La depreciación del real, que ayer cruzó la barrera de los R$3 por dólar, podría afectar las exportaciones argentinas a ese país, impactando fundamentalmente al sector automotriz. De todas formas, no se estima que Brasil profundice la devaluación de su moneda, por lo que no va a haber un aumento significativo de productos brasileños ingresando en nuestro país.

Brasil tiene dos situaciones, una relacionada con el contexto internacional y otra con el frente interno. El nuevo gobierno de Dilma Roussef convive con la devaluación del Real atada al fortalecimiento del dólar a nivel mundial y por otro lado, se encuentra con un frente interno complejo, perjudicado por las denuncias de corrupción de Petrobrás. Eso genera ruido en un proceso de ajuste que no está muy aceptado por algunos actores económicos y que es hasta resistido por la alianza propia.

No obstante, el país vecino no agudizará la devaluación de su moneda. Brasil ya revisó su estimación de actividad económica y prevé una caída del 0,7%, lo que resentirá la demanda de productos argentinos.

En este escenario, la devaluación no afectará significativamente el intercambio comercial entre los dos países porque el gobierno argentino tiene una administración casi total de su comercio exterior, ante la ausencia de los dólares indispensables para liberarlo. Lo que sí va a aumentar es la brecha competitiva entre los productos argentinos y los brasileños y eso podría afectar al entramado local en el futuro.

La devaluación siempre genera impacto porque mejora mucho la competitividad productiva del país que deprecia su moneda, pero esto hoy no provoca temor en el empresario argentino porque estamos en un comercio administrado por el gobierno nacional. Esto implica que no va a haber un aumento significativo de productos brasileños ingresando a nuestro país.