souza en forma personal llevaba en efectivo el dinero para pagarles a los trabajadores despedidos en una valija marrón al Sindicato, el cual era entregado en mano al entonces secretario Adjunto y hoy candidato a la Secretaría General del gremio, Abel Sciuffi. Por eso, se ganó el mote de “valijero”.

El negocio de Sciuffi

 El expediente Nº 29.929/02 fue el resultado de esta maniobra. Presentado ante el Juzgado Penal de Caleta Olivia a cargo de Marcelo Bailque y patrocinado por el abogado local César Amaya.

Allí se daba cuenta que las sumas que salían del sector privado con la complicidad de las municipalidades de Caleta Olivia, Las Heras y Pico Truncado y de las que se desconocía el origen –aunque todos en Santa Cruz y Chubut señalan a Cristóbal López- fueron en realidad un enorme negocio de Sciuffi.

“De Souza lo llevaba y pagaba en nombre de las petroleras”, empezó su relato la fuente. Pero ahí comenzaron los movimientos turbios: “Muchos de esos trabajadores comenzaron a conseguir trabajo y a desaparecer de esa especie de padrón de desocupados. Pero el dinero que llegaba al sindicato era siempre el mismo, para pagarles a mil trabajadores”, contó el vocero a este medio.

De acuerdo a lo que consta en la denuncia presentada en el juzgado de la ciudad de El Gorosito, el dirigente petrolero recibió mensualmente (entre 2000 y 2001) para pagar a los desocupados la suma de 102.500 pesos, cifra que fue abonada durante un año y medio con la cual debía pagar a los desocupados de zona norte que estaban empadronados y en ese momento sumaban 157 personas.

“De esta manera y siempre de acuerdo a lo denunciado, el primer mes Shiuffi le habría entregado a cada desocupado la suma de $ 475,00, cuando les habría correspondido a cada uno 652,87. Es decir que tal como lo plantea la denuncia Shiuffi retuvo el primer mes $ 177,87 por desocupado que multiplicado por los 157 del padrón arroja $ 27.975 solo en el primer mes”, argumentaba en una nota el sitio de noticias local, OPI Santa Cruz.

Según los medios locales, esta modalidad de aportes privados para contener la explosión social ante grandes despidos comenzó en los noventa en Santa Cruz, cuando el gobernador era Néstor Kirchner.

Además, el sindicato fue desde siempre una herramienta de choque del gobierno provincial. Basta con ver las noticias de hoy para revisar que la petrolera YPF denunció ante la Justicia y las autoridades provinciales y nacionales el agravamiento de la situación provocada por la toma de la Planta Separadora de Pico Truncado que protagonizan desde el 28 de abril personas lideradas por el secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Santa Cruz.

La empresa remarcó que "en las últimas horas se produjeron amenazas y ataques a empleados, además de cortes de ruta, sabotajes a instalaciones, roturas y daños en vehículos y equipos".

Casualmente, a Pico Truncado viajó la presidenta Cristina Kirchner esta misma semana. Casualmente o no tanto, esa fue la última vez y la primera después de algunos meses de desaparición pública que se lo vio a Sciuffi.

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