El fin de semana, tuve el orgullo de participar como observador internacional de las elecciones en Brasil, dónde ciento trece millones de brasileros expresaron su voluntad a través del voto electrónico. 

A pesar de que la cantidad de electores quintuplicó a los participantes en las pasadas elecciones legislativas de 2013, desarrolladas en nuestro país, los ganadores sólo tardaron minutos en conocerse.

Nuestro sistema electoral debe ser perfeccionado, adecuado a los tiempos que vivimos, reformulado para darle: al pueblo mayor representatividad y a los partidos mayor equidad en la contienda.

Los comicios en Brasil fueron transparentes, lo que fortalece la democracia y los resultados confiables, lo que fomenta la participación de la ciudadanía. Para lograr esto, el país hermano lleva décadas sistematizando el acto eleccionario, en un camino que, indudablemente, nos haría bien recorrer.

El de Brasil es un claro ejemplo de como "la organización vence al tiempo" y un buen modelo a seguir. Nuestra nación necesita una reforma política que elimine las listas sábanas y garantice igualdad de fiscalización a todas las fuerzas. El voto electrónico es una buena herramienta en ese sentido.