Entramos en la recta final de la campaña electoral, pero no se ve una luz al fin del camino. Contra todos los pronósticos quienes obtuvieron el primer y segundo lugar en las PASO de agosto no han logrado polarizar la elección. Todas las encuestas ponen de manifiesto que tanto Scioli como Macri enfrentan enormes dificultades para sumar nuevos votos. Pero esta situación tampoco ha beneficiado a quien entró en tercer lugar: Massa no deja de perder dirigentes todos los días, mostrando que el Frente Renovador es un agrupamiento improvisado, que difícilmente sobreviva después del 25 de octubre.

Bien mirado, sin embargo, este impasse de las principales fuerzas políticas no debiera sorprender. Argentina enfrenta una crisis severa, que ha tenido sus manifestaciones concretas luego de las PASO. El fraude en Tucumán, las inundaciones de la provincia de Buenos Aires, el caso Niembro, el recorte presupuestario al hospital Garrahan, o el affaire Mónica López son sólo expresiones de una crisis de alcance general, que golpea de frente a las candidaturas de los partidos defensores del actual régimen social.

Scioli pretende llegar arañando al 40% robándole el programa a Macri. Para ello lo mandó a Urtubey a EEUU para negociar un acuerdo con los fondos buitres, y planteó por boca de Mario Blejer la necesidad de un acuerdo con el FMI. Antes que ello, Domínguez negoció el pase de Buzzi del Frente Renovador al sciolismo, aunque al precio elevado de prometer la eliminación de las retenciones y de los impuestos a la exportación. Palabras más, palabras menos, el programa que Macri venía pregonando a través de Melconian y Prat Gay.

A la luz de estos señalamientos podría entenderse la ausencia de Scioli en el debate presidencial. Su presencia en la Facultad de Derecho lo ponía ante el grave peligro de coincidir. Naturalmente eso hubiera tirado por la borda la estrategia oficial de presentar a su candidatura como un reaseguro contra el ajuste que con seguridad aplicaría Macri. Scioli quiere hacer la gran Dilma Russeff: hacer campaña diciendo que si no gana él viene el ajuste, para después aplicarlo él mismo.

Lo que se juega para los trabajadores en la elección, entonces, es de qué manera pueden valerse del proceso electoral para enfrentar el ajuste que ya está en marcha y que el próximo gobierno con seguridad profundizará.

Stolbizer no es una alternativa. Cuando en el pasado se presentaron circunstancias similares votó el ajuste y hasta los superpoderes para Cavallo en el 2001. Ahora mismo ella va con el PRO de Mauricio Macri en 9 provincias del país. El ladero de Stolbizer, Gerardo Milman, se sinceró cuando adelantó que en caso de ballotage votará por Macri. Así confirma que la lista “Progresistas” es una colectora del PRO.

En este contexto debe ser valorada una votación creciente al Frente de Izquierda. Si el Frente de Izquierda obtiene 2 millones de votos en todo el país será leído como una señal preventiva de los trabajadores para que no les hagan pagar, otra vez, la factura de la crisis. El gobierno y los grandes capitalistas deberán pensar dos veces en lo que harán, porque serán conscientes que no pisan sobre tierra firme.

La presencia de un bloque de diputados del Frente de Izquierda adquiere una importancia estratégica. Ante un Congreso fragmentado y partidos políticos en disolución, un bloque numeroso de diputados del Frente de Izquierda servirá para fortalecer la construcción de una alternativa política de trabajadores y enfrentar en el Congreso los pactos que se buscarán establecer contra el pueblo. El pacto con los fondos buitres deberá pasar necesariamente por el Congreso. ¿Cuál es el único bloque que da garantías de rechazar un acuerdo colonial, que representará un incremento notable de la deuda externa? Es claro que esa seguridad sólo la otorga el Frente de Izquierda.

El voto útil para los trabajadores y los sectores populares y progresistas es al Frente de Izquierda. Somos la única lista que plantea la defensa de un programa popular: un salario mínimo igual a la canasta familiar, el 82% móvil, el combate al trabajo precarizado y la defensa de la libertades democráticas para los trabajadores, las mujeres y la juventud.