Hace algún tiempo me encomendaron realizar un análisis criminológico de la ciudad de Mar del Plata. En ese contexto emprendí la investigación, sabiendo que algunos elementos de mi propia experiencia me jugarían en contra. Sobretodo el haber vivido en la ciudad y tener amigos, en definitiva afectos, que me hicieran perder la objetividad que el caso requería. 

No obstante ello debí remitirme a los elementos propios del análisis comparativo, a fin de poder obtener una fotografía que pudiera echar luz sobre la realidad actual de la ciudad. Todo ello en relación, no a cualquier delito, sino precisamente al narcotráfico . 

Recordé un trabajo realizado; un viejo escrito que se llamaba “sean eternos los carteles” y que analizaba en alguna de sus partes, la radicación del cartel de Juárez en la ciudad balnearia, mediante el lavado de dinero. Es decir que desde al menos la operación langostinos en adelante, la instalación del narcotráfico en Mar del Plata ha sido ininterrumpida. Este dato no es menor, puesto que el narco siempre busca los puertos y la trasnacionalidad. 

La ciudad reúne las condiciones óptimas para otorgarle cierta ventaja, sumado claramente a supuestas maniobras de lavado de dinero, que hoy están siendo investigadas por la justicia local y también de EE.U.U. Pero al analizar en los elementos propios de la ciudad, quizás lo más grave, sea la sostenida tasa de prevalencia de consumo, que creció desde los años ochenta a la fecha. 

Ya es una constante la atención de personas con sobredosis en la guardia de los hospitales públicos. Pero esto que ya es grave de por sí, se ve lamentablemente incrementado por la falta de políticas públicas; tanto de parte del Poder Ejecutivo Provincial como Municipal, que invierten una cantidad ínfima de dinero en políticas de prevención y tratamiento del consumo de estupefacientes; ya no parece importar puesto que lo cotidiano, por más cruel que sea, para muchos parece ser algo inalterable, casi un designio divino, con el cual no pueden luchar. 

No existe ningún análisis comparativo estadístico que pueda relacionar los delitos contra la propiedad, con el consumo de estupefacientes y menos aún los estrictamente de protección territorial con los homicidios, que para lo que va del año ya son al menos 34.- 

En definitiva y uno de los más graves elementos comparativos que del trabajo se desprenden, es el sostenido crecimiento de una microeconomía narco, lo cual se obtiene del reiterado crecimiento de procesamiento de personas por el delito de tenencia con fines de comercialización, delito previsto y reprimido por la ley 23.737. 

Los datos no son simpáticos y quizás son menos aún políticamente correctos, pero para ponerse la patria al hombro, es necesario que la verdad nos ilumine, puesto que es el alimento del cambio que toda la sociedad marplatense, necesita y se merece. 

Si se sigue como hasta ahora Mar del Plata será la nueva Rosario, pero no la del cereal y pujante, sino la que registra mas de trescientos homicidios por año, relacionados con el tráfico de drogas.