La Banca de Desarrollo ha sido históricamente una herramienta clave en distintos países para potenciar el crecimiento y consolidar los procesos de industrialización. La experiencia del EXIMBANK en Estados Unidos, del BNDS en Brasil y del Korea Development Bank son solo algunos ejemplos de instituciones del Estado que acompañan con financiamiento y ayudan a facilitar las inversiones, su orientación regional y el incremento de escala de las empresas. Naciones de Europa han avanzado en instituciones similares e incluso los BRICS han decidido poner en marcha un Banco de Desarrollo. Por eso es fundamental la decisión del candidato presidencial Daniel Scioli de crear una Banca de estas características. Además, refleja un enfoque sobre las vías para la generación de dólares y la reducción de la inflación, entendiendo que el dinamismo de la inversión colabora para el logro de estos objetivos.

Es una visión que se da en el marco del avance que se ha producido en los últimos años en el vínculo entre el sector productivo y financiero.

Se busca potenciar los programas e instituciones existentes, creando un ámbito de coordinación entre bancos públicos, sistemas de garantías, mercado de capitales de los criterios para incentivar el financiamiento de las economías regionales y de sectores económicos que generan empleo masivo, innovadores tecnológicamente o considerados estratégicos en los objetivos de la política económica.

Es necesario también incrementar la cofinanciación en proyectos de inversión con la Banca Privada

Hay que potenciar la posibilidad de acceso a líneas de bancos de desarrollo internacionales; la fortaleza patrimonial del Banco Nación con presencia en todo el territorio; el capital de bancos como el BICE como entidad solo orientada a la inversión y exportaciones (enfatizando su rol regional y para Pymes), potenciando el uso de fuentes de fondeo que la Argentina tiene disponibles.

El financiamiento es un instrumento fundamental a la hora de decidir inversiones, generar empleo, fomentar el consumo y mejorar la competitividad de las empresas. Argentina tiene recursos y posibilidades de expansión. En este contexto, la banca de desarrollo debe incentivar nuevos créditos con financiamiento a tasas y plazos favorables, asegurando su recupero sin reglas diferenciales al sistema general. Esto permitirá priorizar la radicación de fábricas en el interior del país, ampliar inversiones industriales y agropecuarias, facilitar proyectos de hotelería y turismo y estimular ramas productivas con alto nivel de innovación.

Implementar una banca con estas características significa explicitar una concepción de país donde la industrialización es central, donde se facilita la inversión agropecuaria, del turismo y la construcción con el objetivo de lograr fuerte crecimiento y una inserción potente en el comercio internacional a partir del fortalecimiento productivo.